«Es además urgentísimo que se renueve en todos, sacerdotes, religiosos y laicos, la conciencia de la absoluta necesidad de la pastoral familiar como parte integrante de la pastoral de la Iglesia, Madre y Maestra. Repito con convencimiento la llamada contenida en la Familiaris consortio: “...cada Iglesia local y, en concreto, cada comunidad parroquial debe tomar una conciencia más viva de la gracia y de la responsabilidad que recibe del Señor, en orden a la promoción de la pastoral familiar. Los planes de pastoral orgánica, a cualquier nivel, no deben prescindir nunca de tomar en consideración la pastoral de la familia” (n. 70).


14 de noviembre de 2013

FRASES DEL PAPA FRACISCO

No nos resignemos ante el mal. Dios es Amor que ha vencido al mal con la muerte y resurrección de Cristo.

Nuestra oración no se puede reducir a una hora el domingo; es importante tener una relación cotidiana con el Señor.

Queridos jóvenes, no tengan miedo a dar pasos definitivos en la vida. Tengan confianza, el Señor no los abandonará.

¡Señor, ten piedad! Muchas veces nuestras vidas cómodas nos ofuscan y nos impiden ver a los que mueren a nuestro lado.

Cuando nos encontremos con la cruz, digamos a María: ¡Madre nuestra, danos fuerza para aceptar y abrazar la cruz!

El misterio de la cruz, misterio de amor, sólo se puede comprender en la oración. Recen y lloren de rodillas ante la cruz.

El secreto de la vida cristiana es el amor. Sólo el amor llena los vacíos, las profundidades negativas que el mal crea en los corazones.

La misericordia es lo único que puede salvar al hombre y al mundo del pecado y del mal.

Queridos jóvenes, ustedes tienen muchos proyectos y sueños para el futuro. ¿Ponen a Cristo en el centro de sus proyectos y de sus sueños?

¿Rezamos de verdad? Sin una relación constante con Dios, es difícil llevar una vida cristiana auténtica y coherente.

Donde haya odio y oscuridad, pongamos un poco de amor y de esperanza, para darle un rostro más humano a la sociedad.

Todos los matrimonios pasan por momentos difíciles, pero estos encuentros con la Cruz nos fortalecen para recorrer el camino del amor.

No nos hacemos cristianos por nuestras propias fuerzas. La fe es un don de Dios que se nos da en la Iglesia y por medio de la Iglesia.

¡El perdón de Dios es más fuerte que cualquier pecado!

Pidamos al Señor ternura para ver a los pobres con comprensión y amor, sin cálculos y sin temores.

La Iglesia no tiene otra razón de ser ni otra finalidad que dar testimonio de Jesús. No lo olvidemos.

La verdadera caridad es un poco atrevida: no tengamos miedo a ensuciarnos las manos para ayudar a los más necesitados.

Cristo siempre es fiel. Pidamos para que también nosotros le seamos siempre fieles.

Todos somos pecadores, pero vivamos la alegría del perdón de Dios y tengamos confianza en su misericordia.


Hay muchos indigentes en el mundo de hoy. ¿Me encierro en mis cosas, o estoy atento a quien necesita ayuda?

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