«Es además urgentísimo que se renueve en todos, sacerdotes, religiosos y laicos, la conciencia de la absoluta necesidad de la pastoral familiar como parte integrante de la pastoral de la Iglesia, Madre y Maestra. Repito con convencimiento la llamada contenida en la Familiaris consortio: “...cada Iglesia local y, en concreto, cada comunidad parroquial debe tomar una conciencia más viva de la gracia y de la responsabilidad que recibe del Señor, en orden a la promoción de la pastoral familiar. Los planes de pastoral orgánica, a cualquier nivel, no deben prescindir nunca de tomar en consideración la pastoral de la familia” (n. 70).


30 de agosto de 2013

LA IGLESIA, "HOGAR" PARA LA FAMILIA

Decíamos al principio que la familia se encuentra ante un “desafío cultural”. Nuestra propia experiencia nos confirma que la familia se encuentra con muchas dificultades. Evidentemente, la acción social de la familia supone el asociacionismo familiar, que convierta a la familia en un interlocutor social respetado.

Pero además hace falta que la familia sea capaz de proponer una nueva cultura, un modo de vida que permita a las familias crecer y vivir su vocación «La Iglesia no responde a los abusos y a los errores con una simple denuncia; propone un “Evangelio de la vida” que va contra la “cultura de la muerte” de las sociedades modernas, mediante la propuesta de una civilización del amor y de la vida» (M. OUELLET, Divina somiglianza, Lateran University Press, Roma 2004, 57). Una propuesta que pasa por el anuncio de la verdad del matrimonio y la familia, pero también una propuesta que pasa por ofrecer a las familias un “hogar” donde poder vivir y crecer como familia. Ese “hogar” es la Iglesia, como comunidad viva y como “gran familia de los hijos de Dios”. Este es un servicio fundamental que la Iglesia tiene que prestar a las familias. Así nos lo recuerdan los obispos españoles: «La Iglesia tiene como tarea manifestar al hombre de cada cultura la verdad y viabilidad de este designio de Dios. Y lo hace desde la experiencia del misterio de comunión “con Dios y de la unidad de todo el género humano”. Por esta razón, todo hombre puede vivir en la Iglesia una experiencia fundamental de familia. Ella misma es la Madre que engendra, alimenta y educa a sus hijos. Esta es la verdad fundamental que está en la base de toda evangelización. Desde esta experiencia es como los cristianos son capaces de ser fermento de comunión en los distintos ámbitos de su vida. En primer lugar en las familias, para convertirlas en verdaderos hogares cristianos, luz y sal de la sociedad [(cf. Mt 5,13-16)» FSV, 45.]

Este texto que acabamos de citar expresa bien esta misión de la Iglesia de ser “hogar” para la persona y para la familia. De este modo nos situamos en la perspectiva que según el Directorio debe inspirar la pastoral familiar: ayudar a la familia a alcanzar su plenitud de vida humana y cristiana «Este Directorio plantea una pastoral familiar concebida como una dimensión esencial de toda evangelización: se trata del modo cómo la Iglesia es fuente de vida para las familias cristianas y, a su vez, cómo las familias cristianas son protagonistas de la evangelización de la Iglesia. No se reduce, por tanto, a una serie de actividades a realizar con los matrimonios y la familia. Su fin es ayudar a la familia a alcanzar su plenitud de vida humana y cristiana» (DPF, 3).

La estructura relacional de la persona y de la familia implica que la vida de la familia no puede realizarse aisladamente, sino siempre abierta a una comunión más grande: la comunión eclesial. Una comunión no sólo de orden teológico, sino de orden existencial, efectiva, donde las familias encuentren ayuda y puedan crecer.

La verdad del matrimonio y la familia debe proclamarse como verdad viva, como la invitación a participar en una experiencia de plenitud y gozo en la propia vida familiar. Sólo el testimonio de familias y comunidades vivas permitirá hacer plenamente creíble esta verdad y realizarla en la propia vida. La Iglesia está llamada a acoger y a acompañar a las familias a través de estas comunidades, a ser un “hogar” para la familia.


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