«Es además urgentísimo que se renueve en todos, sacerdotes, religiosos y laicos, la conciencia de la absoluta necesidad de la pastoral familiar como parte integrante de la pastoral de la Iglesia, Madre y Maestra. Repito con convencimiento la llamada contenida en la Familiaris consortio: “...cada Iglesia local y, en concreto, cada comunidad parroquial debe tomar una conciencia más viva de la gracia y de la responsabilidad que recibe del Señor, en orden a la promoción de la pastoral familiar. Los planes de pastoral orgánica, a cualquier nivel, no deben prescindir nunca de tomar en consideración la pastoral de la familia” (n. 70).


3 de octubre de 2014

SÍNODO

Participación amplia y efectiva
El Papa Francisco preside el Consistorio, el pasado
20 de febrero, en que se abordó
el tema del Sínodo sobre la familia

El cardenal Lorenzo Baldisseri, de 73 años, quien ha recibido el desafío del Papa de organizar, como Secretario General, este Sínodo, aclara que busca preservar el diálogo y la reflexión. «Se comienza con la idea de libertad de expresión que quiere el Santo Padre. En la libertad, cada quien puede decir lo que piensa, sin miedo y sin crear sospechas. Es verdad, nosotros tenemos una fe muy clara y dogmas precisos, pero tenemos también una facilidad y la experiencia de la vida que nos lleva a pensar cómo se aplica esta doctrina en la vida diaria. Por tanto, se puede discutir sobre las diferentes opciones. La Iglesia ofrece una persona, que es Jesucristo, no una doctrina. Con frecuencia, olvidamos que Cristo se hizo verdaderamente hombre y corremos el riesgo de trabajar sobre ciertos temas con la pizarra, sin una verdadera pastoral».

Las discusiones se basarán sobre un Documento de trabajo (Instrumentum laboris), que ha sido redactado con la respuesta de las diócesis del mundo. «Hemos tratado de no utilizar la lupa. Hemos recogido lo que hemos recibido de la base. No se ha tomado ninguna posición, para dar así libertad de diálogo. Esto responde a la metodología, muy latinoamericana -el cardenal Baldisseri fue nuncio en Brasil, Paraguay y Haití-, basada en tres principios: ver, juzgar, actuar. Esto ha llevado también a evaluaciones no correctas en el pasado, pues puede ser contaminado por la ideología. Pero hoy se puede tomar el elemento positivo de este método, comenzar por la realidad, por la gente, y no por la cátedra».

Esta manera de organizar el Sínodo, explica el cardenal, refleja bien la visión del Papa, que quiere ejercer su misión encolegialidad con los demás obispos. Los obispos gobiernan la Iglesia con Pedro (el obispo de Roma) y bajo Pedro, bajo la comunión con Pedro, signo visible de la comunión con toda la Iglesia. «El Papa hace consultas y le gusta tener colaboradores activos y, como dice, creativos. Por tanto, la participación será más amplia y la colaboración más efectiva. Creo que el camino que estamos realizando nos lleva a encontrar nuevos caminos, en la manera de presentar el mensaje, que no queda relegado dentro de la Iglesia, sino que va afuera. El carácter central geopolítico europeo ha sido superado. La Iglesia vive en su tiempo. Hoy, los cristianos en el mundo son el 35 o el 36% de toda la Humanidad. ¿Y los demás? Por este motivo hay que salir. Y para hacerlo hace falta un movimiento colegial, mundial, que implique a todos los cristianos».

SÍNODO

Divorciados vueltos a casar
El Papa abraza a Benedicto XVI,
que acudió a la celebración del Santo
Padre con los abuelos, el pasado domingo

El Sínodo comenzó, en realidad, su primera etapa con un Consistorio de todos los cardenales del mundo que el Papa convocó para hablar de la familia, el 20 de febrero pasado. Francisco encomendó la intervención principal al cardenal Walter Kasper, Presidente emérito del Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos. En su primer Ángelus como Papa, Francisco elogió el libro sobre la misericordia que escribió Kasper y que le había regalado durante el cónclave.

Kasper habló sobre el tema de la familia y, en la última parte de su discurso, presentó la posibilidad de dar la Comunión eucarística a los divorciados que se han vuelto a casar, después de haber seguido un itinerario personal, caso por caso, en determinadas circunstancias y tras un recorrido penitencial. Al día siguiente, Francisco elogió la intervención en su conjunto, por considerar que el cardenal Kasper hacía «teología de rodillas».

Aquella intervención del cardenal Kasper generó reacciones críticas entre algunos cardenales, encontrando amplio eco entre los medios informativos. Parece vivirse, en cierto sentido, una atmósfera de debate y confrontación, como la que se vivió en los años sesenta, durante el Concilio Vaticano II. El 1 de octubre se ha publicado en Italia y los Estados Unidos el libro Permanecer en la verdad de Cristo, en el que el cardenal Gerhard L. Müller, Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, así como otros autores, entre ellos los cardenales Walter Brandmüller, Raymond L. Burke, Velasio De Paolis y Carlo Caffarra, critican severamente propuestas como la de Kasper, si bien es cierto que algunos de esos artículos habían sido escritos con anterioridad a su intervención en el Consistorio.

Estos autores consideran que cambiar la disciplina de la Iglesia sobre el acceso a la Comunión eucarística implica ceder en la defensa del carácter indisoluble del matrimonio. Por lo demás, en este importante debate sobre la familia, en ningún momento está en duda la cuestión de que el matrimonio cristiano constituye una unión de por vida (hasta que la muerte nos separe). Se trata de una afirmación clarísima en la enseñanza de Jesucristo. Y la Iglesia no puede deliberar ni cambiar las verdades de fe, que forman parte de su tradición desde siempre.

La cuestión del acceso a la Comunión hace referencia a la disciplina de la Iglesia que busca garantizar el respeto de los sacramentos. El hecho de que la Comunión y la Confesión sacramental no son un privilegio de pocos, sino una ayuda fundamental para la vida, están llevando a buscar propuestas que no pongan en duda la naturaleza de la unión entre un hombre y una mujer, pero que al mismo tiempo puedan servir para sanar las heridas de la vida y acercar a Dios (en vez de alejarse) a quien ha realizado una nueva unión, después de haber roto el lazo sacramental del matrimonio en el pasado. Se trata de situaciones que generan gran sufrimiento en los cónyuges y en los hijos, sumamente frecuentes hoy día, que interpelan el corazón de madre de la Iglesia.

Otra de las cuestiones de disciplina de la Iglesia que analizará el Sínodo son las declaraciones de nulidad matrimonial por parte de los tribunales eclesiásticos. Los proceso son largos y con frecuencia dolorosos. No se trata de un divorcio católico, sino del reconocimiento, por parte de un juez eclesiástico, de que el matrimonio nunca existió, pues faltaron algunas de sus condiciones, como, por ejemplo, la libertad, la apertura a la vida, o la voluntad de casarse para toda la vida.

En vísperas del Sínodo, el Papa ha instituido una comisión especial de estudio para la reforma de los procesos de nulidad para «simplificar el procedimiento, haciéndolo más sencillo y salvaguardando el principio de indisolubilidad del matrimonio».

SÍNODO

Más vale prevenir...
Un momento del encuentro con un grupo de abuelos

Ahora bien, la cuestión de la Comunión a los divorciados no es el único tema -ni siquiera el principal- de este Sínodo sobre la familia. Hay otras cuestiones éticas, como la atención a los hijos de parejas homosexuales, y argumentos sociales, como el impacto de los nuevos modelos económicos en la estabilidad familiar (cuando falta trabajo, con frecuencia también falta estabilidad).

Ahora bien, el Papa, más que pensar en sanar problemas, pide prevenir, pues, como decían nuestras abuelas, más vale prevenir que curar. El cardenal Baldisseri explica que «la formación será uno de los primeros problemas que afrontar, también gracias a los testimonios de pastores de diversos continentes, para llevar a cabo una pastoral verdadera. Se daba por supuesto que se conocía la fe, la doctrina sobre el matrimonio, pero ya no es así. Por tanto, debemos trabajar en la formación, a nivel parroquial, explicando bien qué es el matrimonio cristiano. Actualmente, hay todavía muchos condicionamientos sociales. Es justo el momento de ser más claros. Hace falta también decir que no nos interesa el número, lo que importa es la calidad. A este respecto, se está reflexionando teológicamente sobre cuál es el mínimo de fe que permite comprender y realizar el sacramento».

Y subraya también el cardenal Baldisseri: «Los fracasos crecen numéricamente, y es un fenómeno que tenemos que considerar y prever en el futuro. Los heridos nos deben hacer tomar conciencia para que no se den casos en el futuro. Y el Papa, cuando habla de la misericordia, nos pregunta si hemos emprendido todos los caminos para resolver todos los casos de sufrimiento. Quizá algunos lleguen a la fe precisamente a causa de esta experiencia de sufrimiento».

Jesús Colina. Roma

SÍNODO

Los abuelos, esos olvidados

Crisis económica, paro, ruptura matrimonial, problemas escolares... Los desafíos de la familia son enormes. Entre ellos, pocas veces se mencionan y afrontan los problemas de los ancianos. Una semana antes del inicio del Sínodo de la Familia, el Papa convocó, el domingo, a 30 mil personas en la Plaza de San Pedro del Vaticano con motivo del encuentro de los abuelos. Entre ellos se encontraban Mubarak y Aneesa, de 74 y 68 años, casados desde hace 51 años, con 10 hijos y 12 nietos, refugiados del Kurdistán iraquí, quienes contaron sus sufrimientos al Papa y a los presentes. También estaba Benedicto XVI, quien participó en la primera parte del encuentro. El abrazo entre los dos Pontífices emocionó a los presentes. Francisco confesó que, para él, es motivo de gran alegría convivir con el Papa emérito en el Vaticano, pues es como «tener un abuelo sabio en casa». Quizá pensaba en él Francisco, cuando, dejando a un lado los papeles, dijo: «Los ancianos, los abuelos, tienen una gran capacidad para rezar por las situaciones más difíciles, y cuando rezan por estas situaciones, su oración es fuerte».

Antes de la misa, el Papa respondió a las preguntas que le plantearon algunos abuelos, condenando la cultura del descarte y el culto al dios dinero, que provoca una especie de eutanasia escondida contra los ancianos. «Se descarta a los niños, se descarta a los jóvenes, porque no tienen trabajo, y se descarta a los ancianos con el pretexto de mantener un sistema económico equilibrado, en cuyo centro no se encuentra la persona humana, sino el dinero. ¡Estamos llamados a oponernos a esta cultura del descarte!», afirmó.

Al final de la misa, que constituyó el acto central del encuentro, el Papa hizo con algo de humor una petición de oración por el cardenal Lorenzo Baldisseri, principal responsable del Sínodo de la familia. «¡Bienaventuradas las familias que tienen a los abuelos cerca!», dijo Francisco. «El abuelo es padre dos veces y la abuela es madre dos veces. En los países donde la persecución religiosa fue cruel, pienso por ejemplo en el caso de Albania, donde estuve la semana pasada, los abuelos permitieron que los niños fueran bautizados, a escondidas, para darles la fe. ¡Bravo! ¡Fueron valientes en la persecución y han salvado la fe de esos países!»

«Pero no siempre el anciano, el abuelo, la abuela, tiene una familia que le acoja», añadió. «Entonces, está bien que haya casas para ancianos, pero a condición de que sean casas, no prisiones. Y que sean para los ancianos, y no para los intereses de otros. No debe haber casas en las que los ancianos sean olvidados, escondidos, descuidados». Y concluyó el Papa: «Me siento cerca de tantos ancianos que viven en estas casas, y pienso con gratitud en cuantos los van a visitar y les cuidan. Las casas de ancianos deberían ser pulmones de humanidad en un país, un barrio, una parroquia: deberían ser santuarios de humanidad donde quien es anciano y débil es atendido y custodiado, como un hermano o hermana mayor. Hace mucho bien ir a visitar a un anciano. Pensad en nuestros muchachos: a veces los vemos desganados y tristes; van a encontrar a un anciano y se vuelven alegres».

DEFENSA DE LA VIDA

Obispos españoles: 'Proteger y defender la vida humana es tarea de todos'

La Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal Española se pronuncia ante la retirada por parte del Gobierno del Anteproyecto de Ley para la protección de la vida del concebido y de los derechos de la mujer embarazada.

(Zenit.org)

La Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal Española se ha manifestado ante el debate abierto con motivo de la retirada por parte del Gobierno del "Anteproyecto de Ley para la protección de la vida del concebido y de los derechos de la mujer embarazada". En primer lugar, los obispos españoles recuerdan que "la vida humana es sagrada e inviolable y ha de protegerse desde la concepción hasta su fin natural. En esa defensa ocupan un lugar privilegiado los más débiles: aquellos que habiendo sido ya concebidos no han nacido todavía. La ciencia prueba que desde el momento de la concepción hay un nuevo ser humano, único e irrepetible, distinto de los padres".

El pasado 23 de septiembre, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, confirmó la retirada del anteproyecto de ley, redactado por el ministerio de Justicia y prometido en campaña electoral, 'por no haber encontrado el consenso suficiente para sacarlo adelante'. Esta decisión por parte del presidente, llevó a la dimisión del ministro, Alberto Ruiz Gallardón.

Los obispos españoles, señalan que "no se puede construir una sociedad democrática, libre, justa y pacífica, si no se defienden y respetan los derechos de todos los seres humanos fundamentados en su dignidad inalienable y, especialmente, el derecho a la vida, que es el principal de todos".

Del mismo modo, recuerdan que "proteger y defender la vida humana es tarea de todos, principalmente de los Gobiernos". A propósito, observan que  España sigue siendo, por desgracia, una triste excepción, al llegar incluso a considerar el aborto como un "derecho". En este sentido --precisan-- "es especialmente grave la responsabilidad de quienes, habiendo incluido entre sus compromisos políticos la promesa de una ley que aminoraba algo la desprotección de la vida humana naciente que existe en la vigente normativa del aborto, han renunciado a seguir adelante con ello en aras de supuestos cálculos políticos. Hay bienes, como el de la vida humana, que son innegociables".

La Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal Española afirma que "la Iglesia conoce bien los sufrimientos y carencias de muchas personas a las que se esfuerza en ayudar en todo el mundo con el ejercicio de la caridad, que es el distintivo de los discípulos de Jesús del que dan testimonio tantas personas e instituciones eclesiales". Pero -precisan- también es verdad que, "como nos advierte el Papa Francisco, aún hemos de hacer más "para acompañar adecuadamente a las mujeres que se encuentran en situaciones muy duras, donde el aborto se les presenta como una rápida solución a sus profundas angustias. Por eso, los obispos españoles recuerdan que en esta labor están empeñadas muchas asociaciones eclesiales y civiles, "a las que queremos apoyar al tiempo que pedimos a las Administraciones públicas un esfuerzo más generoso en políticas eficaces de ayuda a la mujer gestante y a las familias".

Finalmente, en el comunicado distribuido, los prelados españoles indican que no es momento para la desesperanza y el desencanto democrático ante reveses legislativos. "Son numerosos los voluntarios y las organizaciones de apoyo a la vida, promoción de la mujer y de solidaridad con los más necesitados de la sociedad, quienes nos animan a seguir adelante, extendiendo la civilización del amor y la cultura de la vida, y a abrazar sin condición a todos, especialmente a los que más sufren, como son los más pobres, los inmigrantes, los parados, los sin techo, los enfermos y todos aquellos, en definitiva, que se encuentran en las periferias sociales y existenciales". Y por supuesto, añaden "acompañar sin descanso a las madres embarazadas para que, ante cualquier dificultad, no opten por la "solución" de la muerte y elijan siempre el camino de la vida, que es el de la realización más plena de la verdadera libertad y progreso humano".

SINODO POR LA FAMILIA

Mons. Paglia: el problema más grave para la familia es el individualismo

Poco antes de comenzar el Sínodo, el presidente del dicasterio de la familia explica porqué el individualismo pone en riesgo el compuesto matrimonio-familia-vida

Ciudad del Vaticano,  (Zenit.org

Faltan tan solo tres días para que de comienzo en el Vaticano el Sínodo extraordinario de los Obispos dedicado a la familia. Durante dos semanas, se discutirá y compartirá sobre los desafíos a los que se enfrenta hoy en día la pastoral familiar. Monseñor Vincenzo Paglia, presidente del Pontificio Consejo para la Familia, señaló hoy en una entrevista en Radio Vaticano, que el problema de fondo que afecta a la familia es el individualismo.

Monseñor Paglia indicó que nos encontramos frente a un cambio radical de civilización, donde se ha descompuesto el triple compuesto matrimonio-familia-vida. "El Señor dice a la creación: no está bien que el hombre esté solo. Hoy nosotros vivimos bajo la convicción opuesta que descompone este tríptico: está bien que el hombre esté solo, o mejor: está bien que cada uno piense en sí mismo", observa. Además, advierte que deberíamos poner una atención extraordinaria sobre este punto y "la Iglesia tiene la tarea de decir a la sociedad contemporánea que la unión entre hombre y mujer, la generación que la sigue, es un patrimonio de la humanidad que no puede ser tocado, de lo contrario supondría la descomposición de la sociedad misma".

Comentando las ocasiones en las que el papa Francisco ha hablado sobre la familia durante su pontificado, el presidente del dicasterio subraya que "es evidente su preocupación por las dificultades que las familias están viviendo: el problema del trabajo, el problema de los hijos, el problema del desempleo, el problema de la pobreza". Y también de las "tantas familias que se han roto, que están heridas, que luchan por recomponerse". De este modo, señala el prelado, "he entendido inmediatamente que más que una especie de debate de salón sobre cuestiones teóricas, sería necesario iniciar una especia de lucha cuerpo a cuerpo con las familias concretas".

Finalmente, al hacer un análisis de los desafíos que la Iglesia debe enfrentar, Mons. Paglia destaca que el primero es el individualismo. Porque, ha explicado que "el individuo hoy se exalta hasta tal punto que pliega todas las instituciones a sí mismo, incluida la familia". Por eso advierte que "si esto se convierte en regla, todo se hace posible, todo se desmenuza. Toda unión estable se convierte en demasiado pesada".

El desafío del individualismo, ha asegurado, es espiritual, cultural, antropológico, y resolviendo y cuidando esto, después llega el cuidado para todo lo demás. Al concluir, recuerda que si "todo puede ser familia, nada es familia y lo que queda es solo el yo. En el altar del yo se sacrifica todo: familia, afectos, incluso la propia vida".

2 de octubre de 2014

EL PAPA FRANCISCO NOS ALIENTA

Con el Rosario, acompañemos la obra de Cristo con la mirada de María, por las intenciones de la Iglesia y por el Sínodo de los Obispos para la familia, 



(RV).-  Reiterando su exhortación al rezo del Rosario, el Papa Francisco recordó también a Santa Teresita del Niño Jesús, Doctora de la Iglesia y Patrona de las Misiones, y al Beato Álvaro del Portillo, alentando a la santidad, fieles a Cristo y al Evangelio, en sus saludos a los numerosos peregrinos de tantas partes del mundo, que una semana más acudieron a la Plaza de San Pedro. En su audiencia general, en el día que comienza el mes del Rosario, el Santo Padre invitó a «meditar sobre los misterios de la vida de María y de su Hijo y a rezar y según las intenciones de la Iglesia. Sobre todo por el Sínodo dedicado a la familia, y también por mí». 

Comenzando este mes, alentó «a meditar el camino y la obra de Cristo con la mirada de María: recen el Rosario y acompañen así el trabajo del Sínodo de de los Obispos para la familia». 

También en sus saludos a los fieles de lengua italiana, como hizo en sus palabras en español, el Santo Padre se dirigió a los numerosos peregrinos del Opus Dei, acompañados por el Prelado Mons. Javier Echevarría, en ocasión de la Beatificación de Mons. Álvaro Del Portillo. Exhortándolos para que «con el ejemplo del nuevo Beato, persigan siempre la meta de la santidad en su propio estado de vida, con fidelidad a Cristo y al Evangelio».

Siendo el 1 de octubre la memoria litúrgica de Santa Teresita del Niño Jesús, Patrona de las Misiones, el Papa deseó a los queridos jóvenes que el amor a la Iglesia de esta santa sea una enseñanza para su vida espiritual. A los queridos enfermos que la oración sea instrumento para afrontar los momentos más difíciles y a los queridos recién casados, que funden sobre el respeto y la fidelidad mutua su hogar conyugal.