«Es además urgentísimo que se renueve en todos, sacerdotes, religiosos y laicos, la conciencia de la absoluta necesidad de la pastoral familiar como parte integrante de la pastoral de la Iglesia, Madre y Maestra. Repito con convencimiento la llamada contenida en la Familiaris consortio: “...cada Iglesia local y, en concreto, cada comunidad parroquial debe tomar una conciencia más viva de la gracia y de la responsabilidad que recibe del Señor, en orden a la promoción de la pastoral familiar. Los planes de pastoral orgánica, a cualquier nivel, no deben prescindir nunca de tomar en consideración la pastoral de la familia” (n. 70).


30 de octubre de 2013

EL IDEAL DE LA FIDELIDAD MATRIMONIAL NO HA PERDIDO PARA NADA SU ENCANTO

Mons. Mueller explica el matrimonio, las falsas expectativas hacia los divorciados y los reales caminos pastorales
El prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Gerhard Ludwig Mueller, concedió una entrevista al diario El Osservatore Romano, sobre familia y matrimonio que ha sido publicada hoy con el título “Indissolubilità del matrimonio e dibattito sui divorziati risposati e i sacramenti”.
Es de gran oportunidad delante de falsas expectativas que diversos medios de comunicación están creando sobre una supuesta apertura de los sacramentos a los divorciados, o separados y vueltos a casar. Elucubraciones realizadas en particular teniendo en cuenta el próximo sínodo sobre la familia que se realizará en Roma el año próximo y ante el interés demostrado por el santo padre Francisco sobre el tema.
Mons. Mueller indica diversos puntos: que hoy en día hay probablemente un porcentaje de matrimonios inválidos mayor que en el pasado; que Dios puede ofrecer la salvación a las personas de diversas maneras, mismo si estas viven en situaciones contradictorias. Pero sobre todo que el ideal de la fidelidad entre un hombre y una mujer no ha perdido para nada su fascinación, como atestiguan recientes encuestas entre los jóvenes, y que el matrimonio indisoluble tiene un valor antropológico: protege sobre todo a los niños que son quienes sufren más una separación.
“El estudio de la problemática de los fieles que contrajeron una nueva relación civil después del divorcio no es nueva y fue siempre conducido con gran seriedad por la Iglesia”. Así el obispo inicia el artículo y recuerda se se trata de un problema muy amplio en los países de antigua tradición cristiana. Y que “los creyentes hoy se preguntan con seriedad si la Iglesia no podría consentir en determinadas circunstancias el acceso a los sacramentos para los fieles divorciados y vueltos a casar”. O si “la Iglesia tiene las manos atadas para siempre”, o si los teólogos han considerado todas las implicaciones posibles.
“El Matrimonio entre un hombre y una mujer bautizada --recuerda Mons. Mueller al interiorizarse en la cuestón-- es un sacramento que toca la realidad personal, social e histórica del hombre” y recuerda de manera detallada los principales documentos de la iglesia sobre el tema.
A partir de los evangelios, se comprende cómo el pacto que une íntimamente a los cónyuges es instituido por el mismo Dios. Los Padres de la iglesia y el Concilio de Trento han rechazado el divorcio y el segundo matrimonio, excluyendo la admisión a los sacramentos de los divorciados y casados nuevamente. La Constitución pastoral Gaudium et Spes, fruto del Concilio Vaticano II, recuerda además que el matrimonio es una institución estable, fundada por derecho divino y que no depende del juicio del hombre.
E indica que todos los documentos más recientes, de Juan Pablo II o de Benedicto XVI, subrayan que los divorciados y casados nuevamente no pueden comulgar, "porque su condición de vida contradice la unión de amor entre Cristo y la Iglesia, significada y actuada en la eucaristía”.
Todos estos documentos, entretanto, ponen en evidencia la necesidad real que existe de dar un acompañamiento pastoral de los divorciados y vueltos a casar, para que se entienda que no se trata de una discriminación sino de una fidelidad absoluta a la voluntad del Cristo.
Mons. Mueller indica también la importancia de verificar la validez de los matrimonios en una época como la nuestra, "que se opone a la comprensión cristiana de este sacramento, sobre todo por su indisolubilidad o su apertura a la vida". Dado "que mucho cristianos son influenciados por esta mentalidad, los matrimonios son probablemente con más frecuencia inválidos de que en el pasado, porque falta la voluntad de casarse según el sentido de la doctrina católica. Por eso una comprobación de la validez del matrimonio es importante y puede conducir a resolver problemas. Allí donde no es posible constatar la nulidad del matrimonio, es posible la absolución y la comunión eucarística si se sigue  la práctica aprobada por la Iglesia que permite una vida común “como amigos, como hermano y hermanas”.
Entretanto “para que no surjan confusiones en los fieles en torno al valor del matrimonio” es necesario evitar la bendición de vínculos irregulares, indica el número uno del dicasterio para la Doctrina de la Fe, y añade que "los numerosos matrimonios que se rompen hoy refuerzan el escepticismo de los jóvenes sobre elegir una decisiones de vida definitiva".
Por otro lado, recuerda Mons. Mueller, el ideal de la fidelidad entre un hombre y una mujer, fundado en el orden de la creación, "no ha perdido para nada su atractivo, como lo revelan encuestas recientes entre los jóvenes. La mayoría de entre ellos aspiran en una relación estable y duradera, como corresponde también en la naturaleza espiritual y moral del hombre".
Y el obispo alemán recuerda además el valor antropológico del matrimonio indisoluble: "éste sustrae a los cónyuges de la arbitrariedad y de la tiranía de los sentimientos y de los estados de ánimo; ayuda a atravesar las dificultades personales y a superar las experiencias dolorosas; protege sobre todo a los niños, quienes sufren principalmente cuando se produce la ruptura de los matrimonios".
En efecto, prosigue Mons. Mueller, hay situaciones en las cuales la coexistencia matrimonial se vuelve prácticamente imposible a causa de graves motivos, como por ejemplo violencias físicas o psíquicas. En estas situaciones dolorosas, la Iglesia permite que los cónyuges se separen y no vivan juntos. Es necesario entretanto considerar que el vínculo conyugal de un matrimonio es valido y perdura ante Dios y que cada una de las partes no tiene la libertad de contraer un nuevo matrimonio mientras el otro cónyuge esté en vida.
Mueller responde también a quienes sugieren ciertas soluciones discutibles, como dejar decidir en su conciencia a los divorciados y casados nuevamente, la decisión de aproximarse o no de la Comunión, invocando la misericordia.

La misericordia de Dios no es una dispensa de los mandamientos de la ley de Dios, ni de las instrucciones de la Iglesia, precisa el también presidente de la Pontificia Comisión “Ecclesia Dei, que concluye su artículo indicando la preocupación pastoral que es necesario tener hacia los divorciados y vueltos a casar, que no se limita a la cuestión de la comunión sacramental, pero entra en una pastoral más global: “Los pastores y las comunidades cristianas están llamadas a acoger con apertura y cordialidad a las personas que viven situaciones irregulares” para “hacerles sentir el amor del Buen Pastor”. Y porque una atencion pastoral “fundada sobre la verdad y el amor encontrará siempre y nuevamente en este campo los caminos que hay que recorrer y las formas más justas”.
Zenit

EL PARLAMENTO EUROPEO TUMBA UNA RADICAL PROPUESTA ABORTISTA

Inesperada victoria provida

El aborto es un derecho fundamental, que la UE debe promover dentro y fuera de sus fronteras; los niños deben recibir desde la más tierna infancia una educación sexual obligatoria en «una atmósfera interactiva y libre de tabúes»... Éstos son algunos de los principales puntos de una resolución votada en el Parlamento europeo el martes, que el eurodiputado popular Jaime Mayor Oreja califica como «la síntesis de la síntesis de todas las maldades». La división entre los populares, unida al apoyo de socialistas y liberales, hacía presagiar una contundente victoria de la propuesta, pero el texto fue devuelto al Comité de Derechos de la Mujer e Igualdad de Género para una mayor deliberación


«Ha sido una victoria sorprendente», afirma Mayor Oreja desde Estrasburgo. No es una victoria definitiva. El texto volverá al Parlamento europeo, aunque revisado y previsiblemente con algunos de sus puntos más polémicos suavizados. Entre ellos, está la definición del aborto como un derecho fundamental, y la petición de que la Unión Europea lo promueva activamente dentro y fuera de sus fronteras, mediante su política exterior y de cooperación al desarrollo. La promotora de la resolución es la eurodiputada socialista portuguesa Edite Estrela, en colaboración con Vicky Claeys, responsable para Europa del lobby abortista Planned Parenthood.

Dentro de la UE, el texto cuestionaba la existencia de leyes «demasiado restrictivas» con el aborto, en Irlanda, Malta y Polonia, y pedía a los Estados miembros que pongan límites a la de la objeción de conciencia. La resolución criticaba incluso los acuerdos entre varios Estados europeos y la Santa Sede que salvaguardan este derecho. En varios países, según la resolución, son objetores el 70% de los ginecólogos y en torno el 40% de los anestesistas. También se criticaba que existan «períodos de espera obligatorios o consultorías» para las mujeres que se plantean abortar.
La resolución pretendía que se reconozca a las menores «derecho a la confidencialidad», esto es, que las adolescentes puedan abortar sin conocimiento paterno. El aborto debe ser un derecho al alcance de cualquiera en Europa, menores y discapacitados incluidos, y los Estados deben asegurar que la información sobre los servicios disponibles llegue a todo el mundo. La misma premisa aplicaba la propuesta a las técnicas de reproducción asistida y a los preservativos y otros métodos anticonceptivos. Se pedía a los Gobiernos que los promuevan y distribuyan entre los menores, al margen de cuál sea la opinión de sus padres. En esa línea, otro de los asuntos que más ampollas levantaba era la demanda de que los Estados miembros garanticen una educación sexual obligatoria para los niños de todas las edades en la escuela desde una «perspectiva de género», y en «una atmósfera interactiva y libre de tabúes entre
estudiantes y educadores».El texto no se privaba de pisar ningún callo. El eurodiputado Mayor Oreja lo considera por ello como «la síntesis de la síntesis de todas las maldades en este terreno». Pero su finalidad era más bien de tipo pedagógico o cultural. La resolución, en ningún caso, hubiera sido vinculante, ya que invadía competencias propias de los Estados, pero sí hubiera sido una eficaz ayuda para quienes libran una batalla cultural para extender el aborto y la ideología de género. De hecho, la propuesta argumentaba que «el Parlamento europeo debe defender los derechos sexuales y reproductivos» para contrarrestar «la oposición anti derecho a decidir, que se está haciendo más fuerte en España o Hungría». Faltan además pocas semanas para que concluya la recogida de firmas de la iniciativa ciudadana One of Us, a la que se han sumado ya cerca de un millón y medio de personas de diversos países para que se proteja la vida humana desde la concepción. El sector pro vida de la CDU alemana considera que el fin de esta resolución era contrarrestar el éxito de esa iniciativa y el avance del movimiento provida en Europa.
La votación se producía en un inicio de semana en que Estrasburgo ha acaparado la atención informativa desde España. La Corte europea de Derechos Humanos, con sede en esta ciudad francesa, tumbó, el lunes, la doctrina Parot. «Es la culminación de un proceso de relativismo a la hora de afrontar el terrorismo», denuncia don Jaime Mayor Oreja. Igual que ha sucedido con la sentencia del caso Faisán, «se ha enaltecido el proceso de paz y se ha relativizado la lucha antiterrorista», lamenta el ex ministro de Interior.
Ricardo Benjumea


LAS SINRAZONES DEL ABORTO VIII

Carácter manipulador de ciertos planteamientos proabortistas


“Aunque el lenguaje convenientemente manipulado haya calado
en el subconsciente colectivo, y los mensaje subliminales se hayan apoderado
de nuestro pensamiento, el aborto no es una ´interrupción del embarazo´ ,
ni puede ser ético, ni terapéutico, ni eugenésico”
(Dra. María Dolores Vila-Coro,
Directora de la Cátedra de Bioética de la UNESCO, Madrid)

Vistas las cosas con serenidad y rigor, se advierte que los razonamientos proabortistas presentan demasiados fallos de tipo metodológico y filosófico para que puedan ser aceptados.
Estos fallos proceden de una raíz común: la voluntad de defender la despenalización del aborto de modo indirecto, sin abordar de frente el núcleo de la cuestión. Para ello se movilizan diversos recursos estratégicos que ofrece el lenguaje cuando se lo utiliza como medio para vencer a ultranza.

1. Planteamientos unilaterales. Se presenta la despenalización del aborto como una medida que no afecta a la actitud básica del respeto a la vida, sino que viene a resolver algunos problemas graves planteados a ciertas personas por la concepción indeseada de un nuevo ser. Se confiere, así, a la medida proyectada un carácter positivo que la hace a primera vista plausible por su condición «humanitaria». Esta unilateralidad de planteamiento produce un deslizamiento de sentido de gran eficacia estratégica porque desplaza la atención del hecho innegable de que se anula un proceso de gestación de un ser humano para fijarla en la voluntad de tornar más llevadera la existencia de las personas adultas. Tal propósito suele conmover fácilmente a personas que tienen buenos sentimientos pero poca preparación intelectual. Con esta torsión de la mirada se consigue que el tema del aborto sea analizado unilateralmente desde la perspectiva de las ganancias inmediatas, dejando de lado otros aspectos más radicales.

Tras esta delimitación estratégica del problema, es fácil dar otro giro a la atención y alterar la perspectiva en que debe ser considerado el asunto. En vez de sopesar -como sería lógico- las exigencias que plantea al hombre un proceso llamado a generar nuevas vidas humanas, se concede preferencia a la opinión de la mayoría. Si se empieza otorgando primacía al deseo de resolver ciertos problemas de los adultos, la actitud y la opinión de éstos cobra preeminencia sobre cualquier consideración de fondo que pueda y deba hacerse sobre la realidad de los seres no nacidos y la actitud que se ha de adoptar respecto a ellos. Dentro de esta óptica, las encuestas cobran un valor aparentemente decisivo. Para acrecentarlo y convertirlo en criterio orientador de las medidas legislativas sólo hace falta entender la ley -con unilateralidad positivista- como la regulación de «lo que está en la calle».

Esta supervaloración de la opinión de la mayoría aparece como algo innegable e intocable con sólo ponerla en relación con dos términos «talismán» de la actualidad: libertad y democracia. Los conceptos «talismán» aparecen aureolados de un prestigio tal que, incluso cuando son utilizados de forma tosca, unilateral, no matizada, apenas osa nadie someterlos a revisión. Se da por supuesto que los deseos de las gentes deben ser cumplidos para que éstas sean verdaderamente libres, y se identifica democracia con el imperio de la libertad de los individuos. Al no matizar el concepto de libertad, suele confundirse ésta de modo expeditivo con la mera «libertad de maniobra».

Este tipo de libertad se halla en lo que suelo considerar como nivel 1 de realidad y de conducta, muy inferior en rango al nivel 2, el propio de las realidades humanas y de la actitud creativa.

Esta glorificación de la libertad, entendida unilateralmente como liberación de todo cauce normativo, confiere su aparente fuerza y su contundencia polémica a la reivindicación hecha por algunas mujeres de poder hacer lo que quieran con su cuerpo y cuanto en él acontezca. Planteada la cuestión artificiosamente en el plano objetivista (nivel 1), como si el cuerpo fuera un objeto del que cabe disponer, tal reclamación parece ir vinculada al derecho humano a la libertad y oponerse frontalmente a toda ley represiva.

He aquí la razón estratégica que lleva a los proabortistas a afirmar como algo obvio que la ley penalizadora del aborto es «represiva», contraria a la libertad. Al ser «libertad» un concepto «talismán», estamos ante el poderoso recurso estratégico de la «valoración por contraste». Todo cuanto se opone o parece oponerse a una realidad o fenómeno «talismán» queda automáticamente desprestigiado. El conocimiento de los niveles de realidad y de conducta nos permite delatar esta burda manipulación del lenguaje.

2. Modos de defensa mediante la «valoración por contraste». Se destacan ciertos problemas graves, relacionados —como el del aborto— con el respeto a la vida, y se deja entrever que los adversarios de la ley abortista no se preocupan por aportar soluciones a los mismos. Con esta acusación, que no debe de necesitar prueba alguna a juzgar por la contundencia con que suele hacerse, se califica implícitamente de hipócritas a los adversarios del aborto, amenguando de esta forma su credibilidad en esta polémica.

Este ataque a la credibilidad de los antiabortistas se endurece y gana en eficacia si se identifica veladamente a éstos con los creyentes, o, todavía más, con los eclesiásticos, porque de esta forma se abren otras vías complementarias para poner en entredicho el fundamento de su actitud. Se hace posible, por ejemplo, movilizar una vez más el manido episodio de Galileo y sentenciar que la Iglesia -en bloque- nunca tuvo una voluntad promotora de la ciencia, ejerció más bien un influjo perturbador y no presenta ahora título alguno que la autorice a recoger las investigaciones últimas de los biólogos para superar ciertas indecisiones seculares acerca del origen de la vida humana y formular un juicio sólido sobre el aborto realizado en los primeros tiempos de la concepción.

Poco importa que estas argucias manipuladoras no puedan resistir un mínimo análisis crítico, pues la contundencia en los ataques suele impresionar a las gentes poco expertas en cuestiones de manipulación.

Para contrarrestar, en alguna medida, la meridiana claridad con que la ciencia actual defiende que desde el primer instante de la concepción surge un nuevo ser -distinto de la madre- que de modo autorregulado alcanzará en su día un desarrollo cabal como persona humana, se destaca que no está nada clara la posición de los antiabortistas respecto a la determinación del momento en que comienza el ser vivo de condición humana a constituir una persona. Al resaltar esta falta de claridad por parte de quienes impugnan el aborto, quieren sugerir -por vía de rebote- que los partidarios del mismo disponen de libertad de maniobra para llevarlo a cabo.

Con objeto de incrementar el efecto de tal valoración por contraste, se da a entender que, para ser humano, un feto debe tener «personalidad». Y, como «tener personalidad» es entendido a menudo superficialmente como sinónimo de gozar de una determinada «consideración social» y desempeñar cierto papel en la existencia, se saca a veces la conclusión de que el ser humano sólo llega a ser persona por «convención». Mediante esta interpretación reduccionista de la condición personal del ser humano, las prácticas abortistas parecen obtener un fundamento intelectual filosófico y antropológico.

3. Defensa en virtud de la autonomía de la actividad política. La descalificación de los antiabortistas parece llegar a su meta si se moviliza el recurso doble de confinar sus opiniones al ámbito de lo ético y escindir éste del ámbito de lo político. Se declara profesar un gran respeto a las convicciones «éticas» de los adversarios ideológicos, pero se conmina a éstos a no defenderlas en público, bajo riesgo de ser tachados de seres intolerantes que intentan imponer antidemocráticamente sus opiniones privadas a los demás, injerirse ilegítimamente en la esfera política y coaccionar a los legisladores.

Estos recursos estratégicos y otros análogos se hallan en la base de los razonamientos proabortistas. Basta una mínima preparación metodológica para advertir que se trata de un uso indebido del lenguaje. Tergiversar de esta forma el lenguaje nos aleja años luz de la realidad y de la cultura.
Ante la situación actual de tergiversación del lenguaje y depreciación de los valores, se impone tomar varias medidas urgentes:

1.        Poner alerta a las gentes para que conozcan el riesgo constante de manipulación a que están sometidas.
2.      Analizar cuidadosamente el uso estratégico del lenguaje que se viene haciendo.
3.       Fomentar la verdadera formación de personas y pueblos, en la seguridad de que éstos son manipulables en medida directamente proporcional a su falta de cultura  y creatividad.
4.      Oponer al fomento manipulador de las experiencias de vértigo –o fascinación- el incremento de toda suerte de experiencias de éxtasis o creatividad.

Es éste un amplio y sugestivo programa de acción que puede llevar, si se lo realiza bien, a la instauración de una nueva forma de Humanismo, un Humanismo basado en la defensa de la verdad. Todo cuanto favorezca la instauración de este género eminente de Humanismo, aunque limite ciertas libertades que favorecen las experiencias de vértigo, no constituye una forma de represión sino de auténtica liberación, la liberación para la vida creativa.


27 de octubre de 2013

ORACIÓN DEL SANTO PADRE FRANCISCO ENCOMENDANDO LAS FAMILIAS A MARÍA

Jesús, María y José
a ustedes, Santa Familia de Nazaret
hoy les dirigimos la mirada
con admiración y confianza,
en ustedes contemplamos
la belleza de la comunión en el verdadero amor;
a ustedes le encomendamos todas nuestras familias,
para que se renueven en ellas las maravillas de la gracia.
Santa Familia de Nazaret,
escuela atrayente del santo evangelio:
enséñanos a imitar tus virtudes
con una sabia disciplina espiritual,
dónanos la mirada límpida
en la que se reconoce la obra de la Providencia
en las realidades cotidianas de la vida
Santa Familia de Nazaret,
custodios fieles del misterio de la salvación:
hagan renacer en nosotros la estima por el silencio,
vuelve a nuestras familias cenáculos de oración
y transfórmalas en pequeñas Iglesias domésticas,
renueva el deseo de la santidad,
apoya la noble fatiga del trabajo, de la educación,
de la escucha, de la comprensión recíproca y del perdón.
Santa Familia de Nazaret,
devuelve a nuestra sociedad la consciencia
del carácter sagrado e inviolable de la familia,
bien inestimable e insustituible.
Cada familia sea habitación acogedora de bondad y de paz
para los niños y para los ancianos,
para quien está enfermo y solo,
para quien es pobre y necesitado.
Jesús, María y José
les rezamos con confianza, y nos ponemos con alegría
bajo vuestra protección.


LA FAMILIA QUE VIVE LA ALEGRÍA DE SU FE ES LA SAL DE LA TIERRA Y LA LUZ DEL MUNDO


El Papa Francisco presidió hoy la Misa con ocasión del Encuentro de las Familias, en que más de 150 mil personas peregrinaron a Roma por el Año de la Fe, y aseguró que “la familia que vive la alegría de la fe la comunica espontáneamente, es sal de la tierra y luz del mundo”.
Las lecturas de este domingo nos invitan a meditar sobre algunas características fundamentales de la familia cristiana.

1. La primera: La familia que ora. El texto del Evangelio pone en evidencia dos modos de orar, uno falso – el del fariseo – y el otro auténtico – el del publicano.

El fariseo encarna una actitud que no manifiesta la acción de gracias a Dios por sus beneficios y su misericordia, sino más bien la satisfacción de sí. El fariseo se siente justo, se siente en orden, se pavonea de esto y juzga a los demás desde lo alto de su pedestal.

El publicano, por el contrario, no utiliza muchas palabras. Su oración es humilde, sobria, imbuida por la conciencia de su propia indignidad, de su propia miseria: este hombre verdaderamente se reconoce necesitado del perdón de Dios, de la misericordia de Dios.

La del publicano es la oración del pobre, es la oración que agrada a Dios que, como dice la primera Lectura, ‘sube hasta las nubes’, mientras que la del fariseo está marcada por el peso de la vanidad.

A la luz de esta Palabra, quisiera preguntarles a ustedes, queridas familias: ¿Rezan alguna vez en familia? Algunos sí, lo sé. Pero muchos me dicen: ¿Cómo se hace? Pero si se hace como el publicano, es claro: humildemente, delante de Dios. Cada uno con humildad se deja mirar por el Señor y pide su bondad, que venga a nosotros.

Pero, en familia, ¿cómo se hace? Porque parece que la oración sea algo personal, y además nunca se encuentra el momento oportuno, tranquilo, en familia… Sí, es verdad, pero es también cuestión de humildad, de reconocer que tenemos necesidad de Dios, ¡como el publicano!

Y todas las familias, tienen necesidad de Dios: todas, ¡todas! Necesidad de su ayuda, de su fuerza, de su bendición, de su misericordia, de su perdón. Y se requiere sencillez. ¡Para rezar en familia se requiere sencillez!

Rezar juntos el “Padre nuestro”, alrededor de la mesa, no es una cosa extraordinaria: es fácil. Y rezar juntos el Rosario, en familia, es muy bello, da mucha fuerza. Y también rezar el uno por el otro: el marido por la mujer, la mujer por el marido, ambos por los hijos, los hijos por los padres, por los abuelos… Rezar el uno por el otro. Esto es orar en familia, y esto hace fuerte a la familia: la oración.

2. La segunda Lectura nos sugiere otro aspecto: la familia conserva la fe. El apóstol Pablo, al final de su vida, hace un balance fundamental, y dice “He conservado la fe” ¿Cómo la conservó? No en una caja fuerte. No la escondió bajo tierra, como aquel siervo           un       poco    perezoso.

San Pablo compara su vida con una batalla y con una carrera. Ha conservado la fe porque no se ha limitado a defenderla, sino que la ha anunciado, irradiado, la ha llevado lejos. Se ha opuesto decididamente a quienes querían conservar, “embalsamar” el mensaje de Cristo dentro de los confines de Palestina.

Por esto ha hecho opciones valientes, ha ido a territorios hostiles, he aceptado el reto de los alejados, de culturas diversas, ha hablado francamente, sin miedo. San Pablo ha conservado la fe porque, así como la había recibido, la ha dado, yendo a las periferias, sin         atrincherarse   en    actitudes  defensivas.

También aquí, podemos preguntar: ¿De qué manera, en familia, conservamos nosotros la fe? ¿La tenemos para nosotros, en nuestra familia, como un bien privado, como una cuenta bancaria, o sabemos compartirla con el testimonio, con la acogida, con la apertura  hacia  los       demás?

Todos sabemos que las familias, especialmente las más jóvenes, van con frecuencia “a la carrera”, muy ocupadas; pero ¿han pensado alguna vez que esta «carrera» puede ser también la carrera de la fe? Las familias cristianas son familias misioneras. Ayer hemos escuchado, aquí en la Plaza, el testimonio de familias misioneras.

Son misioneras también en la vida de cada día, haciendo las cosas de todos los días, ¡poniendo en todo la sal y la levadura de la fe! Conservar la fe en familia y poner la sal y la levadura de la fe en las cosas de todos los días.

3. Y un último aspecto encontramos de la Palabra de Dios: la familia que vive la alegría. En el Salmo responsorial se encuentra esta expresión: “Los humildes lo escuchen y se alegren”. Todo este Salmo es un himno al Señor, fuente de alegría y de paz. Y ¿cuál es el motivo de esta alegría? Es éste: El Señor está cerca, escucha el grito de los humildes y los       libra   del      mal.

Lo escribía también San Pablo: “Alegraos siempre… El Señor está cerca”. Eh … Me gustaría hacer una pregunta, hoy. Alguno lleva la alegría en su corazón a casa, ¿eh? Como una tarea que resolver. Y se responde a sí mismo. ¿Cómo es la alegría en tu casa? ¿Cómo es la alegría en tu familia? Eh, den ustedes la respuesta.

Queridas familias, ustedes lo saben bien: la verdadera alegría que se disfruta en familia no es algo superficial, no viene de las cosas, de las circunstancias favorables… la verdadera alegría viene de la armonía profunda entre las personas, que todos experimentan en su corazón y que nos hace sentir la belleza de estar juntos, de sostenerse    mutuamente   el camino    de      la    vida.

A la base de este sentimiento de alegría profunda está la presencia de Dios, la presencia de Dios en la familia, está su amor acogedor, misericordioso, respetuoso hacia todos. Y sobre todo, un amor paciente: la paciencia es una virtud de Dios y nos ensena, en familia, a tener este amor paciente, el uno con el otro. Tener paciencia entre nosotros.

Amor paciente. Sólo Dios sabe crear la armonía de las diferencias. Si falta el amor de Dios, también la familia pierde la armonía, prevalecen los individualismos, y se apaga la alegría. Por el contrario, la familia que vive la alegría de la fe la comunica espontáneamente, es sal de la tierra y luz del mundo, es levadura para toda la sociedad.

Queridas familias, vivan siempre con fe y simplicidad, como la Sagrada  Familia  de Nazaret. ¡La alegría y la paz del Señor esté siempre con ustedes!




DISCURSO COMPLETO DEL PAPA EN LA JORNADA MUNDIAL DE LA FAMILIA

Los cristianos se casan sacramentalmente, porque son conscientes que necesitan la gracia, no para decorar la vida pero para hacernos fuertes

Queridas familas, ¡'buona sera' y bienvenidas a Roma!
Han venido aquí como peregrinos desde muchas partes del mundo, para profesar la fe delante del la tumba de San Pedro. Esta plaza les acoge y abraza: somos un sólo pueblo, con una sola alma, convocados por el Señor, que nos ama y sostiene. Saludo también a todas las familias que están unidas a través de la televisión y de internet: una plaza que se extiende sin confines.
Quisieron llamar a este momento “¡La familia vive la alegría de la fe!”. ¡Me gusta este título! He escuchado las experiencias de ustedes, los casos que han contado. Vi tantos niños, tantos abuelos... Sentí la tristeza de las familias que viven en situación de pobreza y de guerra. He oído a los jóvenes que se quieren casar, aún entre mil dificultades. Y entonces nos preguntamos: ¿Cómo es posible, hoy, vivir la alegría de la fe en familia? ¿Es posible o no es posible vivir esta alegría? 
En el evangelio de Mateo, hay una palabra de Jesús que nos ayuda: 'Venid a mí todos los que están cansados y oprimidos, que yo les aliviaré'. Muchas veces la vida es pesada y tantas veces trágica, lo hemos apenas escuchado. Trabajar es fatigoso; buscar trabajo es fatiga y encontrar trabajo hoy nos pide tanta fatiga.
Pero, aquello que más pesa en la vida, no es esto, lo que más pesa es la falta de amor. Pesa no recibir una sonrisa, no ser acogidos. Pesan ciertos silencios, a veces aún en familia, entre marido y esposa, entre padres e hijos, entre hermanos. Sin amor, el cansancio se hace más pesado. Pienso en los ancianos solos, a las familias en dificultad porque no tienen ayuda para sostener a quienes en casa precisan de especiales atenciones y cuidados. 'Venid a Mí todos los que están cansados y oprimidos', dice Jesús.
Queridas familias, el Señor conoce nuestros cansancios, los conoce y los pesos de nuestra vida. Pero conoce también nuestro deseo profundo de hallar la alegría del alivio. ¿Se acuerdan? Jesús dijo: 'Vuestra alegría sea plena'. Jesús quiere que nuestra alegría sea plena.
Lo dijo a los apóstoles, y hoy lo repite a todos nosotros. Así, esta es la primera cosa que quiero compartir con ustedes en esta tarde, y es una palabra de Jesús: 'Venid a mi, familias de todo el mundo --dice Jesús-- y yo les aliviaré para que vuestra alegría sea completa'.
Y esta palabra de Jesús llévenla a casa, en el corazón, compártanla en familia, él nos invita a ir hacia él para darnos a todos la alegría.
La segunda palabra, la tomo del rito del matrimonio. En este sacramento, quien se casa dice: 'Prometo serte fiel, amarte y respetarte, en la alegría y en el dolor, en la salud y en la enfermedad, y de honrarte y amarte todos los días de nuestra vida'. En aquel momento, los esposos no saben qué sucederá, no saben cuáles son las alegrías y las tristezas que les esperan. Parten, como Abrahan; se ponen juntos en camino. Esto es el matrimonio, partir y caminar juntos, de manos dadas, entregándose en la mano grande del Señor. Mano en la mano por toda la vida y sin hacer caso de esta cultura de lo provisorio que nos corta la vida a pedazos.
Con esta confianza en la fidelidad de Dios, todo se enfrenta, sin miedo, con responsabilidad. Los esposos cristianos no son ingenuos, conocen los problemas y los peligros de la vida. Pero no tienen miedo de asumir la propia responsabilidad, delante de Dios y de la sociedad. Sin huir ni aislarse, sin renunciar a la misión de formar una familia y traer al mundo hijos.
Pero hoy, santo padre, es difícil. ¡Seguro que es difícil! ¡Por eso, es necesaria la gracia del sacramento! ¡Los sacramentos no sirven para decorar la vida; ¡que lindo matrimonio, que linda la ceremonia, que linda la fiesta! Eso no es la gracia del sacramento, eso es una decoración y la gracia no es para decorar la vida pero para hacernos fuertes en la vida, para hacernos corajosos y poder ir adelante! Sin aislarse, siempre juntos.
Los cristianos se casan sacramentalmente, porque son conscientes que necesitan el sacramento. Necesitan a este para vivir unidos entre sí y cumplir la misión de padres. 'En la alegría y en el dolor, en la salud y en la enfermedad'. Así dicen los esposos en el matrimonio y rezan juntos y con la comunidad, ¿por qué? Solamente porque es costumbre hacerlo así? No, lo hacen, porque les sirve para el largo viaje que deben hacer juntos, no a tramos, necesitan de la ayuda de Jesús, para caminar juntos con confianza, para acogerse uno al otro cada día y perdonarse cada día.
Y esto es importante en las familias, saber perdonarse, porque todos nosotros tenemos defectos, todos y a veces hacemos cosas que no son buenas y le hacen mal a los otros. Tener el coraje de pedir perdón en familia cuando nos equivocamos. Hace pocas semanas atrás recordé en esta plaza que para llevar adelante una familia es necesario usar tres palabras, quiero repetirlo, tres palabras: permiso, gracias y perdón. Tres palabras claves.
Pidamos permiso para no ser invasores. En familia: ¿Puedo hacer esto, te gusta que haga esto? El leguaje del permiso. Demos gracias, gracias por el amor, pero dime tú, cuántas veces al día le dices gracias a tu mujer o a tu marido? Cuántos días pasan sin decir esta palabra: gracias.
Y todos nos equivocamos, y a veces alguno se ofende en la familia, o en el matrimonio. A veces, digo, vuelan los platos, se dicen palabras fuertes, pero escuchen este consejo: no terminen la jornada sin hacer la paz, cada día. Disculpa y se recomienza. Permiso, gracias, perdón. ¿Lo decimos juntos?: Permiso, gracias, disculpa, usemos estas tres palabras en familia, perdonarse cada día.
En la vida, la familia experimenta muchos momentos hermosos: el descanso, la comida juntos, el paseo hasta al parque o por los campos, la visita a los abuelos, o a una persona enferma... Pero, si falta el amor, faltará la alegría, faltará la fiesta. Porque el amor nos lo da siempre Jesús: él es la fuente inagotable y se da a nosotros en la Eucaristía. Allí en el sacramento, Jesús nos da su palabra y el pan de la vida, para que nuestra alegría sea completa.
Y para concluir, está aquí delante de nosotros, este ícono de la presentación de Jesús en el templo. Es un ícono verdaderamente bello e importante. Contemplémoslo y dejémonos ayudar por esta imagen. Como todos ustedes, también los protagonistas de la escena tienen su camino: María y José se pusieron en camino, yendo como peregrinos a Jerusalén, obedeciendo a la ley del Señor; y también el viejo Simeon y la profetisa Ana, también ella muy anciana, van al templo impelidos por el Espíritu Santo. La escena nos muestra este entrecruzarse de tres generaciones: el entrelazarse de tres generaciones,
Simeon toma en los brazos al niño Jesús, en quien reconoce al Mesías, y Ana es representada en el gesto de alabar a Dios y anunciar la salvación a quien esperaba la redención de Israel. Estos dos ancianos representan la fe como memoria.
Y les pregunto: ¿Ustedes escuchan a los abuelos?, ¿le abren el corazón a la memoria que nos dan los abuelos? Los abuelos son la sabiduría de la familia, la sabiduría de un pueblo, y un pueblo que no escucha a los abuelos es un pueblo que muere. Hay que scuchar a los abuelos.
María y José son la familia santificada por la presencia de Jesús que es el cumplimiento de todas las promesas. Cada familia, como la de Nazaret está insertada en la historia de un pueblo y no puede existir sin las generaciones anteriores. Y por ello tenemos aquí a los abuelos, los abuelos, y los niños. Los niños aprenden de los abuelos y de las generaciones anteriores.
Queridas familias, también ustedes son parte del pueblo de Dios. Caminen felices, juntamente con este pueblo. Permanezcan siempre unidas a Jesús y llévenlo a todos con vuestro testimonio. Gracias por haber venido. Juntos, hagamos nuestras estas palabras de san Pedro, que nos dan fuerza y continuarán a darnos fuerza en los momentos difíciles: '¿Señor, de quién iremos? ¡Tú tienes palabras de vida eterna!'. ¡Con la gracia de Cristo, vivan la alegría de la fe! ¡El Señor les bendiga y María, nuestra Madre, les proteja y acompañe!
(RED/HSM)
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LAS FAMILIAS CELEBRAN SU FIESTA JUNTO AL PAPA

La Jornada Mundial de la Familia fue una fiesta junto al papa Francisco. El santo padre ingresó acompañado por tantos pequeños. Al lado del altar presidía la ceremonia un ícono de la Sagrada Familia.
La niña Federica, de unos diez años en el micrófono le dijo al papa “Te quiero mucho” y le muestró un dibujo, le confió que su mamá le ha enseñado a cocinar algunas cosas, y a rezar por los otros. Cientos de globos fueron dejados libres y volaban mientas los diversos coros entonaron sus cantos y los fieles agitaban sus brazos.
Mons. Paglia le llamó: “papa, Francisco, o mejor papá Francisco”. Y recordó que los papás abuelos y niños allí presentes en la plaza le hicieron “recordar el sueño del profeta Zacarías” y de la alegría de la fe, por la que “hacemos fiesta”, junto "con la presencia de familias de más de 75 países". Recordó también a las familias en dificultad como las de Siria, probadas por la guerra y a quienes la plaza les envió un aplauso de apoyo. En la celebración festiva participaron por algunos minutos acróbatas circenses y artistas de calle que amenizaron la fiesta con algunas demostraciones.
Una mamá recordó la gran aventura que es la familia, y varias pareja de jóvenes indicaron la fecha en que se van a casar y las dificultades que deberán enfrentar, como una de romanos al confiar que a pesar de no tener un trabajo seguro y no saber como van a pagar el alquiler, decidieron casarse en primavera.
También el testimonio de unos abuelos que desde España vinieron a Roma con toda la familia, sobrinos incluidos. En medio de todo esto el santo padre le bendijo el niño a una madre en cinta. 
Se ecuchó el testimonio de una mujer siria, que contó el drama y el miedo que les empujó a escapar a Jordania y que viven el drama del exilio y de la guerra. Y su esposo agradeció al santo padre la vigilia de oración por la paz en Siria'.
Las familias en misión estuvieron presentes, fue leída la carta de una familia italiana, de Florencia, en misión en tierra musulmana; y de otra familia con una niña, del Camino Neocatecumenal, que ahora están Albania y que dejaron sus trabajos y vida en Italia para servir allí a la Iglesia.
No faltaron dos abuelos, directores de películas, de convicciones diversas, que quisieron presentar su testimonio al papa Francisco. Fueron Pablo y Victorio Taviani, quienes sufrieron la barbarie del nazi-fascismo en la Segunda Guerra Mundial, sobre la cual hicieron un film, como otro sobre el genocidio del pueblo armeno.
También estuvo el testimonio de una familia, suegros incluidos, que habían llevado a vivir con ellos a la otra abuela, a pesar de que la casa era pequeña y de las dificultades que esto significaba.
Una familia joven de Lampedusa, de pescadores, contaron cuando les llamaron para ayudar a los desesperados que desembarcaban, con particulares tremendos. Junto al de un ingeniero agrario de Nigeria que se escapó de África y en la estiva de una barca vio morir a 25 inmigrantes, entre los cuales un primo suyo, antes de llegar a la isla italiana.
Hacia el final del evento, el papa dirigió sus palabras al público, que lo interrumpió varias veces con sus aplausos. Al concluir el santo padre dio su bendición y dijo: "No podemos irnos sin pedirle a la Virgen que nos proteja a todos", y rezó un Ave María
A continuación el papa Francisco saludó a diversas personas y por más de media hora pasó con el jeep abierto, para saludar a las familias presentes en la plaza y vía de la Conciliazione, desde donde mucha gente siguió la ceremonia gracias a las pantallas gigantes.
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19 de octubre de 2013

LAS SINRAZONES DEL ABORTO VII

Recursos tácticos inaceptables

Según el Instituto de Política Familiar, en los últimos
años el número de abortos en España ascendió en un
60%. En 2004, hubo 84,985 abortos. En 2005, 91. 664. En
2006, 101.592. En 2007, 112. 138.

El aborto es una práctica que afecta a cuestiones muy profundas de la existencia humana, tanto en el aspecto biológico como en el espiritual. Profundos han de ser también su análisis y su valoración.

Para estudiar con hondura un tema tan complejo sólo hay una vía eficaz: dejar de lado las imposiciones procedentes de ideologías rígidas, de intereses partidistas, del apego a opiniones individuales predeterminadas por motivos sentimentales, y atenerse a los dictados de la realidad, que es la fuente primaria de toda norma y todo criterio de vida.
Tratar esta cuestión en el clima agitado de oleadas propagandísticas puede servir para pescar en río revuelto, pero no para servir a la verdad y –consiguientemente- a la sociedad humana.

El estudio de lo real lo llevan a cabo diversas disciplinas. En el caso que nos ocupa destaca el papel de la ciencia biológica y de la metodología y antropología filosóficas. La
Biología se halla hoy en condiciones de esclarecer varios puntos clave referentes al origen de la vida humana y al carácter continuo de su proceso evolutivo. Esta clarificación permite a la Ética evitar ciertas indecisiones seculares y formular un juicio sólido acerca del aborto realizado en las primeras semanas de la gestación. Los resultados de la investigación científica deben ser tenidos estrictamente en cuenta a la hora de proponer soluciones a los problemas básicos de la existencia. La realidad acaba vengando todo intento de reducirla violentamente a mero objeto de manipulación.

La Antropología filosófica actual enseña, además, que el hombre se desarrolla y perfecciona por vía de encuentro, dialogando con la realidad en forma respetuosa, sin intentar imponer unilateralmente la propia voluntad. Este diálogo o ajuste a lo real presenta una gran complejidad. Su estudio exige un estilo de pensar maduro, una metodología filosófica que haga justicia a la riqueza de cada fenómeno, descubra la verdadera jerarquía de valores y no tolere el uso estratégico del lenguaje que todo lo embrolla con fines demagógicos. La metodología filosófica rechaza con energía las actitudes y conductas siguientes:

1.       Precipitarse a tomar —de modo sentimental— cualquier inconveniente de la maternidad como razón suficiente para legitimar el aborto, sin tomar en consideración posibles alternativas mucho más humanitarias, pues no sólo no presentan inconvenientes sino ofrecen incluso ventajas (piénsese, por ejemplo, en la posibilidad de la adopción).

2.      Confundir la realidad con ciertas lamentables situaciones de hecho. La verdadera realidad, el dato real que debemos tener en cuenta no es tanto la aceptación social del aborto cuanto el derecho de la vida humana a ser respetada y fomentada.

3.       Movilizar el recurso estratégico de la valoración por contraste para defender la tesis abortista mediante la simple descalificación de sus adversarios. Recuérdese   el exabrupto lanzado un día en cierta emisora televisiva: «Los contrarios al aborto son los partidarios de la pena de muerte» (!). Se quiere, así, ridiculizar al   adversario para ahorrarse la molestia de dar razones.
4.      Impresionar a las gentes —poco avezadas de ordinario a las cuestiones metodológicas— con tópicos y lemas seleccionados conforme a las tácticas de la estrategia del lenguaje. No se olvide que «la corrupción de la política empieza por la corrupción del lenguaje» (G. Orwell). Se afirma a menudo con aire prepotente que «la mujer es dueña de su cuerpo y puede disponer a su arbitrio de cuanto en éste acontece». No se advierte, al proclamar este lema, que, en vez de exaltar a la mujer, se la envilece en no escasa medida, por cuanto se reduce a mero objeto de posesión una vertiente de su ser personal. Uno sólo es dueño de aquello que posee. Pero el hombre no posee un cuerpo; es un ser corpóreo. Reducir a objeto una realidad personal es la meta del sadismo. El sadismo reduccionista opera en contra de las exigencias de la realidad, y se constituye por lo mismo en fuente de toda violencia. He ahí por qué la frivolidad intelectual —como actitud violentamente arbitraria, falta de auténtico realismo—causa estragos irreparables en la vida de la sociedad cuando se la lleva irresponsablemente más allá de ciertos límites.
La Antropología filosófica actual ha clarificado diversos puntos decisivos en el tratamiento del aborto:
a.      La distinción de personeidad y personalidad (Zubiri). Para configurar su personalidad, el ser humano necesita la cooperación de las demás personas. No así para estar dotado de personeidad, es decir, de condición personal básica.
b.      La vinculación fecunda que debe haber entre vida ética y legislación civil cuando se trata de cuestiones básicas que afectan a la estructura de la vida comunitaria.
c.       La relación de contraste —no de contradicción— que existe entre la libertad y la atenencia a normas fecundas que vienen sugeridas por la estructura misma de lo real. Ciertas “liberalizaciones” fomentan la “libertad de maniobra” (nivel 1), pero no la verdadera libertad humana, que es la libertad para la creatividad (nivel 2). El aborto es un fenómeno típico de civilizaciones refinadas, pero poco cultas. Toda persona verdaderamente culta tiene sumo respeto a las realidades en las que participa de modo activo-receptivo. El poder creador propio de la cultura (nivel 2) suele amenguarse al cobrar primacía el poder manipulador (nivel 1). El planteamiento individualista de la libertad humana es anticuado, y resulta hoy demasiado tosco para abordar los problemas más profundos del ser humano. Por ser, en la actualidad, un término “talismán”, el vocablo “libertad”—utilizado de modo borroso, sin matización alguna— se presta a toda suerte de abusos demagógicos.

A la luz de los hallazgos actuales de la ciencia y las investigaciones de la Metodología y Antropología filosóficas, se advierte que buen número de escritos proabortistas carecen del rigor debido y no ofrecen argumentos sólidos. Si quiere ser tomado en serio, todo abortista debe empezar analizando a fondo la cuestión de la existencia de vida humana auténtica en el ser vivo que es objeto de destrucción. En caso de duda, toda práctica manipuladora queda descalificada.

La campaña proabortista es impulsada en nombre del «progreso», pero se enfrenta con la ciencia más avanzada. La antropología actual nos advierte con toda energía que la descapitalización ética y la bancarrota moral de la sociedad deja a las personas a merced de los afanosos de poder, pues una sociedad decadente es fácilmente dominable. El amor a la libertad debiera inspirarnos un respeto incondicional a los valores. Y un valor primario es la vida humana.


LAS SINRAZONES DEL ABORTO VI

Estrategia movilizada para la defensa del aborto


“Los que defienden el aborto deberían demostrar irrefutablemente que
el feto no es una persona. No tienen que demostrarlo quienes atacan el
aborto, porque ellos respetan al feto, al que ven como un momento del
proceso hacia la vida humana plena. Y eso les basta”. (Robert
Spaemann)

El procedimiento seguido para hacer plausible ante el pueblo la legalización del aborto en ciertos supuestos presentó cuatro fases.

Las cuatro fases para la introducción artera del aborto

1. En la Primera Fase se planteó la cuestión de forma unilateral y melodramática. Se redujo la cuestión del aborto al problema de las jóvenes que sufren un embarazo imprevisto. Para impresionar la fibra sentimental de las gentes, se propalaron cifras escalofriantes de abortos clandestinos realizados en condiciones higiénicas deplorables. Pese a la contradicción palmaria que supone fijar exactamente la cifra de actos clandestinos, esta táctica de «la gran mentira» (Dr. Bernard Nathanson) tuvo un éxito clamoroso en diversos países, y los responsables celebraron jubilosos la ingenuidad del pueblo.

Seguidamente, se enardeció el afán revanchista de las capas populares menos favorecidas económicamente mediante el recurso demagógico de subrayar el drama de las jóvenes incapaces de costear una operación abortista en el extranjero. Este tipo de planteamiento exigía a gritos unas medidas que situasen a todas las mujeres del país en nivel de igualdad respecto a la posibilidad de acudir al aborto para resolver los problemas derivados de embarazos no deseados.

2. La Segunda fase fue destinada a fundamentar la posición abortista sobre bases artificiosas. Para ello se declaró que “la mujer tiene un cuerpo y debe gozar de libertad para disponer de ese cuerpo y de cuanto en él acontezca”. Esta afirmación fue desautorizada desde hace casi un siglo por la investigación filosófica y antropológica más lúcida. Ello no fue obstáculo para que altos dignatarios la hayan movilizado en la tribuna de la televisión y prensa con objeto de otorgar a su tesis abortista ciertos visos de fundamentación intelectual. Algún profesional de la filosofía alzó la voz para delatar la falsedad de tal planteamiento, pero fue puesto fuera de juego mediante la mezcla astuta del recurso de la mofa con el complot del silencio.

Esa reducción del cuerpo humano a objeto poseíble significa un envilecimiento del ser femenino muy peligroso porque abre la puerta a toda serie de abusos manipuladores de la figura de la mujer. De espaldas a todo ello, las feministas se han unido a la corriente proabortista al amparo de un concepto de libertad difuso y prepotente. Era curioso observar, en ciertos debates, con qué hostilidad reaccionaban frente a quienes esgrimían sólidas razones en contra del aborto. Daba la impresión de que se sentían amparadas por el desmadre de la opinión pública que se produce cuando los manipuladores manejan hábilmente los términos talismán.

3. Una vez expuesta y fundamentada su tesis abortista de esta forma banal y astuta, el manipulador procuró revestirla con expresiones amables que pudieran velar la violencia que encierra. Fue la tarea de la Fase Tercera. El atropello cruento que implica el aborto fue denominado dulcemente “interrupción voluntaria del embarazo”. Interrupción es un término de la vida cotidiana que carece de sentido peyorativo. Parece completamente neutro en cuanto a valores. Al pronunciarlo, no se alude ni levemente a la anulación definitiva de un proceso vital que en breve hubiera dado lugar a uno o más seres humanos. Se usa un verbo que sugiere una acción accidental y pasajera: interrumpir. Pero se va más allá en la tarea de edulcorar el trauma del aborto. La pequeña parte negativa que pueda implicar el verbo interrumpir queda neutralizada al añadir el adjetivo “voluntaria”, que implica libertad. Al emparejarse con este término talismán, el vocablo “interrupción” queda a salvo de cualquier reproche de tipo moral, ya que, para la mayoría, la ética toma como canon de autenticidad el valor incuestionable de los términos talismán de cada momento.

Este trastrueque del lenguaje tiene un poder insospechado para trasmutar el sentido profundo de los actos humanos. Sólo así se comprende que ciertos países en los cuales se considera incivil a quien arroja un papel al suelo o asusta a una ardilla dediquen hospitales espléndidos a anular procesos de gestación desbordantes de virtualidades asombrosas, y no se sientan rebajados ni un ápice en su alta cota de civismo. ¿Cómo es posible esta incongruencia? Sencillamente, movilizando tácticas que empobrecen al hombre y lo rebajan de rango. Toda sociedad que se orienta hacia el ideal del dominio tiende a restar importancia a los seres indefensos y desvalidos. Si uno de ellos plantea algún problema, es reducido fácilmente a “mero obstáculo en el camino”, obstáculo que la persona afectada puede legítimamente desplazar. En este nivel infrapersonal cabe considerar el aborto como una mera interrupción de un proceso.

Por si estos trastrueques ilusionistas de valores no resultan convincentes, suele reducirse la expresión “interrupción voluntaria del embarazo” a las siglas I.V.E. para darle un frío carácter técnico. Según confesión del Dr. Nathanson, testigo bien cualificado a este respecto, los médicos abortistas norteamericanos, cuando extraen las diversas partes del feto, rehuyen llamar cabeza a la parte más noble. Aluden a ella con la expresión “number one” (número uno). Esta serie de reduccionismos deja franca la vía para realizar un acto violentísimo sin sentirse envilecidos.

Ocho mil jóvenes congresistas, al contemplar las primeras escenas de un aborto real, reproducido en vídeo, prorrumpieron en un «Oooh» estremecido que llenó de estupor la inmensa sala. Su comentario, al final, era unánime: «Nunca creímos que el aborto fuera eso». Pues «eso» es denominado limpiamente “interrupción voluntaria del embarazo”, y es realizado en hospitales ultramodernos en nombre del progreso. Tan chirriante contradicción sólo es posible entre gentes civilizadas que ven amenguada su cultura debido a la distorsión mental y lingüística que operan las tácticas manipuladoras.

Es temible la falta de precisión intelectual a que se llega cuando no se sabe pensar con rigor y se sufre el influjo de los profesionales de la confusión que son los demagogos. En un diario de amplia difusión, alguien ha llegado a proclamar que el feto no constituye un ser personal pues la persona se define por la capacidad de asumir responsabilidades, abrirse al entorno y crear vínculos... Confunde, sin la menor vacilación, lo que Xavier Zubiri entendía por “personeidad” y “personalidad”. La personeidad se recibe en el momento de la concepción. La personalidad se adquiere a lo largo de la vida.

¿Cómo es posible que personas dedicadas al cultivo de la vida intelectual cometan estos errores y no se detengan ante el abismo que supone la aceptación del aborto? Digo abismo porque incluso quienes lo defienden como una salida de urgencia a ciertos problemas deben reconocer, en virtud de un sano juicio, que se trata de una medida extremadamente traumática. Tales errores son posibles debido a la confusión que produce sobre las mentes el planteamiento parcial y sentimentaloide de este asunto. Se nos dice que debemos otorgar libertad a las mujeres respecto a los hijos no deseados y que tal concesión supone una actitud progresista. Por su condición de “talismán”, los términos progreso y libertad se abalanzan hacia el primer plano de la atención y ensombrecen las consideraciones que puedan y deban hacerse sobre el verdadero significado del aborto. Una palabra talismán produce un encandilamiento tal que rodea de un halo de prestigio un suceso que de por sí no causa sino horror. Es el trueque de la manipulación.

Otro recurso táctico para revestir de cierta dignidad el acto abortista es situar toda medida contraria a la creación de nueva vida bajo la capa protectora de algo tan difuso como es la llamada “planificación familiar”. Existen, a veces, dificultades reales que hacen recomendable espaciar los nacimientos o, incluso, evitarlos. Pero no es menos cierto que el clima actual de hedonismo y ambición convierte, a menudo, en dificultad insalvable lo que en otros tiempos se consideraba como una simple invitación al sacrificio, la entrega y la dedicación.

4. Esta presentación unilateral, sentimentaloide, belicosa y edulcorada del problema abortista parece exigir una propuesta drástica de medidas y soluciones. Éstas son proclamadas como algo ineludible en la Cuarta fase, que se centra en esta afirmación: el espíritu de justicia exige situar a todas las mujeres en nivel de igualdad, y para ello es necesario poner a su alcance, en su país, los medios legales adecuados para interrumpir los embarazos no deseados o problemáticos.

Mediante este razonamiento precipitado e impreciso se intentó justificar en diversos países la introducción de una ley despenalizadora del aborto, al menos en tres casos. (Bien sabido que el mismo método de ilusionismo mental permitirá al demagogo más tarde ampliar a voluntad dichos casos.) Esta ley se promulgó en atención a los derechos de la madre. No se mentaron apenas los derechos del hijo, principal protagonista, ni los del padre. Toda la compleja diversidad de problemas que implica el aborto quedó reducida a una cuestión jurídica: la mujer debe tener libertad para abortar, al menos en tres circunstancias.

La introducción de la palabra libertad permitió a los demagogos amparar la tesis abortista con el prestigio de diversos términos talismán. Conceder esta libertad es hoy día lo moderno, lo actual, lo progresista, lo avanzado, porque se trata de una conquista social lograda tras una ardua lucha. En un debate televisivo sobre el aborto, una feminista, abogado, defensora a ultranza de la ley abortista, basó su argumentación en la fuerza fascinadora de tales palabras. Resultó cómico a quienes estaban al corriente de las tácticas manipuladoras, pero su efecto resultó corrosivo para multitud de personas ajenas a este tipo de conocimientos.

La táctica de la precipitación

Fieles a su táctica de precipitar las cosas, los demagogos no se ocupan de buscar soluciones alternativas al aborto que no lesionen derecho alguno sino que incluso puedan llevar la felicidad a muchos hogares, como es el procedimiento de la adopción. No reparan tampoco en la posibilidad de conseguir que las jóvenes afectadas por un embarazo no deseado afronten la situación y den madurez a su personalidad.

Para llevar adelante sus planes sin producir conmociones sociales, se apoyaron en una tendencia del pueblo: la de solucionar los problemas con remedios tajantes, rápidos y fácilmente manejables. Tales condiciones se dan en las técnicas del aborto. Claro está que, en la realización del aborto, surgen más dificultades de las previstas, pero en principio el aborto se presenta como un recurso que se tiene a mano en cualquier momento para solucionar drásticamente una situación embarazosa.

Todo el que analice sin prejuicios ni intereses partidistas la cuestión del aborto ve lúcidamente, sin el menor esfuerzo, que la práctica abortista debería ser aceptada por sus partidarios como último recurso, tras discutir largamente otras posibilidades. Este largo estudio no se ha realizado. Los partidarios de la ley despenalizadora del aborto se lanzaron desde el principio a una sola tarea: montar una táctica de desinformación que permita “desdramatizar” este asunto, evitar el envilecimiento que supone participar en un acto de violencia y dar una justificación racional a dicha actividad.

Estos tres cometidos los han cumplido a través de las cuatro fases antedichas. En efecto, las gentes afectadas por la presentación sentimental del problema (fase 1ª), y serenadas al oír que el cuerpo humano es un objeto susceptible de dominio, posesión y libre disposición (fase 2ª) y que el aborto se reduce a la mera interrupción de un proceso que debe ser regido por las leyes de la planificación familiar (fase 3ª), están dispuestas a demoler sus barreras intelectuales y morales, retirar sus escrúpulos de conciencia y aceptar como un mal menor la solución del aborto (fase 4ª).

Si uno tiene cierta agilidad mental, descubre rápidamente 1) que el planteamiento
sentimental-melodramático del tema del aborto fue puramente táctico, y 2) que el verdadero propósito de la ley abortista no consiste tanto en resolver problemas humanos perentorios cuanto en lograr a medio plazo una transformación radical de la actitud ética de las gentes. Esta interpretación se vio confirmada patentemente, tras la promulgación de la ley abortista, por la negativa de los partidarios de la misma a prestar ayuda a las jóvenes que sufren las consecuencias de un embarazo no deseado y no aceptan el recurso extremo del aborto.