(RV).- «Explotar a una mujer es destruir
la armonía que Dios ha querido dar al mundo», señaló el Papa Francisco, en su
homilía en la Misa matutina, en la Casa de Santa Marta. Con la Palabra de Dios,
del jueves de la V semana del Tiempo Ordinario, el Papa prosiguió sus
reflexiones sobre la Creación y las lecturas del Libro del Génesis.
Sin la mujer no hay armonía
El Señor había plasmado todos los
animales, pero el hombre no encontraba en ellos una compañía adecuada, «estaba
solo». Entonces el Señor le sacó una costilla y formó a la mujer, que el hombre
reconoció como carne de su carne. «Pero, antes de verla, la había soñado»,
«para comprender a una mujer, antes hay que soñarla», dijo el Santo Padre e
hizo hincapié en la riqueza de la armonía que la mujer aporta a la Creación:
«Cuando falta la mujer, falta la
armonía. Solemos decir, hablando, ‘ésta es una sociedad con una marcada actitud
masculina ¿no? Falta la mujer. ‘Sí, sí: la mujer está para lavar los platos,
para hacer…’ No, no, no: la mujer está para traer armonía. Sin la mujer no hay
armonía. No son iguales, no son uno superior al otro: no. Sólo que el hombre no
trae armonía: es ella. Es ella la que trae esa armonía que nos enseña a
acariciar, a amar con ternura y que hace del mundo una cosa bella».
Explotar a las personas es un
crimen de lesa humanidad, explotar a una mujer es más: es destruir la armonía
Con la armonía, la mujer trae la
capacidad de enamorarse, dijo también el Papa, contando que en una audiencia,
mientras saludaba a la gente, le preguntó a una pareja que celebraba 60 años de
matrimonio, quién de los dos había tenido más paciencia:
«Y ellos me miraban, se miraban a
los ojos, nunca olvidaré esos ojos. Luego volvieron y me dijeron, los dos
juntos: ‘estamos enamorados’. Después de 60 años, esto significa una sola
carne. Y esto es lo que trae la mujer: la capacidad de enamorarse. La armonía
al mundo. Tantas veces, oímos: ‘No, es necesario que en esta sociedad, en esta
institución, que aquí haya una mujer para que haga esto, haga estas cosas…’ No,
no, no, no: la funcionalidad no es el objetivo de la mujer. Es verdad que la
mujer tiene que hacer cosas, y hace – como todos hacemos – cosas. El objetivo
de la mujer es brindar la armonía y sin la mujer no hay armonía en el mundo.
Explotar a las personas es un crimen de lesa humanidad, es verdad. Pero explotar
a una mujer es más: es destruir la armonía que Dios ha querido dar al mundo. Es
destruir».
Con el Evangelio de Marcos
(7,24-30), que habla de la mujer fenicia de Siria, y de su valentía como madre,
pidiendo al Señor por su hija, el Papa dijo que le gusta pensar que Dios
creó a la mujer para que todos tuviéramos una madre:
«Éste es el gran don de Dios: nos
ha dado a la mujer. Y, en el Evangelio, escuchamos de qué es capaz una mujer
¿eh?: es valiente, esa ¿eh? Ha ido adelante con valentía. Pero es más, es más:
la mujer es la armonía, es la poesía, es la belleza. Sin ella el mundo no sería
tan bello, no sería armonioso. Y me gusta pensar – pero es algo personal – que
Dios ha creado a la mujer para que todos nosotros tuviéramos una madre».
(CdM – RV)
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