En el privilegiado entorno de la Capilla Sixtina, hoy, día de la Solemnidad
del Bautismo del Señor el Santo Padre ha bautizado a 32 niños - 18 niñas
y 14 niños -, siguiendo una tradición comenzada por Juan Pablo II y consolidada
también por Benedicto XVI. La ceremonia ha sido acompañada por las voces del
Coro de la Capilla Sixtina a la par que se escuchaban los llantos de los
pequeños que han recibido hoy el sacramento de la iniciación cristiana. El Papa
ha celebrado acompañado por monseñor Parolín, secretario de Estado; monseñor
Konrad Krajewski, limosnero del Papa; monseñor Giampero Gloder, nuncio
apostólico y presidente de la Pontificia Académica Eclesiástica; y monseñor
Fernando Vérgez, secretario general del Gobernatorado del Estado de la Ciudad
del Vaticano.
Al comienzo de la celebración, el Santo Padre ha preguntado a los padres
"¿qué nombres dais a vuestro hijo?" y "¿qué pedís para vuestros
hijos a la Iglesia de Dios?". A continuación el Papa les ha recordado su
compromiso en la educación en la fe. Siguiendo el rito del sacramento, también
ha preguntado a los padrinos si están dispuestos a ayudar a los padres en esta
tarea. A estas palabras les ha seguido el signo en la cruz sobre la frente de
los niños por parte del Santo Padre, los padres y los padrinos.
Durante la breve homilía Francisco ha insistido en que la fe es la más
bella herencia que se deja a los hijos. Por otro lado, también ha explicado que
Jesús no tenía la necesidad de ser bautizado. Pero Jesús, con su cuerpo, su
divinidad, "en el bautismo ha bendecido todas las aguas dándoles el poder
de dar el Bautismo". Así como Jesús pidió que fuéramos por todo el
mundo a bautizar, "desde aquel día hasta hoy, esta es una cadena ininterrumpida".
El Papa ha recordado a los padres que la transmisión de la fe es como una
cadena, y estos niños que hoy han sido bautizado en la Sixtina, "son un eslabón
de esta cadena". "Vosotros padres que traéis a los niños, después de
algunos años serán ellos lo que tengan a un hijo o un nieto al que bautizar y
la cadena continúa", ha señalado.
Nuevamente, el Papa ha subrayado a los padres que son transmisores de la fe
y tienen el deber de hacerlo. Por ellos les ha invitado a llevar a casa este
pensamiento "debemos ser transmisores de la fe".
Aprovechando los llantos de los niños pequeños, Francisco ha advertido que
hoy "el coro más bonito es el de los niños que hacen ruido". El
Pontífice ha señalo que los niños llorarán porque estarán incómodos o porque
tengan hambre, y por ello el Papa le ha dicho a las madres "si tienen
hambre dadles de comer, no os preocupéis, ellos son aquí los principales".
Al finalizar la homilía, cada niño, en brazos de sus madres y junto al
padre, en la pila bautismal recibían el agua del bautismo mientras Francisco
pronunciaba sus nombres. Después, los concelebrantes se han acercado uno a uno
a los niños para ungirles con el óleo. Los padres han sido los encargados de
acercarse hasta el cirio pascual para encender la vela para sus hijos en
representación de la luz de Cristo.
Una ceremonia en la que la solemnidad del sacramento y el lugar se ha visto
acompañada por la espontaneidad y naturalidad que han aportado los pequeños.
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