Escribe Francisco en el
número 19 de Misericordia et Mísera; "... Pensemos solamente, a modo de
ejemplo, en la obra de misericordia corporal de vestir al desnudo (cf. Mt
25,36.38.43.44). Ella nos transporta a los orígenes, al jardín del Edén, cuando
Adán y Eva se dieron cuenta de que estaban desnudos y, sintiendo que el Señor
se acercaba, les dio vergüenza y se escondieron (cf. Gn 3,7-8). Sabemos que el
Señor los castigó; sin embargo, él «hizo túnicas de piel para Adán y su mujer,
y los vistió» (Gn 3,21). La vergüenza quedó superada y la dignidad fue
restablecida".
"Miremos
fijamente también a Jesús en el Gólgota. El Hijo de Dios está desnudo en la cruz;
su túnica ha sido echada a suerte por los soldados y está en sus manos (cf. Jn
19,23-24); él ya no tiene nada. En la cruz se revela de manera extrema la
solidaridad de Jesús con todos los que han perdido la dignidad porque no
cuentan con lo necesario. Si la Iglesia está llamada a ser la «túnica de
Cristo»[1] para revestir a su Señor, del mismo modo ha de empeñarse en ser
solidaria con aquellos que han sido despojados, para que recobren la dignidad
que les han sido arrebatada. "Estuve desnudo y me vestieron" (Mt
25,36) implica, por tanto, no mirar para otro lado ante las nuevas formas de
pobreza y marginación que impiden a las personas vivir dignamente". @jesuitaGuillo
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