«Es además urgentísimo que se renueve en todos, sacerdotes, religiosos y laicos, la conciencia de la absoluta necesidad de la pastoral familiar como parte integrante de la pastoral de la Iglesia, Madre y Maestra. Repito con convencimiento la llamada contenida en la Familiaris consortio: “...cada Iglesia local y, en concreto, cada comunidad parroquial debe tomar una conciencia más viva de la gracia y de la responsabilidad que recibe del Señor, en orden a la promoción de la pastoral familiar. Los planes de pastoral orgánica, a cualquier nivel, no deben prescindir nunca de tomar en consideración la pastoral de la familia” (n. 70).


9 de mayo de 2017

HOMILÍA DEL PAPA: DOCILIDAD AL ESPÍRITU SANTO PARA TENER BONDAD

(RV).- No nos resistamos al Espíritu Santo, sino acojamos la Palabra con docilidad. Fue la exhortación del Santo Padre en su homilía de la misa matutina celebrada en la capilla de la Casa de Santa Marta. En esta ocasión el Papa Francisco ofreció la Eucaristía por las religiosas de esta Casa que celebran el día de su Fundadora, Santa Luisa de Marillac.
El Pontífice recordó que en días pasado había hablado de la resistencia al Espíritu Santo, y que Esteban reprochaba a los doctores de la Ley, mientras las Lecturas del día aluden a una actitud contraria, precisamente del cristiano, que es “la docilidad al Espíritu Santo”.
En efecto, Francisco destacó que después del martirio de Esteban, se había desatado una gran persecución en Jerusalén, donde sólo los Apóstoles permanecieron, mientras  “los creyentes”, “los laicos”, se habían dispersado en Chipre, en Fenicia y Antioquía – tal como narra la Primera Lectura tomada de los Hechos de los Apóstoles – y anunciaban la Palabra sólo a los judíos. Si bien algunos de ellos en Antioquía comenzaron  a anunciar a Jesucristo también a los griegos, es decir “a los paganos”, puesto que sentían que el Espíritu los impulsaba a hacer esto. De modo que, como dijo el Papa Bergoglio, “fueron dóciles”. Y “fueron los laicos los que llevaron la Palabra después de la persecución, porque tenían esta docilidad al Espíritu Santo”.
El Apóstol Santiago, en el primer capítulo de su Carta, exhorta en efecto a “acoger con docilidad la Palabra”. De manera que, como dijo el Santo Padre, hay que estar abiertos, y no “ser rígidos”. A la vez que explicó que el primer paso en el camino de la docilidad es, por lo tanto, “acoger la Palabra”, es decir, “abrir el corazón”. En el segundo paso hay que “conocer la Palabra”, “conocer a Jesús”, quien dice: “Mis ovejas escuchan mi voz y yo las conozco y ellas me siguen”. Conocen – dijo Francisco –  porque son dóciles al Espíritu.
Y después, hay un tercer paso, a saber, “la familiaridad con la Palabra”:
“Llevar siempre con nosotros la Palabra, leerla, abrir el corazón a la Palabra, abrir el corazón al Espíritu que es quien nos hace comprender la Palabra. Y el fruto de este recibir la Palabra, de conocer la Palabra, de llevarla con nosotros, de esta familiaridad con la Palabra, es un fruto grande: es el fruto… la actitud de una persona que hace esto es bondad, benevolencia, alegría, paz, dominio de sí y mansedumbre”.
Éste es el estilo que produce la docilidad al Espíritu, prosiguió diciendo Francisco:
“Pero, debo recibir al Espíritu que me conduce a la Palabra con docilidad, y esta docilidad, no oponer resistencia al Espíritu, me llevará a este modo de vivir, a este modo de actuar. Recibir con docilidad la Palabra, conocer la Palabra y pedir al Espíritu la gracia de darla a conocer, y después dejar espacio para que esta semilla germine y crezca en aquellas actitudes de bondad, mansedumbre, benevolencia, paz, caridad, y control de sí: todo lo que hace el estilo cristiano”.
Es hermoso – dijo el Papa Bergoglio al concluir – que cuando Bernabé llegó a Antioquía y vio “la gracia de Dios”, se alegró y exhortó a “permanecer con corazón resoluto, fiel al Señor”, porque era un hombre “lleno del Espíritu Santo”:
“Está el Espíritu que nos guía para que no nos equivoquemos y para que acojamos con docilidad al Espíritu, conocer al Espíritu en la Palabra y vivir según el Espíritu. Y esto es lo contrario de las resistencias que Estaban reprochaba a los jefes, a los doctores de la Ley: ‘Ustedes siempre se han resistido al Espíritu Santo’. Al Espíritu, ¿nos resistimos al Espíritu, le oponemos resistencia? ¿O lo acogemos? Con docilidad: ésta es la palabra de Santiago. ‘Acoger con docilidad’. Resistencia contra docilidad. Pidamos esta gracia”.


No hay comentarios:

Publicar un comentario