«Es además urgentísimo que se renueve en todos, sacerdotes, religiosos y laicos, la conciencia de la absoluta necesidad de la pastoral familiar como parte integrante de la pastoral de la Iglesia, Madre y Maestra. Repito con convencimiento la llamada contenida en la Familiaris consortio: “...cada Iglesia local y, en concreto, cada comunidad parroquial debe tomar una conciencia más viva de la gracia y de la responsabilidad que recibe del Señor, en orden a la promoción de la pastoral familiar. Los planes de pastoral orgánica, a cualquier nivel, no deben prescindir nunca de tomar en consideración la pastoral de la familia” (n. 70).


7 de febrero de 2015

NUEVAS IDEOLOGÍAS DESTRUYEN A LA FAMILIA: EL PAPA A LOS OBISPOS AFRICANOS

Permanecer fieles a la propia identidad y ser una experiencia viva de comunión y de servicio, especialmente a los más pobres: fue la exhortación del Papa a los participantes en el Simposio de las Conferencias Episcopales de África y Madagascar (SECAM), recibidos en audiencia en la Sala Clementina en el Vaticano.

“Este encuentro con ustedes me ofrece la oportunidad para alentar a esta Institución, pensada y promovida luego del Concilio Vaticano II para servir a las Iglesias locales de África. Este servicio tiene el objetivo de dar respuestas comunes a los nuevos desafíos del continente, para que la Iglesia pueda hablar ‘a una sola voz’, dando testimonio de su vocación y siendo signo e instrumento de salvación, de paz, de diálogo, de reconciliación”, afirmó el Pontífice.
“Para realizar esta misión se requiere que los Pastores sean libres de toda preocupación mundana y política y refuercen los vínculos de comunión con el Papa a través de la colaboración con las Nunciaturas Apostólicas”, prosiguió el Obispo de Roma. Fundamental para ello es “la comunicación fluida y directa con las otras instancias de la Iglesia”. Al mismo tiempo es necesario mantener “experiencias eclesiales al alcance de todos”, como así también de “estructuras pastorales sobrias”, porque “las grandes estructuras burocráticas analizan abstractamente los problemas y corren el riesgo de tener a la Iglesia alejada de la gente”, recalcó.
El Papa recordó luego a las jóvenes generaciones:
“En África el futuro está en las manos de los jóvenes y ellos hoy están llamados a defenderse de nuevas e inescrupulosas formas de colonización como el éxito, la riqueza y el poder a toda costa, pero también del fundamentalismo y el uso distorsionado de la religión y las ideologías nuevas que destruyen la identidad de las personas y de las familias”.
“Investir en el campo de la educación, dijo, es el camino más eficaz para superar la tentación de ceder a estos estilos de vida tan peligrosos”. Una educación que será útil para “contrastar la difusa mentalidad de atropello y de violencia, las divisiones sociales, éticas y religiosas”. Para ello es necesario – constató el Papa – “ofrecer una propuesta educativa que enseñe a los jóvenes a pensar críticamente y les indique un recorrido de maduración de los valores”, a través de una pastoral escolástica que combine la tarea educativa con el anuncio explícito del Evangelio.
Francisco dedicó también atención al tema de la familia y a una “cierta disgregación familiar” en curso también en África y recordó:
“La Iglesia está llamada a valorizar e incentivar todas las iniciativas en favor de la familia como fuente privilegiada de toda fraternidad y fundamento y vía primaria de la paz” (cfr Juan Pablo II, Mensaje para la XXVII Jornada Mundial de la Paz, 1° enero 1994).
El Pontífice prosiguió recordando las encomiables obras de tantos sacerdotes religiosos y laicos en sostén de la familia, con especial atención a los ancianos, a los enfermos y a los minusválidos:
“Sobre todo en las regiones más aisladas y remotas, sus Iglesias han proclamado el Evangelio de la vida y siguiendo el ejemplo del buen samaritano, han socorrido a los más necesitados” .
El Papa resaltó además su “estupendo testimonio de caridad” de frente a la reciente emergencia del virus ébola y destacó la labor de tantos misioneros africanos que “ofrecieron su vida por permanecer junto a los enfermos” e insistió:
“Nosotros, discípulos de Cristo, no podemos no preocuparnos por los más débiles” y debemos también suscitar la atención de la sociedad y de las Autoridades públicas sobre su condición de vida”.
Finalmente, tras manifestar su aprecio por la “preciosa contribución” de tantos sacerdotes, religiosos y fieles laicos en el anuncio del Evangelio y en el progreso social de las poblaciones, el Obispo de Roma remarcó que este Simposio es también un “lugar de promoción de la legalidad, para que sean sanadas las llagas de la corrupción y del fatalismo y para favorecer el compromiso de los cristianos en las realidades seculares, en vista del bien común”. Y recordó que la gran tarea de la evangelización consiste en el hacer que el Evangelio permee en nuestra vida de modo que nosotros podamos llevarlo a los otros:
“Es importante recordar que la evangelización comporta la conversión, es decir, el cambio interior”. “Como resultado de esta conversión a la salvación, no sólo el individuo sino la  entera comunidad  eclesial es cambiada, se transforma siempre más en una expresión viva de fe y de caridad”, concluyó.
(MCM - RV)


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