(Radio Vaticana).- El obispo de Roma reveló en su catequesis
del 4 de noviembre de 2015, que el Sínodo sobre la familia “ha visto en la
capacidad de perdonar y perdonarse no sólo una manera de evitar las divisiones
en familia, sino también una aportación a la sociedad, para que sea menos
malvada y cruel”. Por eso deseó que en el Jubileo Extraordinario de la
Misericordia “las familias descubran de nuevo el tesoro del perdón recíproco” y
rogó a la Virgen que “nos ayude a vivir cada vez más la experiencia del perdón
y de la reconciliación”, dado que “las familias cristianas pueden hacer mucho
por la sociedad y por la Iglesia”. Jesuita Guillermo Ortiz
Texto completo del resumen en español de la catequesis
"Queridos hermanos y hermanas:
La Asamblea del Sínodo de los Obispos ha terminado hace poco
y me ha entregado un texto, que aún debo meditar. Pero, entretanto, la vida
continúa, sobre todo la vida de las familias.
Hoy quisiera centrarme en la familia como ámbito para
aprender a vivir el don y el perdón recíproco, sin el cual ningún amor puede
ser duradero. Lo rezamos siempre en el Padre Nuestro: «Perdona nuestras
ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden». No se puede
vivir sin perdonarse, o al menos no se puede vivir bien, especialmente en
familia. Todos los días de una u otra manera nos hacemos daño. Pero lo que se
nos pide es curar inmediatamente las heridas que nos causamos y restaurar los
vínculos que se han dañado. Si esperamos demasiado, todo es más difícil. Y hay
un remedio muy simple: no dejar que termine el día sin pedir disculpas, sin
hacer las paces, de los padres entre sí y de los padres con los hijos, también
entre los hermanos. Y para esto no hace falta un gran discurso, basta una
palmada y ya está. De esta manera el matrimonio y la familia se hacen una casa
más sólida, resistente a nuestras pequeñas y grandes fechorías.
El Sínodo ha visto en la capacidad de perdonar y perdonarse
no sólo una manera de evitar las divisiones en familia, sino también una
aportación a la sociedad, para que sea menos mala y menos cruel. Ciertamente,
las familias cristianas pueden hacer mucho por la sociedad y por la Iglesia.
Por eso deseo que en el Jubileo Extraordinario de la Misericordia las familias
descubran de nuevo el tesoro del perdón recíproco.
ESCUCHAR LA CATEQUESIS AQUÍ
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