Hacer
resonar el anuncio explícito de Cristo, que dona alegría y luz al mundo;
diálogo sincero y respetuoso entre culturas y religiones; educación ecológica;
valorar el papel de la mujer en la Iglesia y en la sociedad, en un mundo en que
se difunden ideologías sobre familia y matrimonio, contrarias a la naturaleza y
al designio de Dios, y ante explotaciones y maltratos.
«Estamos en un mundo en el que se difunden las ideologías más contrarias a la naturaleza y al designio de Dios sobre la familia y el matrimonio. Se trata, por lo tanto, de educar a las chicas, no sólo a la belleza y a la grandeza a su vocación de mujeres en una relación justa y diferenciada entre hombre y mujer pero también a asumir responsabilidades importantes en la Iglesia y en la sociedad. El Obispo de Roma culminó su denso discurso invocando el amparo de la Madre de Dios pidiendo que ella sea un manantial de aliento e inspiración. Las encomiendo a todas a su protección y las bendigo de corazón.
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