Publicado el 21 mar. 2016
Que nada impida encontrar en Jesús la fuente de la verdadera alegría “que permanece y da la paz” porque sólo Cristo nos salva “de los lazos del pecado, de la muerte, del miedo y de la tristeza”, pero también de la indiferencia experimentada en nuestros días por los inmigrantes. Es el augurio del Papa Francisco al celebrar en plaza San Pedro la Misa en el Domingo de Ramos. El rito ha iniciado en el obelisco en donde el Pontífice ha bendecido los ramos de olivo. En la homilía ha recorrido el ingreso de Jesús a Jerusalén: una entrada “no triunfal” o mediante “milagros poderosos”. Jesús, ha recordado, “se vacío sí mismo” de la “gloria de “Hijo de Dios” para ser “en todo” solidario con nosotros pecadores, ...
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