(RV).-
El Papa Francisco recibió la mañana del segundo sábado de
marzo, en el Aula Pablo VI del Vaticano, a los participantes en el curso de
formación de la Rota Romana sobre el nuevo proceso matrimonial y sobre el procedimiento
súper rato. Las nuevas disposiciones en esta materia – dijo el Pontífice –
muestran la solicitud de la Iglesia hacia los fieles que esperan una rápida
verificación de su situación matrimonial.
Durante
el reciente camino sinodal sobre la familia – afirmó el Papa – han surgido
“fuertes expectativas para volver más agiles y eficaces los procedimientos
necesarios para la declaración de nulidad matrimonial. En efecto, muchos fieles
sufren a causa del fin de su propio matrimonio y, con frecuencia, se sientes
oprimidos por la duda acerca de si era válido o no. Francisco explicó que estos
fieles se preguntan si ya había algo en las intenciones o en los hechos para
impedir la efectiva realización del sacramento. Y añadió que estos fieles, en
muchos casos, encontraban dificultades para acceder a las estructuras jurídicas
eclesiales a la vez que advertían la exigencia de que estos procedimientos se
simplificaran.
“La
caridad y la misericordia, sumada a la reflexión sobre la experiencia –
prosiguió diciendo el Obispo de Roma – han impulsado a la Iglesia a hacerse más
cercana aún a estos hijos suyos, saliendo al encuentro de su legítimo deseo de
justicia”. Y recordó que el 15 de agosto del año pasado fueron promulgados los
documentos Mitis Iudex Dominus Iesus y Mitis et
Misericors Iesus, “que han recogido los frutos del trabajo de la comisión
especial instituida el 27 de agosto de 2014 tras casi un año de trabajo.
“Estas
disposiciones tienen un objetivo eminentemente pastoral: mostrar la solicitud
de la Iglesia hacia aquellos fieles que esperan una rápida verificación sobre
su situación matrimonial. En especial, ha sido abolida la doble sentencia
conforme y ha iniciado el llamado proceso breve, poniendo en el centro la
figura y el papel del Obispo diocesano, o del Eparca en el caso de las Iglesias
orientales, como juez de las causas. De este modo se ha valorizado
ulteriormente el papel del Obispo o del Eparca en materia matrimonial; en
efecto, además de la verificación desde el punto de vista administrativo – rato
e non consumato –, a él ahora se delega la responsabilidad del camino
judicial para la verificación de la validez del vínculo”.
“Es
importante – dijo el Santo Padre – que se acate y profundice esta nueva
normativa en el mérito y en el espíritu, especialmente por parte de los
operadores de los Tribunales eclesiásticos, para ofrecer un servicio de
justicia y de caridad a las familias. Para tanta gente, que ha vivido una
experiencia matrimonial infeliz, la verificación de la validez o no del
matrimonio representa una importante posibilidad; y estas personas deben ser
ayudadas a recorrer este camino con la mayor facilidad”.
Además,
el Pontífice exhortó a “trabajar teniendo siempre fija la mirada en la salus
animarum, la salud de las almas, que es la ley suprema de la Iglesia”.
“La
Iglesia es madre y quiere mostrar a todos el rostro de Dios fiel a su amor
misericordioso y siempre capaz de volver a dar fuerza y esperanza. Lo que más
nos interesa con respecto a los separados que viven una nueva unión es su
participación en la comunidad eclesial. Pero mientras curamos las heridas de
cuantos requieren la verificación de la verdad sobre su matrimonio fracasado,
miramos con admiración a aquellos que, incluso en condiciones difíciles,
permanecen fieles al vínculo sacramental. Estos testigos de la fidelidad
matrimonial deben ser animados y señalados como ejemplos que hay que imitar.
Tantas mujeres y hombres soportan cosas pesadas y gruesas, para no destruir a
la familia, para ser fieles en la salud y en la enfermedad, en las dificultades
y en la vida tranquila: la fidelidad. Y son buenos, ¡eh!”.
(María
Fernanda Bernasconi - RV).
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