RV).- El Papa Francisco inauguró el Jubileo
extraordinario de la Misericordia, convocado por él mismo, y abrió la
Puerta Santa en el Atrio de la Basílica de San Pedro. Y, como se había
anunciado, en el solemne rito de apertura estaba presente el Papa emérito Benedicto
XVI, que aceptó la entrañable invitación de su sucesor y fue el primero en
entrar por la Puerta Santa después del Papa Bergoglio.
8 de diciembre de 2015. Una
vez más la fiesta litúrgica dedicada a María espejo de pureza, queda enlazada a
la historia de la Iglesia universal, como ha querido el Santo Padre, señalando
en la Bula Misericordiae Vultus que: «Dios no quiso dejar a la humanidad en
soledad y a merced del mal. Por esto pensó y quiso a María santa e inmaculada
en el amor (cfr Ef 1,4), para que fuese la Madre del Redentor del
hombre». (MV n. 3)
¡Interceda por nosotros la Virgen Inmaculada! Rogó el Papa Bergoglio en su oración abriendo el año de
gracia, con la alegría del Evangelio y pidiendo a Dios, que conceda «a todos
los que cruzarán la Puerta de la Misericordia con el corazón arrepentido,
renovado empeño y filial confianza», que experimenten su «ternura paternal y
que reciban la gracia del perdón para testimoniar, con palabras y obras, el
rostro de la misericordia, Jesucristo nuestro Señor».
Después de pedir la apertura de la Puerta Santa,
que como señaló el Obispo de Roma representa a Cristo - que en
el ministerio de la Iglesia nos introduce en el consolador misterio del amor de
Dios, que abraza a la humanidad entera – el Santo Padre se
detuvo en oración en el umbral, para luego, acompañado por el canto del Te Deum
entrar a través de ella y llegar hasta la Tumba del Apóstol Pedro, el Altar de
la Confesión. Y encabezó a Cardenales, Obispos y representantes de sacerdotes,
religiosos, religiosos y laicos que cruzaron la Puerta Santa dirigiéndose luego
en procesión, con el himno del Año Santo de la Misericordia, hasta la tumba del
Apóstol Pedro para el rito final de la Santa Misa
Como también escribió el Papa Francisco, el Año jubilar de la
Misericordia, se concluirá en la solemnidad litúrgica de Jesucristo Rey
del Universo, el 20 de noviembre de 2016, cerrando la Puerta Santa y
encomendando «la vida de la Iglesia, la humanidad entera y el inmenso cosmos a
la Señoría de Cristo, esperando que derrame su misericordia como el rocío de la
mañana para una fecunda historia, todavía por construir con el compromiso de
todos en el próximo futuro».
(CdM – RV)
Oración del Papa Francisco ante la Puerta Santa de la
Basílica de San Pedro:
«Oremos
Oh
Dios, que revelas tu omnipotencia
sobre
todo con la misericordia y el perdón,
dónanos
vivir un año de gracia,
tiempo
propicio para amarte a Ti y a los hermanos
en
la alegría del Evangelio.
Sigue
efundiendo sobre nosotros tu Santo Espíritu,
para
que no nos cansemos de dirigir con confianza
la
mirada a aquel que hemos traspasado,
a
tu Hijo hecho hombre,
rostro
resplandeciente de tu infinita misericordia,
refugio
seguro para todos nosotros pecadores,
necesitados
de perdón y de paz,
de
la verdad que libera y salva.
Él
es la Puerta, a través de la cual venimos a ti,
manantial
inextinguible de consolación para todos,
belleza
que no conoce ocaso,
alegría
perfecta en la vida sin fin.
Interceda
por nosotros la Virgen Inmaculada,
primer
y resplandeciente fruto de la victoria pascual,
aurora
luminosa de los cielos nuevos y de la tierra nueva,
puerto
feliz de nuestra peregrinación terrenal.
A
ti, Padre Santo,
a
tu Hijo, nuestro Redentor,
al
Espíritu Santo, el Consolador,
todo
honor y gloria en los siglos de los siglos».
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