«Es además urgentísimo que se renueve en todos, sacerdotes, religiosos y laicos, la conciencia de la absoluta necesidad de la pastoral familiar como parte integrante de la pastoral de la Iglesia, Madre y Maestra. Repito con convencimiento la llamada contenida en la Familiaris consortio: “...cada Iglesia local y, en concreto, cada comunidad parroquial debe tomar una conciencia más viva de la gracia y de la responsabilidad que recibe del Señor, en orden a la promoción de la pastoral familiar. Los planes de pastoral orgánica, a cualquier nivel, no deben prescindir nunca de tomar en consideración la pastoral de la familia” (n. 70).


25 de mayo de 2014

El Niño Jesús nacido en Belén, signo de Dios y de su presencia en el mundo, un “diagnóstico” para medir la salud humana: Francisco en la misa de la plaza del Pesebre

(RV).- En la recoleta plaza del pesebre de Belén, lugar donde nació Jesús, el Niño Dios, el Papa Francisco presidió la santa misa, en la celebración eucarística de este domingo en Palestina. 

En su homilía, el Papa Francisco dio las gracias a Dios y también todos los que han preparado la visita y a todos los que se esfuerzan por mantener viva la fe, la esperanza y la caridad en estos territorios. El Niño Jesús, nacido en Belén, indicó el Papa, es la señal dada por Dios a los que esperaban la salvación, y se mantiene como un signo de su presencia en el mundo.

También hoy los niños son un signo de esperanza, de vida, y también un signo "diagnóstico" para entender el estado de salud de una familia, de una sociedad, del mundo entero. “Cuando los niños son amados, protegidos, tutelados, la familia está sana, la sociedad mejora, el mundo es más humano”. En este contexto, el Papa recordó el trabajo que el Instituto Effetà Pablo VI juega en favor de los niños palestinos sordomudos, lo cual “es un signo concreto de la bondad de Dios”,

“Jesús, la Palabra que se hizo carne, venida a cambiar los corazones y las vidas de los hombres, como cada niño es débil y necesita ser ayudado y protegido. También hoy, señaló Francisco, los niños necesitan ser acogidos y protegidos desde el útero materno.

“En nuestro mundo que ha desarrollado las tecnologías más sofisticadas, todavía hay muchos niños en condiciones inhumanas, que viven a los márgenes de la sociedad, en los suburbios de las grandes ciudades o en zonas rurales”. Muchos pequeños son explotados, maltratados, esclavizados, sometidos a la violencia y la trata, subrayó el Santo Padre. O son prófugos, refugiados, y a veces se ahogan en el mar, en las aguas del Mediterráneo. “De todo esto -dijo- nos avergonzamos hoy delante de Dios, Dios que se hizo niño”.

¿Quienes somos -se preguntó Francisco- delante del Niño Jesús, de los niños de hoy? Somos como María y José, que lo cuidaron con amor maternal y paternal? O somos como Herodes, que quiso eliminarlo? ¿Somos como los pastores que, de rodillas, le adoraron y le ofrecieron sus humildes dones? ¿O somos indiferentes, retóricos y pietistas, personas que explotan las imágenes de los niños pobres con fines de lucro? ¿Sabemos escucharlos, mantenerlos, orar por ellos y con ellos? O los descuidamos, para ocuparnos de nuestros intereses?

“También hoy los niños -afirmó el Papa en su homilía-, están llorando porque tienen hambre, tienen frío, porque quieren permanecer en los brazos, y su clamor nos desafía. En un mundo que rechaza todos los días, toneladas de alimentos y medicinas, hay niños que lloran en vano por hambre y por enfermedades fácilmente curables. En un mundo que proclama la protección de los menores, se comercia en armas que terminan en manos de los niños soldados; se comercia con productos elaborados por pequeños trabajadores esclavos".

"El Niño Jesús nació en Belén, cada niño que nace y crece en todas partes del mundo -ha terminado diciendo el Papa Francisco- es signo diagnóstico, que nos permite verificar el estado de salud de nuestra familia, nuestra comunidad, nuestra nación. De este “diagnóstico franco y honesto, puede surgir un nuevo estilo de vida, donde las relaciones ya no sean conflictivas, de opresión, de consumismo, sino que sean relaciones de fraternidad, perdón y reconciliación, de compartir y de amor”.

ER - RV


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