Los obispos de la Región de Buenos Aires
(Argentina), han enviado a sus sacerdotes el comunicado «Criterios básicos para
la aplicación del capítulo VIII de Amoris laetitia», en el que se aborda el
acceso a los sacramentos de la Confesión y la Eucaristía por parte de los
divorciados vueltos a casar. El documento fue a su vez dirigido al papa
Francisco que, en respuesta, ha enviado una carta en la que asegura que el
texto de los prelados argentinos «explicita cabalmente el capítulo VIII de
Amoris laetitia. No hay otras interpretaciones».
A continuación el texto de los obispos de la región de Buenos Aires y la
respuesta del Santo Padre
CRITERIOS BÁSICOS PARA LA APLICACIÓN DEL CAPÍTULO VIII DE AMORIS LAETITIA
Región pastoral Buenos Aires
Estimados sacerdotes:
Recibimos con alegría la exhortación Amoris laetitia, que nos llama ante
todo a hacer crecer el amor de los esposos y a motivar a los jóvenes para que
opten por el matrimonio y la familia. Esos son los grandes temas que nunca
deberían descuidarse ni quedar opacados por otras cuestiones. Francisco ha
abierto varias puertas en la pastoral familiar y estamos llamados a aprovechar
este tiempo de misericordia, para asumir como Iglesia
Ahora nos detendremos sólo en el capítulo VIII, dado que hace referencia
a «orientaciones del Obispo» (300) en orden a discernir sobre el posible acceso
a los sacramentos de algunos «divorciados en nueva unión». Creemos conveniente,
como Obispos de una misma Región pastoral, acordar algunos criterios mínimos.
Los ofrecemos sin perjuicio de la autoridad que cada Obispo tiene en su propia
Diócesis para precisarlos, completarlos o acotarlos.
1) En primer lugar recordamos que no conviene hablar de «permisos» para
acceder a los sacramentos, sino de un proceso de discernimiento acompañado por
un pastor. Es un discernimiento «personal y pastoral» (300).
2) En este camino, el pastor debería acentuar el anuncio fundamental, el
kerygma, que estimule o renueve el encuentro personal con Jesucristo vivo (cf.
58).
3) El acompañamiento pastoral es un ejercicio de la «via caritatis». Es
una invitación a seguir «el camino de jesús, el de Ja misericordia y de la
integración» (296). Este itinerario reclama la caridad pastoral del sacerdote
que acoge al penitente, lo escucha atentamente y le muestra el rostro materno
de la Iglesia, a la vez que acepta su recta intención y su buen propósito de
colocar la vida entera a la luz del Evangelio y de practicar la caridad (cf.
306).
4) Este camino no acaba necesariamente en los sacramentos, sino que puede
orientarse a otras formas de integrarse más en la vida de la Iglesia: una mayor
presencia en la comunidad, la participación en grupos de oración o reflexión,
el compromiso en diversos servicios eclesiales, etc. (cf. 299).
5) Cuando las circunstancias concretas de una pareja lo hagan factible,
especialmente cuando ambos sean cristianos con un camino de fe, se puede
proponer el empeño de vivir en continencia. Amoris laetitia no ignora las
dificultades de esta opción (cf. nota 329) y deja abierta la posibilidad de
acceder al sacramento de la Reconciliación cuando se falle en ese propósito
(cf. nota 364, según la enseñanza de san Juan Pablo 11 al Cardenal W. Baum, del
22/03/1996).
6) En otras circunstancias más complejas, y cuando no se pudo obtener una
declaración de nulidad, la opción mencionada puede no ser de hecho factible. No
obstante, igualmente es posible un camino de discernimiento. Si se llega a
reconocer que, en un caso concreto, hay limitaciones que atenúan la
responsabilidad y la culpabilidad (cf. 301-302), particularmente cuando una
persona considere que caería en una ulterior falta dañando a los hijos de la
nueva unión, Amoris laetítía abre la posibilidad del acceso a los sacramentos
de la Reconciliación y la Eucaristía (cf. notas 336 y 351). Estos a su vez
disponen a la persona a seguir madurando y creciendo con la fuerza de la
gracia.
7) Pero hay que evitar entender esta posibilidad como un acceso
irrestricto a los sacramentos, o como si cualquier situación lo justificara. Lo
que se propone es un discernimiento que distinga adecuadamente cada caso. Por
ejemplo, especial cuidado requiere «una nueva unión que viene de un reciente
divorcio» o «la situación de alguien que reiteradamente ha fallado a sus
compromisos familiares» (298). También cuando hay una suerte de apología o de
ostentación de la propia situación «como si fuese parte del ideal cristiano»
(297). En estos casos más difíciles, los pastores debemos acompañar con
paciencia procurando algún camino de integración (cf. 297, 299).
8) Siempre es importante orientar a las personas a ponerse con su
conciencia ante Dios, y para ello es útil el «examen de conciencia» que propone
Amoris /aetitia 300, especialmente en lo que se refiere a «cómo se han
comportado con sus hijos» o con el cónyuge abandonado. Cuando hubo injusticias
no resueltas, el acceso a los sacramentos es particularmente escandaloso.
9) Puede ser conveniente que un eventual acceso a los sacramentos se
realice de manera reservada, sobre todo cuando se prevean situaciones
conflictivas. Pero al mismo tiempo no hay que dejar de acompañar a la comunidad
para que crezca en un espíritu de comprensión y de acogida, sin que ello
implique crear confusiones en la enseñanza de la Iglesia acerca del matrimonio
indisoluble. La comunidad es instrumento de la misericordia que es «inmerecida,
incondicional y gratuita» (297).
10) El discernimiento no se cierra, porque «es dinámico y debe permanecer
siempre abierto a nuevas etapas de crecimiento y a nuevas decisiones que
permitan realizar el ideal de manera más plena» (303), según la «ley de
gradualidad» (295) y confiando en la ayuda de la gracia.
Somos ante todo pastores. Por eso queremos acoger estas palabras del
Papa: «Invito a los pastores a escuchar con afecto y serenidad, con el deseo
sincero de entrar en el corazón del drama de las personas y de comprender su
punto de vista, para ayudarles a vivir mejor y a reconocer su propio lugar en
la Iglesia» (312).
Con afecto en Cristo.
Los Obispos de
la Región
05 de septiembre
de 2016
CARTA DEL PAPA FRANCISCO EN RESPALDO A LOS CRITERIOS DE APLICACIÓN DEL
CAPÍTULO VIII DE «AMORIS LAETITIA»
Vatícano, 5 de
septiembre de 2016
Mons. Sergío Alfredo Fenoy
Delegado de la Regíón Pastoral Buenos Aires
Querido hermano:
Recibí el escrito de la Región Pastoral Buenos
Aires «Criterios básicos para la aplicación del capítulo VIII de Amoris
laetítia». Muchas gracias por habérmelo enviado; y los felicito por el trabajo
que se han tomado: un verdadero ejemplo de acompañamiento a los sacerdotes... y
todos sabemos cuánto es necesaria esta cercanía del obispo con su clero y del
clero con el obispo. El prójimo «más prójimo» del obispo es el sacerdote, y el
mandamiento de amar al prójimo como a sí mismo comienza para nosotros obispos
precisamente con nuestros curas.
El escrito es muy bueno y explícita cabalmente el
sentido del capítulo VIII de Amoris laetitia . No hay otras interpretaciones. Y
estoy seguro de que hará mucho bien. Que el Señor les retribuya este esfuerzo
de caridad pastoral.
Y es precisamente la caridad pastoral la que nos
mueve a salir para encontrar a los alejados y, una vez encontrados, a iniciar
un camino de acogida, acompañamiento, discernimiento e integración en la
comunidad eclesial. Sabemos que esto es fatigoso, se trata de una pastoral
«cuerpo a cuerpo» no satisfecha con mediaciones programáticas, organizativas o
legales, si bien necesarias. Simplemente acoger, acompañar, discernir,
integrar. De estas cuatro actitudes pastorales, la menos cultivada y practicada
es el discernimiento; y considero urgente la formación en el discernimiento,
personal y comunitario, en nuestros Seminarios y Presbiterios.
Finalmente quisiera recordar que Amoris laetitia
fue el fruto del trabajo y la oración de toda la Iglesia, con la mediación de
dos Sínodos y del Papa. Por ello les recomiendo una catequesis completa de la
Exhortación que ciertamente ayudará al crecimiento, consolidación y santidad de
la familia.
Nuevamente les agradezco el trabajo hecho y los
animo a seguir adelante, en las diversas comunidades de las diócesis, con el
estudio y la catequesis de Amoris laetitia.
Por favor, no se olviden de rezar y hacer rezar
por mí.
Que Jesús los bendiga y la Virgen Santa los
cuide.
Fraternalmente,
Francisco
Fuente: InfoCatólica
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