«Es además urgentísimo que se renueve en todos, sacerdotes, religiosos y laicos, la conciencia de la absoluta necesidad de la pastoral familiar como parte integrante de la pastoral de la Iglesia, Madre y Maestra. Repito con convencimiento la llamada contenida en la Familiaris consortio: “...cada Iglesia local y, en concreto, cada comunidad parroquial debe tomar una conciencia más viva de la gracia y de la responsabilidad que recibe del Señor, en orden a la promoción de la pastoral familiar. Los planes de pastoral orgánica, a cualquier nivel, no deben prescindir nunca de tomar en consideración la pastoral de la familia” (n. 70).


31 de diciembre de 2013

RECUPERAR EL TIEMPO PERDIDO

— Un día de balance. Nuestro tiempo es breve. Es parte muy importante de la herencia recibida de Dios.
— Actos de contrición por nuestros errores y pecados cometidos en este año que termina. Acciones de gracias por los muchos beneficios recibidos.
— Propósitos para el año que comienza.
I. Hoy, es un buen momento para hacer balance del año que ha pasado y propósitos para el que comienza. Buena oportunidad para pedir perdón por lo que no hicimos, por el amor que faltó; buena ocasión para dar gracias por todos los beneficios del Señor.
La Iglesia nos recuerda que somos peregrinos. Ella misma está «presente en el mundo y, sin embargo, es peregrina». Se dirige hacia su Señor «peregrinando entre las persecuciones del mundo y los consuelos de Dios».

Nuestra vida es también un camino lleno de tribulaciones y de «consuelos de Dios». Tenemos una vida en el tiempo, en la cual nos encontramos ahora, y otra más allá del tiempo, en la eternidad, hacia la cual se dirige nuestra peregrinación. El tiempo de cada uno es una parte importante de la herencia recibida de Dios; es la distancia que nos separa de ese momento en el que nos presentaremos ante nuestro Señor con las manos llenas o vacías. Solo ahora, aquí, en esta vida, podemos merecer para la otra. En realidad, cada día nuestro es «un tiempo» que Dios nos regala para llenarlo de amor a Él, de caridad con quienes nos rodean, de trabajo bien hecho, de ejercitar las virtudes..., de obras agradables a los ojos de Dios. Ahora es el momento de hacer el «tesoro que no envejece». Este es, para cada uno, el tiempo propicio, este es el día de la salud. Pasado este tiempo, ya no habrá otro.

El tiempo del que cada uno de nosotros dispone es corto, pero suficiente para decirle a Dios que le amamos y para dejar terminada la obra que el Señor nos haya encargado a cada uno. Por eso nos advierte San Pablo: andad con prudencia, no como necios, sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, pues pronto viene la noche, cuando ya nadie puede trabajar. «Verdaderamente es corto nuestro tiempo para amar, para dar, para desagraviar. No es justo, por tanto, que lo malgastemos, ni que tiremos ese tesoro irresponsablemente por la ventana: no podemos desbaratar esta etapa del mundo que Dios confía a cada uno».

San Pablo, considerando la brevedad de nuestro paso por la tierra y la insignificancia que tienen las cosas en sí mismas, dice: pasa la sombra de este mundo. Esta vida, en comparación de la que nos espera, es como su sombra.

La brevedad del tiempo es una llamada continua a sacarle el máximo rendimiento de cara a Dios. Hoy, en nuestra oración, podríamos preguntarnos si Dios está contento con la forma en que hemos vivido el año que ha pasado. Si ha sido bien aprovechado o, por el contrario, ha sido un año de ocasiones perdidas en el trabajo, en el apostolado, en la vida de familia; si hemos abandonado con frecuencia la Cruz, porque nos hemos quejado con facilidad al encontrarnos con la contradicción y con lo inesperado.
Cada año que pasa es una llamada para santificar nuestra vida ordinaria y un aviso de que estamos un poco más cerca del momento definitivo con Dios.
No nos cansemos de hacer el bien, que a su tiempo cosecharemos, si no desfallecemos. Por consiguiente, mientras hay tiempo hagamos el bien a todos.

II. Al hacer examen es fácil que encontremos, en este año que termina, omisiones en la caridad, escasa laboriosidad en el trabajo profesional, mediocridad espiritual aceptada, poca limosna, egoísmo, vanidad, faltas de mortificación en las comidas, gracias del Espíritu Santo no correspondidas, intemperancia, malhumor, mal carácter, distracciones más o menos voluntarias en nuestras prácticas de piedad... Son innumerables los motivos para terminar el año pidiendo perdón al Señor, haciendo actos de contrición y de desagravio. Miramos cada uno de los días del año y «cada día hemos de pedir perdón, porque cada día hemos ofendido». Ni un solo día se escapa a esta realidad: han sido muchas nuestras faltas y nuestros errores. Sin embargo, son incomparablemente mayores los motivos de agradecimiento, en lo humano y en lo sobrenatural. Son incontables las mociones del Espíritu Santo, las gracias recibidas en el sacramento de la Penitencia y en la Comunión eucarística, los cuidados de nuestro Ángel Custodio, los méritos alcanzados al ofrecer nuestro trabajo o nuestro dolor por los demás, las numerosas ayudas que de otros hemos recibido. No importa que de esta realidad solo percibamos ahora una parte muy pequeña. Demos gracias a Dios por todos los beneficios recibidos durante el año.

«Es menester sacar fuerzas de nuevo para servir y procurar no ser ingratos, porque con esa condición las da el Señor; que si no usamos bien del tesoro y del gran estado en que nos pone, nos lo tornará a tomar y nos quedaremos muy más pobres, y dará Su Majestad las joyas a quien luzca y aproveche con ellas a sí y a los otros. Pues, ¿cómo aprovechará y gastará con largueza el que no entiende que está rico? Es imposible, conforme a nuestra naturaleza, a mi parecer, tener ánimo para cosas grandes quien no entiende está favorecido de Dios, porque somos tan miserables y tan inclinados a cosas de tierra, que mal podrá aborrecer todo lo de acá de hecho con gran desasimiento, quien no entiende tiene alguna prenda de lo de allá».

Terminar el año pidiendo perdón por tantas faltas de correspondencia a la gracia, por tantas veces como Jesús se puso a nuestro lado y no hicimos nada por verle y le dejamos pasar; a la vez, terminar el año agradeciendo al Señor la gran misericordia que ha tenido con nosotros y los innumerables beneficios, muchos de ellos desconocidos por nosotros mismos, que nos ha dado el Señor.
Y junto a la contrición y el agradecimiento, el propósito de amar a Dios y de luchar por adquirir las virtudes y desarraigar nuestros defectos, como si fuera el último año que el Señor nos concede.
III. En estos últimos días del año que termina y en los comienzos del que empieza nos desearemos unos a otros que tengamos un buen año. Al portero, a la farmacéutica, a los vecinos..., les diremos ¡Feliz año nuevo! o algo semejante. Un número parecido de personas nos desearán a nosotros lo mismo, y les daremos las gracias.

Pero, ¿qué es lo que entienden muchas gentes por «un año bueno», «un año lleno de felicidad», etcétera? «Es, a no dudarlo, que no sufráis en este año ninguna enfermedad, ninguna pena, ninguna contrariedad, ninguna preocupación, sino al contrario, que todo os sonría y os sea propicio, que ganéis bastante dinero y que el recaudador no os reclame demasiado, que los salarios se vean incrementados y el precio de los artículos disminuya, que la radio os comunique cada mañana buenas noticias. En pocas palabras, que no experimentéis ningún contratiempo».

Es bueno desear estos bienes humanos para nosotros y para los demás, si no nos separan de nuestro fin último. El año nuevo nos traerá, en proporciones desconocidas, alegrías y contrariedades. Un año bueno, para un cristiano, es aquel en el que unas y otras nos han servido para amar un poco más a Dios. Un año bueno, para un cristiano, no es aquel que viene cargado, en el supuesto de que fuera posible, de una felicidad natural al margen de Dios. Un año bueno es aquel en el que hemos servido mejor a Dios y a los demás, aunque en el plano humano haya sido un completo desastre. Puede ser, por ejemplo, un buen año aquel en el que apareció la grave enfermedad, tantos años latente y desconocida, si supimos santificarnos con ella y santificar a quienes estaban a nuestro alrededor.
Cualquier año puede ser «el mejor año» si aprovechamos las gracias que Dios nos tiene reservadas y que pueden convertir en bien la mayor de las desgracias. Para este año que comienza Dios nos ha preparado todas las ayudas que necesitamos para que sea «un buen año». No desperdiciemos ni un solo día. Y cuando llegue la caída, el error o el desánimo, recomenzar enseguida. En muchas ocasiones, a través del sacramento de la Penitencia.
¡Que tengamos todos «un buen año»! Que podamos presentarnos delante del Señor, una vez concluido, con las manos llenas de horas de trabajo ofrecidas a Dios, apostolado con nuestros amigos, incontables muestras de caridad con quienes nos rodean, muchos pequeños vencimientos, encuentros irrepetibles en la Comunión...
Hagamos el propósito de convertir las derrotas en victorias, acudiendo al Señor y recomenzando de nuevo.
Pidamos a la Virgen la gracia de vivir este año que comienza luchando como si fuera el último que el Señor nos concede.

JORNADA DE LA SAGRADA FAMILIA 2013

Esposo y esposa
  Padre y madre
         Por la gracia de Dios”

El  día 29, festividad de la Sagrada Familia, el Secretariado diocesano para el Matrimonio, Familia y Defensa de la Vida, de Almería celebró la Jornada de la Familia. 
Una fiesta que tiene como fin “animar a las familias a tomar conciencia de la importancia que tienen en la Iglesia y en la sociedad. El anuncio del Evangelio, de hecho, pasa sobre todo a través de las familias, para luego llegar a los diferentes ámbitos de la vida diaria”. (Papa Francisco)

En la S.A.I. Catedral, con la participación de numerosos almerienses, formando una gran familia,  se celebró una solemne Eucaristía presidida por el Sr, Obispo, Mons. González Montes, acompañado por el Director del Secretariado, D. Manuel Cuadrado Martín y el Deán de la catedral D. Juan Torrecillas, para pedir por cada familia, especialmente por las que lo están pasando mal en cualquiera de los sentidos.

Muchos matrimonios jóvenes, familias con los pequeños y los mayores, parroquias, movimientos, Hermandades y Cofradías han participado en la preparación de la Eucaristía, que ha contado con la participación del Coro de la Salle.


FAMILIAS CON SU MISTERIO DEL SANTO ROSARIO 

Terminada la Eucaristía, en la Plaza de la Catedral, llena de familias llegadas de las parroquias, actuaron la Coral Virgen del Mar, de Cabo de Gata, compuesto por personas de todas las edades y que interpretó tres villancicos tradicionales. Su  directora dice que se han transmitido de padres a hijos.


EMPIEZA LA ELEVACIÓN, EXPECTACIÓN   EN LA PLAZA
El coro de la Salle nos deleitó también con unos villancicos. Ambos coros crearon un ambiente de fiesta y de  alegría propicio para que por grupos, y queriendo hacer realidad las palabras del Papa Francisco de rezar en familia el Santo Rosario, las familias se reunieran para rezar y confeccionar  un  Rosario de globos gigante que se elevó, con el canto a nuestra Madre “Salve Madre”, surcando el hermoso cielo azul de Almería.












30 de diciembre de 2013

LAS PALABRAS DEL PAPA FRANCISCO EN EL ÁNGELUS DE LA SAGRADA FAMILIA

En este primer domingo después del día de Navidad, solemnidad de la Sagrada Familia, el papa Francisco rezó la oración del ángelus desde la ventana de su estudio en el Palacio Apostólico, ante una multitud que le atendía en la plaza de san Pedro.
Dirigiéndose a los fieles y peregrinos venidos de todo el mundo, que le acogieron con un largo y caluroso aplauso, el pontífice argentino les dijo:
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
En este primer domingo después de Navidad, la liturgia nos invita a celebrar la fiesta de la Sagrada Familia de Nazaret. De hecho, cada pesebre nos muestra a Jesús junto a la Virgen y San José en la gruta de Belén. Dios ha querido nacer en una familia humana, ha querido tener una madre y un padre como nosotros.
El Evangelio de hoy nos presenta a la Santa Familia en la vía dolorosa del exilio, buscando refugio en Egipto. José, María y Jesús experimentan la condición dramática de los refugiados, marcada por el miedo, la incertidumbre, la incomodidad (cf. Mt 2,13-15.19-23).
Por desgracia, en nuestros días, millones de familias pueden identificarse con esta triste realidad. Casi todos los días la televisión y los periódicos dan noticias de los refugiados que huyen del hambre, la guerra y otros graves peligros en busca de seguridad y una vida digna para ellos y sus familias. En tierras lejanas, incluso cuando encuentran trabajo, los refugiados y los inmigrantes no siempre encuentran una acogida verdadera, el respeto, el aprecio de los valores que llevan. Sus expectativas legítimas chocan con situaciones complejas y problemas que parecen insuperables a veces. Por lo tanto, mientras fijamos la mirada sobre la Santa Familia de Nazaret, cuando se ve obligada a convertirse en prófuga, pensemos en el drama de los inmigrantes y refugiados que son víctimas del rechazo y la explotación, que son víctimas de la trata de personas y del trabajo esclavo. Pero también pensemos en los "exiliados", yo los llamaría "exiliados escondidos", aquellos “exiliados” que puedan existir dentro de las propias familias: los ancianos, por ejemplo, que a veces son tratados como un estorbo. Muchas veces pienso que un signo para saber cómo van las cosas en una familia es ver cómo son tratados los niños y los ancianos.
Jesús ha querido pertenecer a una familia que ha experimentado este tipo de dificultades, para que nadie se sienta excluido de la cercanía amorosa de Dios. La huida a Egipto a causa de las amenazas de Herodes nos muestra que Dios está allí donde el hombre se encuentra en peligro, donde el hombre sufre, donde se escapa, donde experimenta el rechazo y el abandono; pero también está donde el hombre sueña, espera regresar a su patria en libertad, proyecta y elige a favor de la vida y la dignidad de sí mismo y de sus familiares. Hoy nuestra mirada sobre la Santa Familia se deja atraer también por la simplicidad de la vida que esta lleva en Nazaret. Es un ejemplo que hace tanto bien a nuestras familias, ayudándoles a convertirse cada vez más en comunidades de amor y de reconciliación, en las que se experimenta la ternura, la ayuda mutua, el perdón mutuo.
Recordemos las tres palabras clave para vivir en paz y alegría en la familia: “permiso”, “gracias”, “perdón”. Cuando en una familia no se es entrometido,  y se pide permiso, cuando en una familia no se es egoísta y se aprende a decir gracias,  y cuando en una familia uno se da cuenta de que ha hecho algo malo y sabe pedir perdón, ¡en esa familia hay paz y hay alegría!
Recordemos estas tres palabras. Pero podemos repetirlas todos juntos. Permiso, gracias, perdón. Todos: Permiso, gracias, perdón.
Pero también quisiera animar a las familias a tomar conciencia de la importancia que tienen en la Iglesia y en la sociedad. El anuncio del Evangelio, de hecho, pasa sobre todo a través de las familias, para luego llegar a los diferentes ámbitos de la vida diaria.
Invoquemos con fervor a María Santísima, la Madre de Jesús y Madre nuestra, y a San José, su esposo. Pidámosles que iluminen, conforten y guíen a todas las familias del mundo, para que pueda cumplir con dignidad y serenidad la misión que Dios les ha confiado.
Al término de estas palabras, el santo padre rezó la oración del ángelus. Y al concluir la plegaria prosiguió:
Queridos hermanos y hermanas,  en el próximo Sínodo de los Obispos se abordará el tema de la familia, y la fase de preparación ya ha iniciado desde hace tiempo. Por eso hoy, fiesta de la Santa Familia, deseo confiar a Jesús, María y José este trabajo sinodal, rezando por las familias de todo el mundo. Os invito a uniros espiritualmente a mí en la oración que ahora recito:
Jesús, María y José, en vosotros contemplamos el esplendor del verdadero amor, a vosotros, confiados, nos dirigimos.
Santa Familia de Nazaret,
haz también de nuestras familias
lugar de comunión y cenáculo de oración,
auténticas escuelas del Evangelio
y pequeñas Iglesias domésticas.
Santa Familia de Nazaret,
que nunca más haya en las familias episodios
de violencia, de obstinación y división;
que quien haya sido herido o escandalizado
sea pronto consolado y curado.
Santa Familia de Nazaret,
que el próximo Sínodo de los Obispos
haga tomar conciencia a todos
del carácter sagrado e inviolable de la familia,
de su belleza en el proyecto de Dios.
Jesús, María y José,
escuchad, acoged nuestra súplica.

Amén

Fuente: Zenit

25 de diciembre de 2013

LA FRASE DEL DÍA

 "No teman. Nuestro Padre tiene paciencia con nosotros, nos ama, nos da a Jesús como guía en el camino a la tierra prometida". 

El papa Francisco (homilía de Navidad 2013)

PAPA FRANCISCO: JESÚS HA VENIDO A NUESTRA HISTORIA Y HA COMPARTIDO NUESTRO CAMINO

El santo padre Francisco ha presidido en la basílica Vaticana, a las 21.30, la Santa Misa de la Noche por la Solemnidad de la Navidad del Señor. Durante la celebración eucarística, después de la proclamación del Evangelio, el papa ha pronunicado la siguiente homilía.
1. «El pueblo que caminaba en tinieblas vio una luz grande» (Is 9,1).
Esta profecía de Isaías no deja de conmovernos, especialmente cuando la escuchamos en la
Liturgia de la Noche de Navidad. No se trata sólo de algo emotivo, sentimental; nos conmueve porque dice la realidad de lo que somos: somos un pueblo en camino, y a nuestro alrededor –y también dentro de nosotros– hay tinieblas y luces. Y en esta noche, cuando el espíritu de las tinieblas cubre el mundo, se renueva el acontecimiento que siempre nos asombra y sorprende: el pueblo en camino ve una gran luz. Una luz que nos invita a reflexionar en este misterio: misterio de caminar y de ver.

Caminar. Este verbo nos hace pensar en el curso de la historia, en el largo camino de la
historia de la salvación, comenzando por Abrahán, nuestro padre en la fe, a quien el Señor llamó un día a salir de su pueblo para ir a la tierra que Él le indicaría. Desde entonces, nuestra identidad como creyentes es la de peregrinos hacia la tierra prometida. El Señor acompaña siempre esta historia. Él permanece siempre fiel a su alianza y a sus promesas. «Dios es luz sin tiniebla alguna» (1 Jn 1,5). Por parte del pueblo, en cambio, se alternan momentos de luz y de tiniebla, de fidelidad y de infidelidad, de obediencia y de rebelión, momentos de pueblo peregrino y de pueblo errante.
También en nuestra historia personal se alternan momentos luminosos y oscuros, luces y
sombras. Si amamos a Dios y a los hermanos, caminamos en la luz, pero si nuestro corazón se cierra, si prevalecen el orgullo, la mentira, la búsqueda del propio interés, entonces las tinieblas nos rodean por dentro y por fuera. «Quien aborrece a su hermano –escribe el apóstol San Juan– está en las tinieblas, camina en las tinieblas, no sabe adónde va, porque las tinieblas han cegado sus ojos» (1 Jn 2,11).
2. Pueblo en camino pero pueblo peregrino que no quiere ser pueblo errante. En esta noche, como un haz de luz clarísima, resuena el anuncio del Apóstol: «Ha aparecido la gracia de Dios, que trae la salvación para todos los hombres» (Tt 2,11).
La gracia que ha aparecido en el mundo es Jesús, nacido de María Virgen, Dios y hombre
verdadero. Ha venido a nuestra historia, ha compartido nuestro camino. Ha venido para librarnos de las tinieblas y darnos la luz. En Él ha aparecido la gracia, la misericordia, la ternura del Padre: Jesús es el Amor hecho carne. No es solamente un maestro de sabiduría, no es un ideal al que tendemos y del que nos sabemos por fuerza distantes, es el sentido de la vida y de la historia que ha puesto su tienda entre nosotros.


3. Los pastores fueron los primeros que vieron esta “tienda”, que recibieron el anuncio del
nacimiento de Jesús. Fueron los primeros porque eran de los últimos, de los marginados. Y
fueron los primeros porque estaban en vela aquella noche, guardando su rebaño. El peregrino hacía la vela, y ellos la hacían. Con ellos nos quedamos ante el Niño, nos quedamos en silencio. Con ellos damos gracias al Señor por habernos dado a Jesús, y con ellos, desde dentro de nuestro corazón, alabamos su fidelidad: Te bendecimos, Señor, Dios Altísimo, que te has despojado de tu rango por nosotros. Tú eres inmenso, y te has hecho pequeño; eres rico, y te has hecho pobre; eres omnipotente, y te has hecho débil.
Que en esta Noche compartamos la alegría del Evangelio: Dios nos ama, nos ama tanto que
nos ha dado a su Hijo como nuestro hermano, como luz para nuestras tinieblas. El Señor nos dice una vez más: “No teman” (Lc 2,10). Como han dicho los ángeles a los pastores, 'no teman'. Y también yo les repito: No teman. Nuestro Padre tiene paciencia con nosotros, nos ama, nos da a Jesús como guía en el camino a la tierra prometida. Él es la luz que disipa las tinieblas. Él es la misericordia. Nuestro Padre perdona siempre. Él es nuestra paz. Amén.

LA GRAN NOTICIA

En principio ya existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios. Por medio de la Palabra se hizo todo, y sin ella no se hizo nada de lo que se ha hecho. En la Palabra había vida, y la vida era la luz de los hombres. Y la Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria propia del Hijo único del Padre, lleno de gracia y de verdad.   


                   
(Evangelios de San Juan y San Lucas) En principio ya existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios. La Palabra en el principio estaba junto a Dios. Por medio de la Palabra se hizo todo, y sin ella no se hizo nada de lo que se ha hecho. En la Palabra había vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no la recibió.
La Palabra era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre. Al mundo vino, y en el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de ella, y el mundo no la conoció. Vino a su casa, y los suyos no la recibieron. Pero a cuantos la recibieron, les da poder para ser hijos de Dios, si creen en su nombre. Éstos no han nacido de sangre, ni de amor carnal, ni de amor humano, sino de Dios.
Y la Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria propia del Hijo único del Padre, lleno de gracia y de verdad.
El Nacimiento de Jesús en Belén
Sucedió que por aquellos días salió un edicto de César Augusto ordenando que se empadronase todo el mundo. Iban todos a empadronarse, cada uno a su ciudad.
Subió también José desde Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, por ser él de la casa y familia de David, para empadronarse con María, su esposa, que estaba encinta.
Y sucedió que, mientras ellos estaban allí, se le cumplieron los días del alumbramiento, y dio a luz a su hijo primogénito, le envolvió en pañales y le acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en el alojamiento.
Había en la misma comarca unos pastores, que dormían al raso y vigilaban por turno durante la noche su rebaño. Se les presentó el Angel del Señor, y la gloria del Señor los envolvió en su luz; y se llenaron de temor. El ángel les dijo: «No temáis, pues os anuncio una gran alegría, que lo será para todo el pueblo: os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un salvador, que es el Cristo Señor; y esto os servirá de señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre.».
Y de pronto se juntó con el ángel una multitud del ejército celestial, que alababa a Dios, diciendo: «Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombres en quienes él se complace.»
Y sucedió que cuando los ángeles, dejándoles, se fueron al cielo, los pastores se decían unos a otros: «Vayamos, pues, hasta Belén y veamos lo que ha sucedido y el Señor nos ha manifestado.»
Y fueron a toda prisa, y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. Al verlo, dieron a conocer lo que les habían dicho acerca de aquel niño; y todos los que lo oyeron se maravillaban de lo que los pastores les decían.
María, por su parte, guardaba todas estas cosas, y las meditaba en su corazón. Los pastores se volvieron glorificando y alabando a Dios por todo lo que habían oído y visto, conforme a lo que se les había dicho.

MENSAJE DE NAVIDAD DEL OBISPO DE ALMERÍA

Queridos diocesanos:
De nuevo la Navidad nos acerca al mensaje de Belén poniendo una pausa en el ajetreo cotidiano, un paréntesis de paz y de intimidad con las personas que amamos, un tiempo que nos permite disfrutar de ellas y descubrir en la convivencia familiar el sentido de la vida, el amor que une a los seres humanos que conviven en el hogar mediante los lazos familiares.
Por eso, cuando se pasan períodos de crisis y de dificultades como los que estamos viviendo, la familia sigue siendo el medio en el cual se hace soportan en el día a día las carencias del trabajo que falta y del sustento que necesitamos. Gracias a las familias, muchos millones de personas soportan situaciones difíciles de sobrellevar.
El mandamiento del amor es el distintivo de los discípulos de Cristo y la Iglesia se comprende a sí misma como la gran familia donde tienen acogida las personas que en ella buscan ayuda y sobre todo la salvaguarda de su dignidad. Por eso, mi pensamiento va en esta Navidad en primer lugar a las familias en dificultades y al voluntariado de Caritas que se multiplica en las parroquias para cubrir tantas necesidades. La Navidad nos invita a contemplar la gruta de Belén, donde la Sagrada Familia encontró el cobijo que no tuvo por suerte hallar, para que María diera a luz al Hijo de Dios hecho carne.
La Navidad nos proporciona un tiempo especial de gracia para considerar el valor humano y espiritual de la familia como regazo donde surge y crece la persona y se abre a los demás. La Navidad nos proporciona el momento propicio para mirar al interior de nosotros mismos y examinar el estado de cosas en que nos encontramos, donde cada uno de nosotros nos hallamos colocados en el marco de la situación social en que vivimos.
Ciertamente, hay signos de mejora en la crisis económica que nos cerca, pero las familias siguen sufriendo el desgaste de una situación de carencia para millones de personas, jóvenes y adultos en edad laboral cuyo rendimiento es requerido porque de ellos dependen otras personas. Es el caso de padres y madres de familia que siguen sin trabajo y con poca esperanza de encontrarlo. A todas estas personas quiero enviarles mi apoyo solidario y fraterno y el mensaje de esperanza de la Navidad. Al mismo tiempo, hemos de considerar que todo el esfuerzo que las administraciones del Estado y la iniciativa social de los emprendedores lleven a cabo será bienvenido, si con ello se consigue mejorar la situación laboral y social de las personas y las familias.
La laboriosidad de la Sagrada Familia es un ejemplo claro que nos ofrece la encarnación del Hijo de Dios, que quiso vivir en el seno de una familia dependiente de su propio trabajo, dándonos la gran lección de cómo el trabajo genera el medio económico que requiere el crecimiento de los hijos y crea armonía y entendimiento entre los esposos, haciendo que la unión entre todos los miembros de una familia sea algo más que convencional o pura conveniencia, cuando no de mero interés.
Tengo en la mente los miles de inmigrantes que siguen llegando hasta nosotros, en busca de una vida mejor a la que tienen derecho. Pienso también en que, aunque se han dado pasos y cabe suponer la mejor voluntad de todos cuantos tienen responsabilidad en ello, todavía se hace poco por atajar el tráfico de seres humanos, que da lugar a situaciones de marginación y de cruel inhumanidad. Por eso cabe esperar de las autoridades una actuación que persiga esta lacra social del tráfico de personas, que atenta contra su dignidad y conduce a situaciones de hacinamiento, dando lugar a situaciones ofensivas para las personas objeto de mercancía y para los inmigrantes.
Siguiendo las enseñanzas de la doctrina social de la Iglesia, recordada y profundizada por el Papa Francisco, se hace necesario tener presente tanto el respeto al orden internacional y el castigo ejemplar de los que trafican con personas como la generosidad para recibir a los que llegan. Algo que no será fácil de lograr sin la cooperación internacional y la solidaridad de todos, pero sobre todo de la generosidad de los países económicamente más capaces porque tiene más medios.
No podemos olvidar que la fuerza de la solidaridad emana de la común convicción de que la sociedad se fortalece cuando se estrechan los lazos que unen a las personas, las comunidades y las regiones. Las tensiones vividas este año que termina descubren que, tanto dentro de nuestro país como en los países del entorno europeo al que pertenecemos, nos faltan logros políticos y sociales de convivencia y solidaridad, que se apoyen suficientemente en la justicia de las leyes, que han de proteger la vida y la dignidad de las personas. Pido al Niño de Belén que podamos encontrar soluciones que fortalezcan la unión entre todos.
Estos días no podemos olvidar tampoco a los cristianos que sufren a causa de fe en el mundo y son injustamente perseguidos por sistemas de gobierno integristas, o por movimientos fundamentalistas que atentan contra los lugares de culto y ponen incluso en riesgo la vida de los fieles. Como no podemos olvidar la crueldad de la guerra y su perduración en algunos países, sobre todo en Siria; ni la crueldad de esa otra lacra indeseable del terrorismo que siega la vida de personas tantas inocentes.
Hemos clausurado recientemente el Año de la Fe, que nos ha ayudado a confirmar el credo que da sentido a nuestra vida. Nos toca ahora proseguir con el compromiso del testimonio, sabiendo que al compartir bienes espirituales y materiales todos nos enriquecemos. Necesitamos mantener la identidad clara de nuestra fe cristiana y al mismo tiempo abrir el corazón y tender la mano a cuantos conviven con nosotros, o vienen a nosotros y se hallan alejados de la fe o no la comparten, pero unidos a nosotros por el aprecio de verdaderos valores morales, que dan sentido y orientación a nuestra convivencia.
Termino enviando mi cordial felicitación a todos, pidiendo un lugar en vuestros hogares y en vuestros corazones para Jesús recién nacido, Hijo de Dios y del hombre por ser hijo de María, el Príncipe de la Paz.
Que esta felicitación llegue también a nuestros hermanos y hermanas de otras Iglesias cristianas que conviven con nosotros, a los que nos une más que aquello que nos separa. Que llegue a las personas de otras confesiones religiosas que buenamente quieran aceptarla, y a todas las personas de buena voluntad.
A todos felicito, pidiendo para cada uno, en especial para cuantos padecen diversas clases de dificultades y sufrimientos, y para todas las familias la bendición del Niño de Belén. ¡Feliz y santa Navidad!
Almería, a 24 de diciembre de 2013
                                                                       +Adolfo González Montes

                                                                              Obispo de Almería

22 de diciembre de 2013

CARTA DE DIOS AL HOMBRE

Querido hombre:

He leído tu carta, como bien decías en ella, llena de pesimismo. Te  comprendo, pero no estoy de acuerdo. A mí no se llega por el miedo. A mí se viene por el camino de la paz, de la verdad, del amor. ¡Cuándo vais a entender! ¿Por qué no entras en lo que vivió mi enviado, mi Hijo...? Para ver la nueva vida tienes que ampliar tu horizonte de miras. La vida nueva no está sujeta a grupos o instituciones que, en principio, tendrían que ser fuente de vida nueva. Mira un poco más allá. Sal a los caminos donde viven los necesitados. Este es el secreto. Nace vida donde hay sufrimiento y dolor humanos. Nace la vida donde hay gritos de esclavitud y hermanos que saben escucharlos. Sí, la vida sigue brotando y sorprendiendo en muchos rincones, en muchos hombres y mujeres que no están marcados con ningún sello ni llevan etiqueta alguna, pero sienten en su corazón la llamada de ir al encuentro del hermano. Con la excusa de conservar la vida que han recibido, mucha gente lo único que hace es encerrarse y apagar lentamente el don recibido. Se parecen a las vírgenes necias, o al siervo perezoso que enterró el talento en la tierra. Aunque te parezca increíble o imposible, yo, el Señor, te digo que hay más vida de la que te imaginas. Si no la descubres es que te has encerrado en un castillo impenetrable. Tu pesimismo, querido hombre, es acusación. Te has acomodado en la sala del bienestar y sólo sabes mirarte o mirar la TV. Te ocupas en controlarlo todo, en conservarlo todo en vez de abrir la puerta a los que necesitan cuidados. No te encarnas, y por eso no nace nada. Si al menos en este tiempo te abrieras a la verdad y a la palabra que te traigo! Estoy cerca, ¿por qué no me ves? Nada más.


Tu Dios que te quiere

21 de diciembre de 2013

CARTA DEL HOMBRE A DIOS



Querido Dios:


Estoy pesimista. Acabo de leer a Isaías: Ven, pueblo de Jacob, marchemos a la montaña santa; caminemos hacia la luz del Señor (Is 2,1-5). No lo entiendo. Yo mismo soy consciente de mis resistencias a caminar y a emprender lo nuevo. No emprendo el camino de lo nuevo porque me da miedo, y, en el fondo, estoy convencido de que sería más feliz y mejor creyente. Pero me aferro a la actual seguridad. He estado en una reunión en este inicio de Adviento y he vuelto pesimista. Nos preocupamos tanto de la integridad y de las «comas y puntos» de tu mensaje que ya no sé si nos interesa la letra o el espíritu.... Me duele el alma...La salvación tiene que brotar por otras esquinas. No nos penetra tu palabra. La leemos, la proclamamos, la tenemos en primer plano en la iglesia, pero está lejos del corazón. El corazón nuestro se alimenta de nuestras palabras, de nuestros miedos, de nuestros fracasos, de nuestro asegurar el presente, de nuestras ganas de medrar y tener poder y renombre, de nuestros recuerdos de ayer. No nos atrevemos a ir al futuro si éste supone que tenemos que cambiar algo de lo que somos y tenemos, de lo que nos asegura Así, Señor, no anunciamos que tú llegas y que tú traes un futuro nuevo. En el fondo me duele todo esto. Hasta me pongo a pensarlo y disculpo a la gente diciéndome: Cómo vas a pedir a tales personas a sus años que cambien...! ¿Pero no es esto una contradicción? Si somos creyentes, lo de la fe es un continuo éxodo, ¿o no? ¿Qué fe es la que tenemos? Yo creo que más que fe tenemos certezas... La fe es caminar en la inseguridad de la confianza ilimitada... La certeza es inmovilista. Todo esto es lo que me vuelve pesimista. Confieso que el peso de los otros pesa sobre mí y me dificulta abrirme yo mismo a la esperanza y a lo nuevo. Tengo la tentación de decirme: «Tira como puedas, y déjate de historias. No hay nada que hacer, así que no te compliques la vida...». ¿Un poco triste, no? Pero esto no es toda la verdad. No quiero caer en ese error porque hoy esté hablando desde la noche. Hay estrellas... Me apunto a ver la noche desde una estrella.

CENA DE NOCHE BUENA















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DOCUMENTAL SOBRE EL PAPA FRANCISCO

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BREVE HISTORIA DEL ABORTO EN ESPAÑA: DE 15.000 CASOS CLANDESTINO A 118. 000 ABORTOS LEGALES

Para entender el contexto del aborto en España y sus leyes hay que repasar su historia, que va ligada a cambios políticos y sociales. La historia da perspectiva: las promesas que hacían los defensores del aborto en los años 70 y 80 nunca se han cumplido, la anticoncepción y la tecnología no han reducido el aborto, las leyes "estrictas" se han aguado con coladeros y España, desde los años 70, nunca ha apostado por apoyar a las mujeres y las familias. La natalidad en España es un desastre y los hijos se ven como una carga.

Repasamos los años más importantes

Año 1975
 El aborto es ilegal en España. No se sabe cuántos abortos ilegales se producían, bien en abortos caseros, bien en clínicas clandestinas, bien viajando al extranjero. Cuando se despenalice 11 años después, en 1986, se producirán 17.000 abortos legales, por lo que lo lógico es pensar que, como mucho, se podían dar unos 15.000 abortos clandestinos al año de bebés españoles, incluyendo las mujeres que viajan al extranjero.

Año 1976
 Empieza la campaña de propaganda abortista con cifras inventadas que aún hoy se repiten. Nace "El País Semanal", que el 3 de octubre habla de 300.000 abortos clandestinos en España al año, y 3.000 españolas que mueren cada año por someterse a un aborto ilegal “según el Tribunal Superior”. Son cifras absurdas: los miles de supuestos cadáveres de esas españolas nunca han aparecido (porque no existen) y los 300.000 abortos eran matemáticamente imposibles. La campaña pide además más anticonceptivos: "con más anticoncepción, menos aborto", proponían. Las cifras demostrarían en las décadas siguientes que no sería así.

Año 1978
 La Constitución Española, aún vigente en 2013, declara en su artículo 15: "Todos tienen derecho a la vida y a la integridad física y moral, sin que, en ningún caso, puedan ser sometidos a tortura ni a penas o tratos inhumanos o degradantes". Hay juristas que dicen que ese "todos" es deliberadamente ambiguo; otros dicen que la ambigüedad se le dio después, por la vía de los hechos consumados.
 Es distinto a lo que dicen los Derechos Humanos ("Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona" y a lo que dice la Declaración de Derechos del Niño (principio 4; "El niño tendrá derecho a crecer y desarrollarse en buena salud; deberán proporcionarse, tanto al niño como a su madre, cuidados especiales, incluso atención prenatal y postnatal").

Año 1983
 El Gobierno del PSOE de Felipe González despenaliza (no legaliza) el aborto en España en tres supuestos, en teoría muy estrictos: en realidad serán un coladero que lleven al aborto generalizado. Será la ley que se mantenga hasta 2010, y la aplicarán gobiernos del PSOE y del PP, y todas las autonomías (excepto Navarra, en la práctica). Pero no entra aún en vigor: el portavoz del PP contra el aborto en debates parlamentarios y televisivos, José María Ruiz Gallardón (padre del actual ministro de Justicia), comisionado por 54 diputados, plantea la inconstitucionalidad de la ley por 7 motivos y señalan 10 inconsistencias en la ley.

Año 1985
 El Tribunal Constitucional responde a la cuestión de inconstitucionalidad: despenalizar el aborto en España es constitucional. Aunque la Constitución dice "todos tienen derecho a la vida", ese "todos" no es todos: se dictamina que el feto no es titular del derecho fundamental a la vida. La sentencia viene a decir que el Estado debe defender la vida, también la intrauterina, que tiene cierto valor... pero basta con que la defienda "algo", parcialmente, aunque la defienda muy poco. La vida del nasciturus, dice, no es un valor absoluto, solo tiene cierta valía: la libertad de la madre también tiene cierta valía y cualquier ley que reconozca ambas cosas sobre el papel será constitucional, no importa cuantos abortos permita. El Constitucional cree que al mejorar las condiciones tecnológicas y económicas (incluyendo ayudas del Estado a la mujer) cada vez habrá menos abortos. La realidad casi 30 años (con una España mucho más rica y una medicina neonatal impensable en 1985) es que el aborto no paró de crecer. Los 3 supuestos se convertirán en un coladero. Aquí se puede leer en PDF la sentencia del Constitucional de 1985. La ley del aborto entra en vigor. Se aplicará 25 años y amparará 1,5 millones de abortos legales.

Año 1986
 Primer año completo de aborto despenalizado. Se descubre la demanda de real de aborto en el país: 17.000 abortos.
Año 1991
 Después de 5 años de aborto legal, va creciendo la demanda poco a poc. Este año son 41.910 abortos.

Año 1995
 Último año completo de gobierno socialista de Felipe González: se producen 49.300 abortos legales. La ley que impulsó casi ha triplicado la demanda.
Año 1996
 Llega al gobierno el PP de José María Aznar. Gobernará 8 años y no tocará la ley del aborto.

Año 1997
 Un estudio del equipo Daphne (un lobby farmacéutico y anticonceptivo español) asegura que en este año usaban anticonceptivos el 50% de las españolas. Pese a eso, se produjeron 49.500 abortos.

Año 2000
 Último año sin píldoras del día después (que tienen muchas veces un efecto abortivo oculto). Hay 60.000 abortos anuales. Abortan un 7,5 por mil de las mujeres menores de 20 años.

Año 2001
 El Gobierno de Aznar legaliza, con cierto control, la píldora del día después, aunque estudios en otros países demuestran que en ninguno ha reducido el aborto quirúrgico. Este año se reparten 160.000 píldoras del día después y el aborto sigue creciendo: 70.000 abortos. Abortaron un 8,26 por mil de las mujeres menores de 20 años.

Año 2004
 El PSOE de Zapatero llega al poder. Acaba la época de Aznar: durante su gobierno el aborto pasó de una tasa del 5,7 cada mil mujeres en edad fértil a una del 9; de 51.000 a 85.000 abortos anuales. Por primera vez suenan el nombre de Ginemedex y las clínicas del doctor Morín: el "Sunday Telegraph" graba con cámara oculta cómo en Barcelona se aprueban abortos muy tardíos con formularios prefabricados. La Generalitat se limita a una inspección de rutina sin consecuencias.

Año 2005
 El control supuestamente estricto de la píldora "del día después" hace tiempo que no es nada estricto. Este año se reparten 500.000 píldoras del día después: hay 91.000 abortos. Abortaron un 11,5 por mil de las mujeres menores de 20 años.

Año 2006
 Después de décadas insistiendo en que la anticoncepción reducirá el aborto, la industria del aborto ya habla abiertamente de que el aborto siempre estará en la sociedad para compensar los fallos de la anticoncepción. Este año, según un estudio del equipo Daphne, ya usan anticonceptivos el 80% de las mujeres en España: pese a eso se producen 112.000 abortos.
 El mantra "a más anticoncepción menos aborto" no se cumple.
 El País dice en su página 56 (23/06/2006): "La Organización Mundial de la Salud calcula que la efectividad de la píldora tiene una tasa de fallos del 8% y el preservativo del 14% y muchas de esas mujeres van a recurrir a una interrupción voluntaria del embarazo".
 La fundación catalana pro-aborto "Salud y Familia", en su Memoria 2006, señala que un 22% de las mujeres que abortan lo hacen "sintiéndose confusas" y que un 25% dicen que fue una experiencia "físicamente muy o bastante dolorosa".
El caso Morín ya tiene imágenes: unos periodistas de la televisión pública danesa han grabado con cámara oculta cómo el "riesgo psíquico" para la madre es un mero formalismo para hacer abortos muy tardíos.

Año 2007
 En noviembre, lo nunca visto antes: la Guardia Civil detiene al doctor Carlos Morín. Empieza el proceso por aborto más importante de la historia de España. Las televisiones hablan de trituradoras de fetos. La prensa de papel, que nunca hablaba de la industria del aborto, publica historias escabrosas: ¿qué se hace con los cuerpos de los bebés? El coladero legal queda al descubierto. La patronal del aborto se asusta: la vieja ley de 1985 no es suficientemente segura para su negocio y pide a Zapatero una ley de plazos, de aborto "sin causa". Este año hay 112.000 abortos, una tasa del 11,5 por cada mil mujeres de edad fértil.
Año 2009
 Zapatero liberaliza la píldora del día después, que ya se daba con facilidad en la práctica. La sociedad española está más activa que nunca contra el aborto, se multiplican las iniciativas y se consolidan otras que funcionaban durante años. Se celebra la masiva manifestación "Cada Vida Importa", contra todo aborto, con cientos de miles de personas. Este año el aborto se reduce un poquito: hay 111.000.

Año 2010
 Pese a la movilización provida, Zapatero implanta la "Ley Aído" de aborto a petición con plazos de tiempo. El PP presenta recurso de inconstitucionalidad contra ella (y a finales de 2013 el Constitucional aún no se ha pronunciado sobre el fondo del asunto). Este año 2010, aunque debido a la crisis ya han vuelto a su país muchas mujeres emigrantes jóvenes (un colectivo que recurre más al aborto por su precariedad) se producen 113.000 abortos.

Año 2011
 Primer año completo de "Ley Aído". Se reparten unas 700.000 píldoras del día después: hay 118.000 abortos. Después de 10 años, estas píldoras no han reducido el aborto entre las chicas más jóvenes: abortaron un 13,6 por mil de las mujeres menores de 20 años (cuando el gobierno de Aznar empezó a repartirlas en 2001 era un 8,6).
 El PP en su programa electoral, que cuelga en internet en noviembre, promete: "una ley de protección de la maternidad con medidas de apoyo a las mujeres embarazadas", y también: "Cambiaremos el modelo de la actual regulación para reforzar la protección del derecho a la vida, así como de las menores".

Año 2012
 Ya gobierna el PP de Mariano Rajoy. Alberto Ruíz Gallardón, como ministro de Justicia, habla en numerosas ocasiones de cumplir el "compromiso del programa" y adecuar la legislación sobre aborto al Tribunal Constitucional.

En verano declara en una entrevista a La Razón: "El TC estableció una doctrina con relación a cómo debe regularse la protección del concebido y ha establecido que no siendo un valor absoluto la vida del concebido, y que hay supuestos en los que, entrando en conflicto con otros conflictos, el legislador opte por uno u otro, no es tampoco un valor que pueda ser desprotegido, que es, literalmente, lo que ha establecido una ley de plazos. Por tanto, la legislación volverá a un sistema de supuestos, que no será exactamente el que estaba vigente con anterioridad a la ley de plazos, porque la experiencia nos demuestra que algunos de esos aspectos deben ser revisados". A finales de 2013 aún se desconoce el número de abortos de 2012.
Pero desde 1985, España acumula más de 1,7 millones de abortos: y detrás de cada uno hay madres, padres, abuelos y hermanos heridos por ello.
Pablo J. Ginés