«Es además urgentísimo que se renueve en todos, sacerdotes, religiosos y laicos, la conciencia de la absoluta necesidad de la pastoral familiar como parte integrante de la pastoral de la Iglesia, Madre y Maestra. Repito con convencimiento la llamada contenida en la Familiaris consortio: “...cada Iglesia local y, en concreto, cada comunidad parroquial debe tomar una conciencia más viva de la gracia y de la responsabilidad que recibe del Señor, en orden a la promoción de la pastoral familiar. Los planes de pastoral orgánica, a cualquier nivel, no deben prescindir nunca de tomar en consideración la pastoral de la familia” (n. 70).


30 de mayo de 2014

EL OBISPO DE SAN SEBASTIÁN ALERTA SOBRE LA SOCIEDAD DESVINCULADA

Monseñor José Ignacio Munilla denuncia la desconexión entre las personas en la sociedad actual: “Somos sensibles a lo que sucede en Nigeria pero nos desvinculamos de lo que pasa el vecino”
Monseñor Munilla, obispo de San Sebastián, tenía que dar una conferencia el pasado sábado, 24 de mayo, en la Semana de la Familia. El prelado aprovechó para hablar de la desvinculación social que asola a España y a Occidente. Para ello se basó en el libro La sociedad desvinculada(Editorial Stella Maris) publicado recientemente por el presidente de e-Cristians y miembro del Pontificio Consejo para los Laicos Josep Miró i Ardèvol.

Somos muy sensibles a lo que ocurre en Nigeria, pero estamos absolutamente desvinculados de lo que pasa al otro lado de tabique”, advirtió el obispo donostiarra a la vez que reconocía la importancia de la familia y de las relaciones que se establecen a través de ella. “No somos individuos, somos personas, y esa relación se fundamente en la familia”, afirmó.

Monseñor aseguró que la gran desvinculación que sufre el hombre moderno parte de “una ruptura con las instituciones, iniciada en un mayo del 68 que se rebela frente a todo, también contra Dios y la religiosidad, entendida como imposición”.

“La ruptura entre amor y libertad es una trampa mortal, terrorífica, que provoca una gran fractura y orfandad interior; porque hay un concepto individualista de la libertad contrapuesto al bien común”, indicó Munilla.

El obispo calificó la obra de excelente y al Josep Miró i Ardèvol de “un autor con libertad de pensamiento y cuyas tesis ayudan a fundamentar muchas reflexiones críticas”


“Amamos la humanidad, pero nos molesta la gente”
El obispo de San Sebastián insistió en que la globalización “es un espejismo que te hace sentirte unido al mundo cuando realmente estás desvinculado de la realidad: Amamos la humanidad, pero nos molesta la gente”.

Explicó que este hecho deriva en la pérdida de compromiso social y presencia social. “Aunque hay mucha presencia de voluntariado, la globalización ha generado un espejismo contradictorio: somos muy sensibles a lo que ocurre en Nigeria, con el secuestro de las niñas, pero estamos absolutamente desvinculados de lo que pasa al otro lado de tabique, en casa del vecino. En occidente vivimos en colmenas aisladas”, advirtió.

MANIPULANDO AL PAPA

Es incuestionable que el Papa Francisco se ha convertido en muy poco tiempo en una figura mundial, con un fuerte impacto mediático. No se trata de un hecho excepcional, baste recordar a Juan Pablo II, pero sí que lo es en un sentido, en el enfoque de los medios generalmente hipercríticos con la Iglesia. Con el actual sucesor de Pedro el ataque frontal ha sido substituido por el elogio; el trasfondo de esta opinión es “Francisco es uno de los nuestros y trabaja para cambiar a la Iglesia en la línea que nosotros preconizamos, pero no le dejan”. Y esa línea es la agenda de la sociedad desvinculada, ideología de género, matrimonio y adopción homosexual, divorcio, mujeres sacerdotes, aborto, matrimonio de los curas, una fijación sobre cuestiones muy heterogéneas, de distinta naturaleza doctrinal, que solo tienen en común el formar parte de las políticas del deseo, ante las que solo se alza en la sociedad occidental, como gran planteamiento alternativo, el de la Iglesia católica. También, claro está, las iglesias ortodoxas, y una parte de las iglesias reformadas no desvinculadas, pero sobre todo por dimensión, capacidad teórica, y organización, la Iglesia católica. De ahí la necesidad de derruirla y transformarla en un ente desvinculado más.

En esta ocasión, el frentismo, tímidamente ensayado en los instantes iniciales de su pontificado, ha sido alterado por el “uno de los nuestros”, después de la explosión de popularidad del Papa, de la mano de aquellos temas que los poderes establecidos de la sociedad desvinculada quieren ignorar: los pobres, inmigrantes, las periferias existenciales, la injusticia social estructural del capitalismo de la financiarizacion. Adoptar la frontalidad contra estas cuestiones es alinearla a la Iglesia en el lado que debe estar, y en el que todavía no está plenamente: en el que nos señala el Papa. Y de ahí el recurso a la manipulación sistemática de lo que dice. Hay que desplazar el eje de atención de la denuncia y alternativa social al de la agenda del deseo, mucho más inofensiva, y que siempre produce disensiones en el seno de la Iglesia.

La ultima manipulación se ha producido con motivo de sus declaraciones en el avión de regreso del viaje a Tierra Santa, cuando se le ha intentado presentar  como partidario de la eliminación del celibato sacerdotal, a base de cortar una de sus frases, una práctica habitual. Lo que dijo Francisco sobre este tema es muy concreto y está recogido en las fuentes, o sea que no puede haber dudas. Dijo esto en respuesta a un periodista: “La Iglesia Católica tiene curas casados. Católicos, griegos, católicos coptos, hay en el rito oriental. Porque no se debate un dogma, sino sobre una regla de vida que yo aprecio mucho y que es un don para la Iglesia” y añadió “Al no ser un dogma de fe siempre está la puerta abierta. Pero en este momento no hemos hablado de esto con el patriarca Bartolomé porque es secundario, de verdad. Hemos hablado de que la unidad se hace en la calle, haciendo camino juntos”. El Papa reitera así, como en otros casos, lo que es la doctrina de la Iglesia, en este caso, solo una regla de vida que se mantiene, y el elogiado como un don. Entonces, ¿cómo presentarlo como partidario de que los sacerdotes puedan casarse? Solo de una manera: manipulando burdamente el lenguaje. Al estilo leninista, que hacia desaparecer de las fotografías las imágenes de miembros del partido depurados. En este caso, lo que se depura son las propias palabras del Papa, y esto es simplemente un engaño.

ESCÁNDALO EN EUROPA CON LA INICIATIVA "ONE OF US"

Escribo estas líneas desde una profunda indignación. La indignación que nace cuando te estafan y te sientes impotentes ante los sinvergüenzas que te han alevosamente engañado. Yo soy uno de los más de 1.700.000 europeos que firmó la iniciativa One of Us, Uno de Nosotros, la iniciativa ciudadana que ha recogido más apoyos en la historia de las instituciones europeas. Yo soy de los que, a pesar de que algunos me advertían de la maldad y el doble juego que anida en las instituciones europeas, decidí confiar en los cauces para participar en la vida política de la Unión Europea, firmar la petición y promoverla en mi entorno.
Pero ayer, el último día de su mandato, la Comisión Europea, presidida por Durao Barroso, hizo público su veto a que la iniciativa, que pide que no se destinen fondos públicos europeos a la investigación con embriones humanos, que de esta manera no se podrá ni siquiera debatir en el Parlamento Europeo. ¿La excusa? “El Parlamento Europeo ha discutido recientemente sobre este asunto y ha decidido cuál será la política de la Unión Europea al respecto”. Uno no puede dejar de preguntarse: ¿Y quién es la Comisión para juzgar sobre la oportunidad política de la iniciativa? Sólo les ha faltado añadir que están muy ocupados negociando sus emolumentos y que no les molestemos, pobres siervos de la gleba, con tonterías. Hasta Luis XIV, el Rey Sol, sabía guardar mejor las formas. Es difícil imaginar, en este ámbito, una acción más vil.
Acción que muestra, por otra parte, el verdadero rostro de la Unión Europea actual. Habían incluido el mecanismo de la iniciativa ciudadana europea en el Tratado de Lisboa, una concesión para contentar a los pesados que hablaban de “déficit democrático” en la UE y que ahora sabemos que nunca han pensado en aplicar realmente. El desprecio a cientos de miles de europeos es tan descomunal que, en mi opinión, marca un antes y un después. Y de paso, pone en evidencia la naturaleza sustancialmente tiránica de la actual conformación institucional de la Unión Europea. Que la supuesta rama ejecutiva tenga poder para vetar lo que se debate en la rama legislativa supone una negación tan flagrante de la división de poderes que se presenta como base de nuestro sistema político que la actuación de la Comisión resulta increíble.
Para hacer algo de una enormidad tal, las presiones han tenido que ser enormes y el miedo a que se hablara en sede parlamentaria del asunto también muy considerable. Porque lo normal es que dejasen que la iniciativa llegara al Parlamento, y allí, la despachasen con un voto negativo. Se habrían guardado las formas. ¿Por qué han optado por la estafa y el desprecio a miles y miles de europeos? ¿Por qué este abuso de poder tan evidente?
Las elecciones europeas de la semana pasada han provocado reacciones de preocupación por el ascenso de los grupos contrarios a la Unión Europea y sesudos análisis sobre las causas de este auge. No le den más vueltas: viendo el modo de actuar de la Comisión Europea en este asunto, a uno le entran unas ganas irrefrenables de votar por cualquiera que abogue por acabar con una institución que no es que esté alejada de los ciudadanos y sus preocupaciones, sino que ha demostrado que usa del engaño y la estafa para actuar contra los europeos de buena voluntad.
Por cierto, he leído que el europarlamentario húngaro László Surjan, vicepresidente del Parlamento Europeo, afirmaba que “las razones de la Comisión Europea son ridículas. Estoy profundamente en desacuerdo con la decisión, es una bofetada en la cara de los ciudadanos y una traición hacia ellos”. Así es.
Tras esta decisión, y mientras no cambien las cosas, nadie honesto puede defender la Unión Europea y sus instituciones. Así de simple, así de grave. Triste, muy triste servicio, el prestado en sus horas finales por el comisario Durao Barroso y su Comisión.
Para todos aquellos que quieran saber más del asunto y conocer a fondo sus implicaciones, recomiendo la lectura de la nota que ha publicado hoy European Dignity Watch, tituladaEuropean Commission Vetoes "One of Us" - the Farce of Democratic Participation in Europe y que muestra con claridad de qué lado están los argumentos y la legitimidad.

 FUENTE: FORUM LIBSRTAS

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LA BÚSQUEDA DE DIOS EN LA ERA WEB PASA TAMBIÉN POR LOS TELÉFONOS MÓVILES

Un estudio del Pew Research Centers titulado «Social Networking Popular Across Globe 2012, ilustra sobre el tema
¿Cuáles son los temas más tratados en las redes sociales a nivel mundial? A esta pregunta responde un estudio del Pew Research Center’s titulado «Social Networking Popular Across Globe 2012». Películas y música, temáticas relacionadas con la propia comunidad, deportes, política y religión son los tópicos más tratados por los usuarios de Facebook, Twitter, Google+ y las principales social network del planeta.
Centrándonos en el tema religioso, de entre los 21 países estudiados, Japón es el país donde menos se habla de religión (1%) y Egipto y Túnez donde más (63%). Una lista jerárquica de más a menos quedaría, de acuerdo al estudio, como sigue:
Egipto: 63%
Túnez: 63%
Jordania: 62%
Turquía: 53%
Brasil: 43%
India: 40%
Estados Unidos: 32%
Italia: 16%
México: 15%
Rusia: 15%
España: 13%
Grecia: 13%
China: 10%
Polonia: 9%
República Checa: 9%
Gran Bretaña: 8%
Francia: 8%
Líbano: 8%
Alemania: 7%
Japón: 1%
En términos generales, el informe refleja que los porcentajes de edad de los usuarios que más interactúan en torno a los cinco temas se encuentran en torno a los 18-29 años, un indicio de que la cuestión sobre Dios es también relevante y tratada por personas de un arco de edad habitualmente no asociadas con esos temas o que no suelen tratarlos fuera del ámbito de las redes sociales.
Un estudio realizado por Aleteia.org sobre los temas ético-religiosos y espiritualidad más destacados en la web durante 2012 evidencia en la tercera y última parte del reporte (cf. «Rapporto “web listening e spiritualità. I trend topics etico religiosi del 2012 in rete»; en español en «Los «trend topics» éticos, religiosos y de espiritualidad en la red del año 2012», 26.03.2013) resultados complementarios al estudio del Pew Research Center’s.
En un primer momento el análisis cuantitativo (dónde, cuánto y cuándo se habla de temas en óptica ético-religiosa) muestra que el 71% de las menciones proviene de los Estados Unidos, seguido de México (14%), Francia (8%) e Italia (7%). Los canalizadores de esas menciones son las redes sociales (46%), seguidas de las noticias, blogs, foros y videos. Considerando que el estudio se basa en la observación de noviembre de 2011 a noviembre de 2012, el análisis manifiesta que el volumen de post relativos al mundo conversacional ético-religioso presenta puntos de crecimiento variado según los países. En los Estados Unidos serían los meses de febrero, mayo y octubre de 2012; en México los meses de marzo y octubre de 2012; en Francia no se distinguen momentos especiales.
En un segundo apartado de la misma tercera parte del reporte se hace el análisis cualitativo (de qué se habla en el ámbito de menciones y discusiones ético-religiosas). En este campo, los tres macro-temas más abordados son fe, familia y bioética. Otros temas con menciones relevantes vinculadas a lo ético-religioso son cultura y sociedad, sexualidad, ciencia, historia, educación y viajes.
Estados Unidos, México, Francia e Italia reciben una atención especial al ser los países de donde mayoritariamente proceden las menciones. En Estados Unidos la categoría «fe» implica tratar especialmente la evangelización y el diálogo interreligioso hasta en 59%, la categoría «familia» supone abordar el matrimonio y el debate sobre las nuevas uniones en un 45% y la categoría bioética está vinculada al debate aborto y eutanasia en un 53%.
Desde dónde entrar a las redes sociales y otros datos generales
El informe del Pew Research muestra también la monarquía del teléfono móvil como instrumento privilegiado de acceso a las redes sociales. Prácticamente en todos los países son los medios desde donde se ingresa y participa en la conversación digital. Los teléfonos inteligentes van ganando terreno en países como Gran Bretaña, Estados Unidos y Japón, donde al menos la mitad de la población que usa social networks lo hace desde ellos.

Con el teléfono celular las personas suelen, sobre todo, escribir aunque en países como Japón (79%), México (67%) y España (67%)  es común que sirvan más bien para tomar fotografías y videos. Finalmente, los jóvenes están más vinculados al uso de redes sociales por medio de su teléfono móvil que las personas mayores.
La búsqueda de Dios en la era digital
Aunque el análisis Pew Research no tematiza o valora el tipo de conversación generada en torno a la religión, es interesante subrayar, sea a nivel general, sea a nivel particular de cada país estudiado, la capacidad de la cuestión sobre Dios de continuar despertar interés, incluso en sociedades ampliamente secularizadas.

La posibilidad de acudir a la web sin ser vistos brinda a muchos la oportunidad de profundizar en aquellos temas sobre los cuales no hablaría en público. La religión, Dios, es uno de ellos. Que los dispositivos móviles se configuren actualmente como medios a través de los cuales esas eventuales inquietudes puedan ser respondidas queda claro a juzgar por el amplísimo uso que de ellos se hacen.
Ciertamente no todos las personas se preguntan espontáneamente sobre Dios. A muchas de ellas les es despertado el interés al conocer, voluntaria o involuntariamente, contenidos que terceras personas colocan en sus propios perfiles de redes sociales. En este contexto debe entenderse esa afirmación que en 2012 realizó Benedicto XVI cuando dijo:
«Los motores de búsqueda y las redes sociales son el punto de partida en la comunicación para muchas personas que buscan consejos, sugerencias, informaciones y respuestas. En nuestros días, la Red se está transformando cada vez más en el lugar de las preguntas y de las respuestas; más aún, a menudo el hombre contemporáneo es bombardeado por respuestas a interrogantes que nunca se ha planteado, y a necesidades que no siente».
No resulta exagerado afirmar que en el siglo XXI muchos conocerán a Dios gracias a un teléfono móvil. Que ese conocimiento sea no el de cualquier dios sino el del Dios verdadero revelado en Jesucristo dependerá no sólo de las necesarias estrategias de comunicación y pastoral digital que ya impulsa la Iglesia católica sino de al menos tres factores más:
1) no perder de vista que «los buenos frutos que el compartir el Evangelio se deben más a la capacidad de la Palabra de Dios de tocar los corazones, que a cualquier esfuerzo nuestro» (Benedicto XVI, Mensaje para la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales 2013);
2) la necesaria adaptación al tipo de comunicación que precisa las redes sociales considerando que el acceso mayoritario pasa hoy por los teléfonos móviles. Hay ya mucho hecho pero rezagado en cuanto que está pensado para acceder desde computadoras fijas o portátiles. Se precisa una actualización. El trabajo ahora debe ir hacia los dispositivos móviles, al lenguaje 2.0 (imágenes, videos, textos breves, etc.);
3) convencerse de que ser católico en las redes sociales no supone simplemente estar conectado, poner imágenes religiosas, compartir artículos piadosos o dar “me gusta” a cuanta imagen del Papa compartan. Supone más bien comunicar la propia vida con opciones, juicios y preferencias concordes con el Evangelio y que vayan más allá de las pantallas: al encuentro real. Eso es ser un evangelizador 2.0.

29 de mayo de 2014

TEXTO COMPLETO DE LA CATEQUESIS: EL PAPA COMENTA SU VIAJE A TIERRA SANTA

'Hemos sentido fuerte la voz del Buen Pastor Resucitado, que quiere hacer de todas su ovejas un solo rebaño'. Pidió oraciones por la paz y su encuentro con los presidentes de Israel y Palestina en el Vaticano
Queridos hermanos y hermanas:
En los días pasados, como saben, he realizado una peregrinación a Tierra Santa. Ha sido un gran don para la Iglesia, y le agradezo a Dios. Él me ha guiado en aquella tierra bendita, tierra bendita, que ha visto la presencia histórica de Jesús, y donde se verificaron eventos fundamentales para el judaísmo, el cristianismo y el Islam. Deseo renovar mi cordial reconocimiento a su beatitud el patriarca Fouad Tual, a los obispos de los diversos ritos, a los sacerdotes, a los franciscanos de la Custodia de Tierra Santa. ¡Estos franciscanos son buenos, su trabajo es realmente bueno y todo lo que hacen!
Mi pensamiento agradecido va también a las autoridades jordanas, israelíes y palestinas, que me acogieron con tanta cortesía. Y añado también, con amistad, como a todos los que han cooperado para la realización de la visita. 
La finalidad principal de esta peregrinación fue conmemorar el 50 aniversario del histórico encuentro entre el papa Pablo VI y el patriarca Atenágora. Fue la primera vez que un sucesor de Pedro visitó Tierra Santa: Pablo VI inauguraba así durante el Concilio Vaticano II, los viajes de los papas fuera de Italia, en la época contemporánea.
Aquel gesto profético del obispo de Roma y del patriarca de Constantinopla ha puesto una piedra angular en el camino, sufrido pero prometedor, de la unidad de todos los cristianos, que desde entonces ha cumplido pasos importantes. Por lo tanto mi encuentro con su santidad Bartolomeo, amado hermano en Cristo, ha sido el momento culminante de la visita. Juntos hemos rezado ante el sepulcro de Jesús, y con nosotros estaban el patriarca griego-ortodoxo de Jerusalén Theophilos III, y el patriarca armenio apostólico Nourhan, además de arzobispos y obispos de diversas Iglesias y comunidades, autoridades civiles y muchos fieles.
En aquel lugar en donde resonó el anuncio de la Resurrección, hemos visto toda la amargura y el sufrimiento de las divisiones que todavía existen entre los discípulos de Cristo. Y verdaderamente ésto hace tanto mal, estamos todavía divididos, en esos lugares en donde resonó la voz de la Resurrección, en donde Jesús nos dio la vida, estamos todavía un poco divididos.
Pero sobre todo, en aquella celebración cargada de recíproca fraternidad, de estima y de afecto, hemos sentido fuerte la voz del Buen Pastor Resucitado, que quiere hacer de todas su ovejas un solo rebaño. Hemos sentido el deseo de sanar las heridas todavía abiertas y seguir de forma tenaz el camino hacia la plena comunión.
Nuevamente, como hicieron los papas anteriores, yo pido perdón por lo que nosotros hemos hecho para favorecer esta división y le pido al Espíritu Santo que nos ayude a sanar las heridas que hemos causado a nuestros hermanos, todos somos hermanos en Cristo y con el patriarca Bartolomeo somos amigos y hermanos, y hemos compartido la ganas de caminar juntos, hacer todo lo que juntos podemos hacer: rezar juntos, trabajar juntos por el rebaño de Dios, buscar la paz, custodiar la creación y como hermanos tenemos que ir adelante.
Otra finalidad de esta peregrinación ha sido animar en aquella región el camino hacia la paz, que es al mismo tiempo don de Dios y empeño de los hombres. Lo he hecho en Jordania, Palestina e Israel. Y lo he hecho siempre en cuanto peregrino, en el nombre de Dios y del hombre, llevando en el corazón una gran compasión por los hijos de aquella Tierra que desde hace demasiado tiempo conviven con la guerra y tienen el derecho de conocer finalmente días de paz.
Por este motivo he exhortado a los fieles cristianos a dejarse 'ungir' con corazón abierto y dócil, por el Espíritu Santo, para ser siempre más capaces de gestos de humildad, de fraternidad y de reconciliación. Humildad, hermandad, reconciliación...
El Espíritu permite asumir estas actitudes en la vida cotidiana, con personas de diversas culturas y religiones, y así volverse 'artesanos' de la paz. La paz se contruye artesanalmente, no hay industrias de paz, se hace cada día, artesanalmente y con el corazón abierto para que venga el don de Dios. Por ello he exhortado a los cristianos de dejarse ungir.
En Jordania he agradecido a las autoridades y al pueblo por su empeño, al acoger numerosos prófugos provenientes desde las zonas de guerra, que merecen y necesitan el apoyo constante de la comunidad internacional. He quedado impresionado por la generosidad del pueblo jordano al acoger a los prófugos. Tantos que huyen de la guerra en esa zona. Que el Señor bendiga a este pueblo acogedor. Y tenemos que rezar para que el Señor bendiga a este pueblo, en este trabajo de acogida que realiza.
Durante la peregrinación también en otros lugares he animado a las debidas autoridades para que sigan en sus esfuerzos para relajar las tensiones en el área de Oriente Medio, especialmente en la martirizada Siria, como seguir a buscando una solución equitativa al conflicto palestino-israelí.
Por esto he invitado al presidente de Israel y al presidente de Palestina, ambos hombres de paz y artífices de paz, para que vengan al Vaticano a rezar juntos conmigo por la paz. Y por favor, les pido a ustedes que no nos dejen solos, recen mucho para que el Señor nos dé la paz en aquella tierra bendita. Cuento con estas oraciones, recen mucho para que llegue la paz.
Esta peregrinación en Tierra Santa ha sido también la ocasión para confirmar en la fe a las comunidades cristianas, que sufren tanto, y expresar la gratitud de toda la Iglesia por la presencia de los cristianos en esta zona y en todo Oriente Medio. Estos hermanos nuestros son valientes testigos de la esperanza y caridad, 'sal y luz' en aquella Tierra. Con su vida de fe y de oración y con su preciosa actividad educativa y asistencial, ellos trabajan por la reconciliación y el perdón, contribuyendo al bien común de la sociedad.
Con esta peregrinación que ha sido una verdadera gracia del Señor, he querido llevar una palabra de esperanza, si bien al mismo tiempo la he recibido. La he recibido de los hermanos y hermanas que esperan 'contra toda esperanza', a través de tantos sufrimientos; como los de quien se escapó del propio país debido a los conflictos; como la de aquellos que en diversas partes del mundo sufren discriminación y desprecio por causa de su fe en Cristo.
Sigamos estando cerca de ellos. Recemos por ellos y por la paz en Tierra Santa y en todo el Medio Oriente. La oración de toda la Iglesia sea de apoyo también al camino hacia la plena unidad entre los cristianos, para que el mundo crea en el amor de Dios, que en Jesucristo vino a vivir en medio de nosotros.
E invito a todos a que recemos juntos, a la Virgen, Reina de la paz, Reina de la unidad, la mamá de todos los cristianos, que Ella nos dé la paz en todo el mundo y que nos acompañe en este camino de unidad. (Ave María).

 Ciudad del Vaticano, 28 de mayo de 2014 (Zenit.org

LA COMISIÓN EUROPEA VETA LA INICIATIVA ONE OF US EN DEFENSA DEL EMBRIÓN HUMANO

El veto de la Comisión Europea a la iniciativa ciudadana de defensa del embrión humano contra la investigación One of Us puede ser visto como una doble negación de la democracia: respecto a los parlamentarios europeos recién elegidos este fin de semana, y sobre todo respecto a los ciudadanos europeos, cuya palabra aparentemente pesa mucho menos que los intereses defendidos por inter-grupos supuestamente progresistas y los poderosos lobbies de la industria farmacéutica.
 (Aleteia) Dos millones de firmas a la basura… El veto de la Comisión Europea a la iniciativa ciudadana de defensa del embrión humano contra la investigación One of Us te encantará, sobre todo si formas parte de los valientes que fueron a votar el domingo pasado.
La Comisión tenía hasta el 18 de mayo para decidir sobre esta iniciativa sin precedentes respecto a su amplitud. Pero la voz de los lobbies, verdaderos maestros a bordo de la escalera europea ha sido más fuerte.
Como lo prevé el Tratado de Lisboa, One of Us (Uno de Nosotros) había permitido, en un espíritu de crecimiento de la democracia participativa, proponer un proyecto de ley de iniciativa ciudadana a condición de reunir para este proyecto las firmas de un millón de ciudadanos europeos. La iniciativa recogió dos veces más, pero no se ha hecho nada.
One of Us pedía especialmente detener la financiación, por parte de Bruselas, de prácticas dirigidas a destruir vidas humanas antes del nacimiento.
Este uso de su derecho de veto en el último día de mandato de la actual Comisión puede ser visto como una doble negación de la democracia, por una parte respecto a los parlamentarios europeos recién elegidos este fin de semana, y sobre todo respecto a los ciudadanos europeos, cuya palabra aparentemente pesa mucho menos que los intereses defendidos por inter-grupos supuestamente progresistas y los poderosos lobbies de la industria farmacéutica.
Un veto injustificado
«Es una decisión contraria a las exigencias éticas y democráticas», destacan los promotores de la iniciativa ciudadana. Para ellos, es un veto «injustificado que no tiene en cuenta el objeto mismo de la demanda».
«La Comisión desea continuar financiando prácticas biotecnológicas que se han revelado sin futuro y no éticas y financiando el aborto en los países en desarrollo, incluyendo países en los que está penalmente prohibido», declararon.
Pero también es un veto injustificable que se burla del proceso democrático: «La Comisión, en lugar de constatar el éxito de la iniciativa y transmitirla al Parlamento y al Consejo europeos ha abusado de su poder de control formal para dar un juicio sobre la oportunidad política de Uno de nosotros y para bloquear el proceso.
La Comisión intenta así defender su privilegio de poder de iniciativa porque hasta la creación del mecanismo de Iniciativa Legislativa Popular (ILP), era la única que podía iniciar procesos legislativos.
La Comisión Europea ha hecho así del mecanismo de ILP un simulacro cuando los diputados querían en cambio hacer de ella un verdadero instrumento de democracia participativa. La Comisión da así una nueva prueba de su falta de cultura democrática».
«En el fondo, la respuesta del a Comisión es hipócrita y desdeñosa porque ha hecho como si no entendiera el objeto de nuestra demanda a través de treinta páginas de complacencia en su propia política», concluye el Comité de Ciudadanos de Uno de Nosotros.
Para los organizadores de la iniciativa, el proceso no está cerrado: por una parte, la decisión de la Comisión es susceptible de recurso ante el Tribunal de Luxemburgo, que por su parte ha reconocido el respeto debido a la vida humana desde la concepción. Por otra, se ha elegido un nuevo Parlamento y se va a nombrar una nueva Comisión.
Al final, este uso abusivo del derecho a veto priva de su sentido el concepto mismo de proyecto de ley de iniciativa popular creado por el Tratado de Lisboa. La última palabra en Europa no pertenece decididamente a los ciudadanos europeos, ni al Parlamento, sino a una Comisión Europea cuyos miembros nadie ha elegido nunca. Si la alta abstención y el ascenso de partidos populistas son los síntomas de una crisis de confianza en Europa, no hay duda de que ahí se encuentra de hecho la raíz del mal.


MARÍA, LA CREYENTE E INTERCESORA

“El que cree en mí, también el hará las obras que yo hago, y aún mayores.” (Jn 14, 12)
“Haced lo que Él os diga” (Jn 2, 5)
María, tú eres la creyente y la mediadora de todas las gracias. Si nosotros, con nuestra oración, hecha con fe, podemos realizar obras semejantes a las de tu Hijo, ¿qué no podrás hacer tú?

Me has enseñado, Señora, al acercarme a los santuarios, en los que se te honra con tanta devoción, a valorar el poder de la oración. Hay lugares en los que se percibe de manera muy viva la fuerza sobrenatural. No solo porque se den signos especiales, sino porque se instala en el corazón el gozo y la alegría, los mismos efectos que se produjeron cuando visitaste a Isabel, tu prima.
Si por la intercesión de los santos, cada día nos llegan noticias de obras que superan nuestra capacidad humana, ¡cuánto más, Señora, por tu intercesión siguen experimentándose los frutos de la gracia!
Tú sabes lo que nos hace falta. Tú eres la mujer sensible, solidaria, capaz de impulsar a tu Hijo Jesús para que intervenga y actúe con poder y misericordia.
Si la mujer cananea, la sirofenicia y la hemorroisa, arrancaron de Jesús aquellos gestos de compasión, que dieron vida y salud, ¡cuánto más nos estará aconteciendo por tu maternidad prolongada con nosotros!
No reivindico ningún poder especial, deseo que seas tú la que, conociendo la súplica de tantos, que en momentos de dolor, enfermedad, paro, soledad, o exclusión, acuden menesterosos a la oración, intervengas maternalmente en su favor.
Aunque es verdad que tu Hijo nos ha entregado el regalo de poder actuar de manera sobrehumana, si lo hacemos con fe. ¡Cuánto bien podríamos realizar con tan solo actuar con fe!
Danos, entonces, tu humilde actitud creyente, confiada, orante, para que a nuestro paso por la vida dejemos correr, a través nuestro, el río de gracia que ayude, consuele, mejore a tantos que se nos encomiendan.
Virgen María, comprendo que es una responsabilidad social de los creyentes pedir otras intervenciones en favor de los demás, si nosotros mismos tenemos el regalo de hacer las obras que Jesús hizo a su paso por nuestro mundo. No obstante es más segura tu ayuda que la nuestra.


Las mejores imágenes del viaje de Francisco a Tierra Santa | Papa | Rome...

28 de mayo de 2014

El Papa Francisco reza ante al muro de Belén

Luego de haber encontrado al Presidente palestino en el Palacio Presidencial de Belén, en la calle que lo ha llevado a la Plaza del Pesebre para la celebración de la Santa Misa, el Papa Francisco bajó del jeep, se acercó al muro de división entre Belén e Israel y se detuvo en oración por algunos minutos. Al final de la oración, el Papa se apoyó al muro con la frente, permaneciendo en recogimiento por algunos instantes.

El Papa en Palestina e Israel: recemos juntos por la paz

«Señor Presidente Mahmoud Abbas, en este lugar donde nació el Príncipe de la paz, deseo invitarle a usted y al Señor Presidente Shimon Peres, a que elevemos juntos una intensa oración pidiendo a Dios el don de la paz. Ofrezco la posibilidad de acoger este encuentro de oración en mi casa, en el Vaticano. 
Todos deseamos la paz; muchas personas la construyen cada día con pequeños gestos; muchos sufren y soportan pacientemente la fatiga de intentar edificarla. Y todos tenemos el deber, especialmente los que están al servicio de sus pueblos, de ser instrumentos y constructores de la paz, sobre todo con la oración.
Construir la paz es difícil, pero vivir sin ella es un tormento.

Getsemaní: cristianos, valientes testigos del Resuci

Cuando entró en la Iglesia de Getsemaní, para reunirse con los sacerdotes, religiosos y seminaristas de la Tierra Santa, en la penúltima etapa de su peregrinación, el Papa Francisco rezó en la piedra que, según la tradición, recogió las lágrimas y las gotas de sudor mezcladas con la sangre de Jesús en el Huerto de los Olivos, antes de ser arrestado. En su discurso, el Papa invitó a todos los consagrados a no dejarse "vencer por el miedo y la desesperación", porque Jesús "nunca nos deja solos". En este lugar, dijo, preguntémonos ¿quién soy yo ante mi Señor que sufre". Soy, dijo el Papa, "de los que se duermen, huyen o le reniegan por temor?"

Papa Francisco y el Holocausto: ¡Nunca más Señor!


El Papa: es hora de la valentía de la paz en Oriente Medio

Publicado el 25/5/2014
Ha llegado el momento de que todos tengan la audacia de la generosidad y creatividad al servicio del bien, el valor de la paz, que se apoya en el reconocimiento, por parte de todos, del derecho de dos Estados a existir y a disfrutar de paz y seguridad dentro de unos confines reconocidos internacionalmente. Fue el llamamiento del Papa Francisco en Belén ante el presidente de Palestina, Mahmoud Abbas, para que se ponga fin al conflicto entre israelíes y palestinos, que deja tantas heridas difíciles de cerrar. Después de la visita de cortesía en el palacio presidencial de Belén y el discurso del presidente Abbas, el Papa expresó su cercanía a los que sufren las consecuencias de ese conflicto.

NOS HARÁ BIEN PREGUNTARNOS: ¿QUIÉN SOY YO ANTE MI SEÑOR QUE SUFRE?

(RV).- (Actualizado con audio de la homilía del Papa) Fue una de las apremiantes preguntas que formuló el Papa la tarde del lunes en su encuentro con los sacerdotes, religiosos, religiosas y seminaristas en la Iglesia de Getsemaní, en el marco de su visita a Tierra Santa. La amistad de Jesús con nosotros, su fidelidad y su misericordia son el don inestimable que nos anima a continuar con confianza en el seguimiento a pesar de nuestras caídas, nuestros errores y nuestras traiciones, observó el Obispo de Roma, pero esta bondad del Señor no nos exime de la vigilancia frente al tentador, al pecado, al mal y a la traición que pueden atravesar también la vida sacerdotal y religiosa, precisö. "Advertimos la desproporción entre la grandeza de la llamada de Jesús y nuestra pequeñez, entre la sublimidad de la misión y nuestra fragilidad humana. Pero el Señor, en su gran bondad y en su infinita misericordia, nos toma siempre de la mano, para que no perezcamos en el mar de la aflicción. Él está siempre a nuestro lado, no nos deja nunca solos." "Por lo tanto, pidió, no nos dejemos vencer por el miedo y la desesperanza, sino que con entusiasmo y confianza vayamos adelante en nuestro camino y en nuestra misión. Ustedes, queridos hermanos y hermanas, están llamados a seguir al Señor con alegría en esta Tierra bendita. Es un don y una responsabilidad. Su presencia aquí es muy importante; toda la Iglesia se lo agradece y los apoya con la oración." (RC-RV)

Palabras del Santo Padre: 

“Salió… al monte de los Olivos, y lo siguieron los discípulos” (Lc 22,39).

Cuando llegó la hora señalada por Dios para salvar a la humanidad de la esclavitud del pecado, Jesús se retiró aquí, en Getsemaní, a los pies del monte de los Olivos. Nos encontramos en este Santo Lugar, santificado por la oración de Jesús, por su angustia, por su sudor de Sangre; santificado sobre todo por su “sí” a la voluntad de amor del Padre. Casi tenemos temor de acercarnos a los sentimientos que Jesús experimentó en aquella hora; entramos en puntas de pié en aquel espacio interior donde se decidió el drama del mundo.

En aquella hora, Jesús sintió la necesidad de rezar y de tener junto a sí a sus discípulos, a sus amigos, que lo habían seguido y habían compartido más de cerca su misión. Pero aquí, en Getsemaní, el seguimiento se hace difícil e incierto; se hace sentir la duda, el cansancio y el terror. En el apremiante acontecimiento de la Pasión de Jesús, los discípulos asumirán diversas actitudes en relación a su Maestro: actitudes de acercamiento, de alejamiento, de incertidumbre.

Nos hará bien a todos nosotros, obispos, sacerdotes, personas consagradas, seminaristas, preguntarnos en este lugar: ¿Quién soy yo ante mi Señor que sufre? ¿Quién soy yo ante mi Señor que sufre?

¿Soy de aquellos que, invitados por Jesús a velar con él, se duermen y, en lugar de rezar, tratan de evadirse cerrando los ojos a la realidad? ¿Soy de esos?

¿O me reconozco con aquellos que huyeron por miedo, abandonando al Maestro en la hora más trágica de su vida terrena?

¿Descubro en mí el doblez, la falsedad de aquel que lo vendió por treinta monedas, que, fue llamado amigo y, sin embargo, traicionó a Jesús?

¿Me reconozco con aquellos que fueron débiles y lo negaron, como Pedro? Él, poco antes, había prometido a Jesús que lo seguiría hasta la muerte (cf. Lc22,33); después, acorralado y preso del pánico, jura que no lo conoce.

¿Me parezco a aquellos que ya estaban organizando su vida sin Él, como los dos discípulos de Emaús, necios y duros de corazón para creer en las palabras de los profetas (cf. Lc 24,25)?

O bien, gracias a Dios, ¿me encuentro entre aquellos que fueron fieles hasta el final, como la Virgen María y el apóstol Juan? Cuando sobre el Gólgota todo se oscurece y toda esperanza parece terminar, sólo el amor es más fuerte que la muerte. El amor de la Madre y del discípulo amado los impulsa a permanecer a los pies de la Cruz, para compartir hasta el fondo, el dolor de Jesús.

¿Me reconozco con aquellos que han imitado a su Maestro y Señor hasta el martirio, testimoniando hasta qué punto Él era todo para ellos, la fuerza incomparable de su misión y el horizonte último de sus vidas?

La amistad de Jesús con nosotros, su fidelidad y su misericordia son el don inestimable que nos anima a continuar con confianza en su seguimiento, a pesar de nuestras caídas, nuestros errores y también nuestras traiciones.

Pero esta bondad del Señor no nos exime de la vigilancia frente al tentador, al pecado, al mal y a la traición que pueden atravesar también la vida sacerdotal y religiosa. Todos estamos expuestos al pecado, al mal, a la traición. Advertimos la desproporción entre la grandeza de la llamada de Jesús y nuestra pequeñez; entre la sublimidad de la misión y nuestra fragilidad humana. Pero el Señor, en su gran bondad y en su infinita misericordia, nos toma siempre de la mano, para que no nos ahoguemos en el mar del desaliento. Él está siempre a nuestro lado, no nos deja nunca solos. Por tanto, no nos dejemos vencer por el miedo y la desaliento, sino que con coraje y confianza vayamos adelante en nuestro camino y en nuestra misión.
Ustedes, queridos hermanos y hermanas, están llamados a seguir al Señor con alegría en esta Tierra bendita. Es un don y una responsabilidad. Su presencia aquí es muy importante; toda la Iglesia se los agradece y los sostiene con la oración.

Desde este lugar, Lugar Santo, deseo además dirigir un afectuoso saludo a todos los cristianos de Jerusalén. Quisiera asegurarles que los recuerdo con afecto y que rezo por ustedes, conociendo bien las dificultades de su vida en la Ciudad. ¡Los exhorto a dar testimonio valiente de la Pasión del Señor, pero también de su Resurrección con alegría y con esperanza!

Imitemos a la Virgen María y a san Juan, y permanezcamos junto a las muchas cruces en las que Jesús está todavía crucificado. Éste es el camino en el cual nuestro Redentor nos llama a seguirlo. ¡No hay otro, es éste! “El que quiera servirme, que me siga, y donde esté yo, allí estará mi servidor” (Jn 12,26).



“AQUÍ NACIÓ LA IGLESIA Y NACIÓ EN SALIDA”, EL PAPA EN EL CENÁCULO


(RV). Amistad, despedida, comunión, fraternidad, armonía, servicio. Son conceptos que el Santo Padre quiso resaltar en su homilía de la Santa Misa celebrada en el Cenáculo la tarde de este lunes. Al comienzo de su discurso resaltó el valor que tiene para los cristianos este lugar al ser donde Jesús consumó la Última Cena con los Apóstoles. “Aquí nació la Iglesia, y nació en salida. Desde aquí salió con el Pan partido entre las manos, las llagas de Jesús en los ojos y el Espíritu de amor en el corazón”, dijo. 

“El Cenáculo nos recuerda al servicio, el lavatorio de los pies, que Jesús realizó, como ejemplo para sus discípulos”, expresó el Papa recordando el significado que esto tiene: acogerse, aceptarse, amarse y servirse mutuamente. Pero también quiso hondar en otro significado que tiene este lugar: la mezquindad, la curiosidad y la traición. El Papa advirtió que siempre que se peca se encarnan estas actitudes y se traiciona a Jesús. 

Finalizando su homilía el sucesor de Pedro constató que el Cenáculo es donde se creó el nacimiento de la nueva familia: la Iglesia Constituida por Cristo resucitado. “A esta gran familia están invitados y llamados todos los hijos de Dios de cualquier pueblo y lengua, todos hermanos e hijos de un único Padre que está en los cielos”, dijo. (MZ-RV)

Palabras del Santo Padre:
Es un gran don que el Señor nos hace al reunirnos aquí, en el Cenáculo, para celebrar la Eucaristía. 

Mientras los saludo con fraterna alegría, deseo dirigir un pensamiento afectuoso a los Patriarcas Orientales Católicos que se han sumado en estos días a mi peregrinaje. Deseo agradecerles por su significativa presencia, para mí particularmente preciosa, y les aseguro que tienen un lugar especial en mi corazón y en mi oración.

Aquí, donde Jesús consumó la Última Cena con los Apóstoles; donde, Resucitado, se apareció en medio de ellos; donde el Espíritu Santo descendió con potencia sobre María y los discípulos, aquí nació la Iglesia, y nació en salida. Desde aquí salió, con el Pan partido entre las manos, las llagas de Jesús en los ojos, y el Espíritu de Amor en el corazón.

Jesús resucitado, enviado por el Padre en el Cenáculo, comunicó a los Apóstoles su mismo Espíritu y con su fuerza los envió a renovar la faz de la tierra (cf. Sal 104,30).

Salir, partir, no quiere decir olvidar. La Iglesia en salida custodia la memoria de aquello que ocurrió aquí. El Espíritu Paráclito le recuerda cada palabra, cada gesto, y le revela su sentido.

El Cenáculo nos recuerda el servicio, el lavatorio de los pies, que Jesús realizó como ejemplo para sus discípulos. Lavarse los pies los unos a los otros significa acogerse, aceptarse, amarse, servirse mutuamente. Quiere decir servir al pobre, al enfermo, al excluido. A aquél que me parece antipático, a aquél que me da fastidio.

El Cenáculo nos recuerda, con la Eucaristía, el Sacrificio. En cada Celebración Eucarística, Jesús se ofrece por nosotros al Padre, para que nosotros podamos unirnos a Él, ofreciendo a Dios nuestra vida, nuestro trabajo, nuestras alegrías y nuestros dolores…, ofrecer todo en sacrificio espiritual.

El Cenáculo también nos recuerda la amistad. “Ya no los llamo servidores, –dijo Jesús a los Doce– (…) yo los llamo amigos” (Jn 15,15). El Señor nos hace amigos suyos, nos confía la voluntad del Padre y se nos da Sí mismo. Ésta es la experiencia más hermosa del cristiano, y en modo particular del sacerdote: hacerse amigo del Señor Jesús. Descubrir en su corazón que Él es Amigo.

El Cenáculo nos recuerda la despedida del Maestro y la promesa de reencontrarse con sus amigos. “Cuando vaya…, volveré y les llevaré conmigo, para que donde estoy yo, estén también ustedes” (Jn 14,3). Jesús no nos deja, no nos abandona nunca, nos precede en la Casa del Padre y allá nos quiere llevar con Él.

Pero el Cenáculo recuerda también la mezquindad, la curiosidad –“¿quién es aquél que traiciona?”–, la traición. Y puede ser cualquiera de nosotros, y no sólo y siempre los demás quien haga revivir estas actitudes, cuando miramos con suficiencia al hermano, lo juzgamos; cuando traicionamos a Jesús con nuestros pecados.

El Cenáculo nos recuerda el compartir, la fraternidad, la armonía, la paz entre nosotros. ¡Cuánto amor, cuánto bien ha brotado del Cenáculo! ¡Cuánta caridad ha salido de aquí, como un río de su fuente, que al inicio es un arroyo y después se ensancha y se hace grande… Todos los santos han bebido de aquí. El gran río de la santidad de la Iglesia siempre encuentra su origen aquí, siempre de nuevo, del Corazón de Cristo, de la Eucaristía, de su Santo Espíritu.

El Cenáculo, finalmente, nos recuerda el nacimiento de la nueva familia, la Iglesia –Nuestra Santa Madre Iglesia Jerárquica– constituida por Cristo Resucitado. Una familia que tiene una Madre, la Virgen María. Las familias cristianas pertenecen a esta gran familia, y en ella encuentran luz y fuerza para caminar y renovarse, mediante las fatigas y las pruebas de la vida. A esta gran familia están invitados y llamados todos los hijos de Dios de todo pueblo y lengua, todos hermanos e hijos de un Único Padre que está en los Cielos.

Éste es el horizonte del Cenáculo: el horizonte del Resucitado y de la Iglesia.

De aquí parte la Iglesia en salida, animada por el soplo vital del Espíritu. Recogida en oración con la Madre de Jesús, revive siempre la espera de una renovada efusión del Espíritu Santo: ¡“Envía, Señor, tu Espíritu, y renueva la faz de la tierra”! (cf. Sal 104,30).

26 de mayo de 2014

El fundamento de la fe nos une, no hagamos oídos sordos al fuerte llamamiento a la unidad: el Papa en el Santo Sepulcro con el patriarca Bartolomé

(RV).La celebración ecuménica en el Santo Sepulcro de Jerusalén clausuró solemnemente el segundo día de la peregrinación del Papa Francisco en Tierra Santa. El Obispo de Roma y el patriarca Bartolomé I de Constantinopla se encontraron, primero privadamente en la Delegación Apostólica de Jerusalén. Al término del encuentro y tras el intercambio de dones ambos firmaron una Declaración conjunta que selló el momento central y el objetivo de esta peregrinación a la Tierra de Jesús, con el que se conmemoró el 50 aniversario del histórico encuentro entre el Papa Pablo VI y el patriarca ortodoxo Atenágoras en 1964.

Luego, ambas delegaciones se trasladaron al Santo Sepulcro. El Papa Francisco entró en la plaza a través de la Puerta del Muristán, mientras que el patriarca Bartolomé lo hacía por la Puerta de santa Elena. Ambos se encontraron en el centro de la plaza y se estrecharon en un abrazo fraterno que culminó con un jubiloso repique de campanas. 

En la celebración ecuménica participaron los Ordinarios Católicos en Tierra Santa, el arzobispo copto, el sirio, el etíope, los obispos anglicano y luterano y otros obispos. También estuvieron presentes los Cónsules Generales de los países que rigen el Statu quo de la Ciudad Santa. El Papa y el Patriarca Ecuménico veneraron simultáneamente la Piedra de la Unción, en el atrio de la basílica, lugar según la tradición, donde Jesús tras la deposición de la cruz fue ungido con óleos. Después de la proclamación del Evangelio tuvo su discurso del Patriarca Bartolomé I y a continuación el Papa pronunció su homilía.

El Papa hizo alusión primero al significado del lugar del encuentro: “el lugar de donde salió el anuncio de la resurrección, el fundamento de la fe que nos une: somos hombres y mujeres de resurrección, no de muerte”, dijo. “No hagamos oídos sordos al fuerte llamamiento a la unidad que resuena precisamente en este lugar”.

“Ciertamente, no podemos negar las divisiones que todavía hay entre nosotros, discípulos de Jesús: este lugar sagrado nos hace sentir con mayor dolor el drama. Y, sin embargo, cincuenta años después del abrazo de aquellos dos venerables Padres, hemos de reconocer con gratitud y renovado estupor que ha sido posible, por impulso del Espíritu Santo, dar pasos realmente importantes hacia la unidad. Somos conscientes de que todavía queda camino por delante para alcanzar aquella plenitud de comunión que pueda expresarse también compartiendo la misma Mesa eucarística, como ardientemente deseamos; pero las divergencias no deben intimidarnos ni paralizar nuestro camino”. 

“Debemos pensar -dijo Francisco- que, igual que fue movida la piedra del sepulcro, así pueden ser removidos todos los obstáculos que impiden aún la plena comunión entre nosotros. A este respecto, el Pontífice renovó la voluntad ya expresada por sus Predecesores:

“mantener un diálogo con todos los hermanos en Cristo para encontrar una forma de ejercicio del ministerio propio del Obispo de Roma que, en conformidad con su misión, se abra a una situación nueva y pueda ser, en el contexto actual, un servicio de amor y de comunión reconocido por todos”. 

Recordó también, el Pontífice, a toda la región de Oriente Medio, desgraciadamente lacerada con frecuencia por la violencia y los conflictos armados. Y no olvidó tampoco a tantos hombres y mujeres que, en diversas partes del mundo, sufren a causa de la guerra, de la pobreza, del hambre; así como de los numerosos cristianos perseguidos por su fe en el Señor Resucitado. “Cuando cristianos de diversas confesiones sufren juntos -dijo-, se realiza el ecumenismo del sufrimiento, se realiza el ecumenismo de sangre, que posee una particular eficacia, también para toda la Iglesia”.

"Santidad, querido Hermano, queridos hermanos todos, dejemos a un lado los recelos que hemos heredado del pasado y abramos nuestro corazón a la acción del Espíritu Santo, el Espíritu del Amor (cf. Rm 5,5) y de la Verdad (cf. Jn 16,13), para marchar juntos hacia el día bendito en que reencontremos nuestra plena comunión".

Palabras del Papa Francisco:
Queridísimos hermanos obispos, 
Queridísimos hermanos y hermanas.

En esta Basílica, a la que todo cristiano mira con profunda veneración, llega a su culmen la peregrinación que estoy realizando junto con mi amado Hermano en Cristo, Su Santidad Bartolomé. Peregrinamos siguiendo las huellas de nuestros predecesores, el Papa Pablo VI y el Patriarca Atenágoras, quienes, con coraje y docilidad al Espíritu Santo, hicieron posible, hace cincuenta años, en la Ciudad Santa de Jerusalén, el encuentro histórico entre el Obispo de Roma y el Patriarca de Constantinopla. 

Saludo cordialmente a todos los presentes. De modo particular, agradezco vivamente, por haber hecho posible este Encuentro, a Su Beatitud Teófilo, que ha querido dirigirnos gentiles palabras de bienvenida, como así también a Su Beatitud Nourhan Manoogian y al Reverendo Padre Pierbattista Pizzaballa.

Es una gracia extraordinaria estar aquí reunidos en oración. El Sepulcro vacío, ese sepulcro nuevo situado en un jardín, donde José de Arimatea devotamente colocó el Cuerpo de Jesús, es el lugar de donde parte el anuncio de la Resurrección: “No teman, yo sé que ustedes buscan a Jesús, el Crucificado. No está aquí, porque ha resucitado como lo había dicho. Vengan a ver el lugar donde estaba, y vayan en seguida a decir a sus discípulos: «Ha resucitado de entre los muertos».” (Mt 28,5-7). Este anuncio, confirmado por el testimonio de aquellos a quienes se apareció el Señor Resucitado, es el corazón del mensaje cristiano, trasmitido fielmente de generación en generación, como afirma desde el principio el Apóstol Pablo: “Les he trasmitido en primer lugar, lo que yo mismo recibí: Cristo murió por nuestros pecados, conforme a la Escritura. Fue sepultado y resucitó al tercer día, de acuerdo con la Escritura.” (1 Co 15,3-4). Es el fundamento de la fe lo que nos une, gracias a la cual juntos profesamos que Jesucristo, Unigénito Hijo del Padre y Nuestro Único Señor, “padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado muerto y sepultado, descendió a los infiernos, y al tercer día resucitó de entre los muertos” (Símbolo de los Apóstoles). Cada uno de nosotros, todo bautizado en Cristo, ha resucitado espiritualmente desde este Sepulcro, porque todos en el Bautismo fuimos realmente incorporados al Primogénito de toda la Creación, sepultados con Él, para ser resucitados con Él y poder caminar en una vida nueva (cf. Rm 6,4).

Recibamos la gracia especial de este momento. Detengámonos con devoto recogimiento ante el Sepulcro vacío, para redescubrir la grandeza de nuestra vocación cristiana: somos hombres y mujeres de resurrección, no de muerte. Aprendamos de este lugar, a vivir nuestra vida, los afanes de nuestras Iglesias y del mundo entero a la luz de la mañana de Pascua. 
Cada herida, cada sufrimiento, cada dolor, fueron cargados en los mismos hombros del Buen Pastor que se ofreció a sí mismo y con su sacrificio nos abrió el paso a la vida eterna. Sus llagas abiertas son la apertura a través de las cuales se revela al mundo el torrente de su misericordia. ¡No nos dejemos robar el fundamento de nuestra esperanza!, que es justamente esta “χριστος ανεστη” (Christos Anesti = ¡Cristo ha resucitado!) ¡No privemos al mundo del gozoso anuncio de la Resurrección! Y no seamos sordos al fuerte llamado a la Unidad que resuena precisamente desde este lugar, en las palabras de Aquél que, resucitado, nos llama a todos nosotros “mis hermanos” (cf. Mt 28,10; Jn 20,17).

Ciertamente, no podemos negar las divisiones que todavía existen entre nosotros, discípulos de Jesús. Este Sagrado Lugar nos hace advertir el drama con mayor sufrimiento. Y, sin embargo, a cincuenta años del abrazo de aquellos dos venerables Padres, reconozcamos con gratitud y renovado estupor que fue posible, por impulso del Espíritu Santo, dar pasos realmente importantes hacia la Unidad. Somos conscientes que queda todavía por recorrer otro camino para alcanzar aquella Plenitud de Comunión que pueda expresarse también al compartir la misma Mesa Eucarística, que ardientemente deseamos; pero las divergencias no deben asustarnos, ¡no deben asustarnos! Y paralizar nuestro camino. Tenemos que creer que, al igual que fue removida la piedra del Sepulcro, así también podrán ser removidos todos los obstáculos que todavía impiden la Plena Comunión entre nosotros. Será una gracia de resurrección, que ya hoy podemos pregustar. Cada vez que pidamos perdón los unos a los otros, por los pecados cometidos, contra otros cristianos y cada vez que tengamos el coraje de conceder y de recibir este perdón, nosotros experimentamos la Resurrección. Cada vez que se superen antiguos prejuicios, tenemos el coraje de promover nuevas relaciones fraternas, nosotros confesamos que Cristo verdaderamente ha resucitado. Siempre que pensamos el futuro de la Iglesia a partir de su vocación a la Unidad, brilla la luz de la mañana de Pascua. A este respecto, deseo renovar la voluntad ya expresada por mis Predecesores, de mantener un diálogo con todos los hermanos en Cristo para encontrar una forma de ejercicio del ministerio propio del Obispo de Roma que, en conformidad con su misión, se abra a una nueva situación y pueda ser, en el contexto actual, un servicio de amor y de Comunión reconocido por todos (cf. Juan Pablo II, Enc. Ut unum sint, 95-96).
Mientras permanecemos como peregrinos en estos Santos Lugares, recordamos en nuestra oración a toda la Región de Medio Oriente, desgraciadamente y con frecuencia, marcada por la violencia y los conflictos. Y no nos olvidamos en nuestras oraciones de tantos otros hombres y mujeres que, en diversas partes del mundo, sufren a causa de la guerra, de la pobreza, del hambre; así como de los numerosos cristianos perseguidos por su fe en el Señor Resucitado. Cuando cristianos de diversas confesiones se encuentran para sufrir juntos, unos al lado de los otros, y se prestan, los unos a los otros, ayuda con caridad fraterna, se realiza un Ecumenismo del sufrimiento, se realiza el Ecumenismo de sangre, que posee una particular eficacia no sólo en por el contexto en los lugares donde esto se produce, sino, en virtud de la Comunión de los Santos, también para toda la Iglesia.
Aquellos que por odio a la fe, asesinan y persiguen a los cristianos, no les preguntan si son ortodoxos o son católicos, ¡son cristianos y la sangre cristiana es la misma!
Santidad, amado Hermano, queridísimos hermanos todos: dejemos de lado los recelos que hemos heredado del pasado y abramos nuestro corazón a la acción del Espíritu Santo, el Espíritu del Amor (cf. Rm 5,5), para caminar juntos, enviados hacia el día bendecido de nuestro reencuentro en plena comunión. En este camino nos sentimos sostenidos por la oración que Jesús mismo, en esta Ciudad, en la vigilia de su Pasión, Muerte y Resurrección, elevó al Padre por sus discípulos, y que no nos cansemos, con humildad, de hacer nuestra: “Que sean una sola cosa… para que el mundo crea” (Jn 17,21).
Que cuando la desunión nos haga pesimistas, poco valientes, desalentados, vayamos todos bajo el Manto de la Santa Madre de Dios. Cuando en el alma cristiana hay turbulencias espirituales, solamente bajo el Manto de la Santa Madre de Dios encontraremos paz. Que Ella nos ayude en este camino.