Familias
e iglesia salgan al encuentro con el Señor
Manifestando
su deseo de reflexionar en el umbral del Año de la Misericordia sobre el
sentido de la puerta santa, “una puerta que se abre en la Iglesia para salir al
encuentro de aquellos que por tantas razones se encuentran lejos”, el pontífice
hizo presente que también las familias están invitadas “a abrir sus puertas
para salir al encuentro de Jesús, que nos espera paciente, y que quiere
traernos su bendición y su amistad”.
Recordó
que en el mundo hay lugares en los que las puertas no se cierran con llave y
que también los hay en donde las puertas blindadas son normales, e invitó a no
rendirnos a la idea “de tener que aplicar este sistema a toda nuestra vida”, y
menos aún, a la vida de la Iglesia. “Una Iglesia que no fuera hospitalaria o
una familia cerrada en sí misma sería una realidad terrible, que mortifica el
Evangelio y hace más árido el mundo”.
La
puerta es para proteger no para rechazar
“La
puerta abierta nos habla de confianza, de hospitalidad, de acogida, -reflexionó
Francisco. La puerta es para proteger pero no para rechazar, y además no puede
ser forzada, pues la hospitalidad brilla por la libertad de la acogida. Jesús
siempre llama, siempre pide permiso. Al mismo tiempo, la puerta debe abrirse
frecuentemente, aunque sólo sea para ver si hay alguien que espera y que no
tiene el valor ni la fuerza para llamar”.
Así es
como la puerta dice muchas cosas de la casa, y también de la Iglesia. La
gestión de esta puerta, “necesita de un atento discernimiento” y al mismo
tiempo, “debe inspirar una gran confianza”.
La
Iglesia es la portera de la casa del Señor, no la patrona.
Nosotros
mismos somos los guardianes y los siervos de la Puerta de Dios que es Jesús,
siguió explicando el Papa; es Él quien elige las ovejas, no las elige el
guardián, porque también éste, obedece a la voz del Pastor. En el Evangelio de san Juan, Jesús se compara
con la puerta del redil, en el que encontramos seguridad. “Una puerta por la
que podemos entrar y salir sin temor. La Iglesia debe colaborar con Cristo como
el guardián del que habla el evangelio, escuchando la voz del Pastor y dejando
entrar a todas las ovejas que Él trae consigo”.
Concluyendo
la catequesis impartida en italiano, el Pastor de la Iglesia Universal alentó a
las familias cristianas a hacer del umbral de sus hogares, “un pequeño gran
signo de la Puerta de la misericordia y de la hospitalidad de Dios”. “Es así
como la Iglesia deberá ser reconocida en cada rincón de la tierra: como la
custodia de un Dios que llama a la puerta, como la hospitalidad de un Dios que
no te cierra la puerta con la excusa de que no eres de casa”.
Encomendarse
a la familia de Nazaret
En sus
saludos dirigidos a los peregrinos de lengua española el Obispo de Roma invitó
a pedirle a la Sagrada Familia “que supo lo que significa encontrar una puerta
cerrada, que ayude a los hogares cristianos a ser un signo elocuente de la
Puerta de la Misericordia, que se abre al Señor que llama y al hermano que
viene. Que Dios los bendiga”.
(GM - RV)
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