A ejemplo de San José, no tener miedo de la bondad y de la ternura.
Como sucesor de Pedro: apacentar a las ovejitas, el servicio a los demás con su vértice luminoso en la Cruz, acoger a toda la humanidad, especialmente a aquellos a los que Mateo describe en el Juicio Final, los más pobres, los más débiles, al hambriento, el que tiene sed, el forastero, el desnudo, el enfermo, el que está en la cárcel. Sólo el que sirve con amor sabe custodiar -como San José, como Pedro-. Como Abraham, apoyado en la Esperanza, creyó contra toda Esperanza. También hoy, ante tantos signos de Cielo gris, tenemos la necesidad de ver la Luz de la Esperanza. Hay que abrir horizontes, que es abrir un resquicio de luz entre tantas nubes. Llevar el calor de la Esperanza, fundada por la Roca, que es DIOS. Custodiar a JESUS CON MARÍA. Custiodar a toda la creación y a toda persona y nosotros mismos. Recen por mí. Amen.
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