«Es además urgentísimo que se renueve en todos, sacerdotes, religiosos y laicos, la conciencia de la absoluta necesidad de la pastoral familiar como parte integrante de la pastoral de la Iglesia, Madre y Maestra. Repito con convencimiento la llamada contenida en la Familiaris consortio: “...cada Iglesia local y, en concreto, cada comunidad parroquial debe tomar una conciencia más viva de la gracia y de la responsabilidad que recibe del Señor, en orden a la promoción de la pastoral familiar. Los planes de pastoral orgánica, a cualquier nivel, no deben prescindir nunca de tomar en consideración la pastoral de la familia” (n. 70).


29 de mayo de 2015

«LA SANTIDAD ES ALGO QUE NO SE PREGONA, SINO QUE SE VIVE»

Entrevista a Luis Javier Fernández Frontela, religioso Carmelita Descalzo del convento de San Benito de Valladolid:
Luis Javier Fernández Frontela es un religioso Carmelita Descalzo que reside en el convento de San Benito de Valladolid. Se licenció en Teología en la Universidad Pontificia de Salamanca, diplomándose en Historia de la Iglesia en la Universidad de Comillas de Madrid y posteriormente en Historia en la Universidad de Valladolid. Ha sido profesor de Historia Medieval de la Iglesia durante 15 años en el Instituto Teológico San Esteban de Salamanca y durante 21 años director de la Revista Teresa de Jesús de Ávila. Actualmente lo es de la Revista Estudios Josefinos en Valladolid y miembro del consejo de Redacción de la Revista de Espiritualidad de Madrid

Con motivo del V Centenario del Nacimiento de Santa Teresa de Jesús, Iglesia en Plasencia le entrevista sobre el Año Jubilar Teresiano y también para hablar sobre la Pastoral de la Santidad.
¿Por qué habla sobre el Año Jubilar Teresiano, una ocasión para renovar una pastoral en clave de santidad?
En este año en que conmemoramos los 500 años del nacimiento de santa Teresa, que se tenía por amiga fuerte de Dios, nos invita a descubrir el gusto específico de la vida cristiana, con palabras suyas, a entrar en «el camino de la verdad» que es el encuentro con Cristo, y en Cristo con Dios, como centro y sentido de la vida: «Nos os pido sino que le miréis», decía la Madre Teresa a sus monjas, nos los diría a nosotros. Mirar en la tradición cristiana quiere decir conocer. Mirar a Cristo para conocerle, conocerle para amarle, y amarle para imitarle. El gusto por la oración que es el ámbito de la experiencia de Dios, «estando a solas con el amigo que nos quiere y nos ama» que no es otro que Cristo; el amor a la Iglesia; el interés por el otro, por el ser humano. A construir comunidades, grupos cristianos que sean fraternos, evangélicos, orantes, con sentido de pertenencia a la Iglesia y atentos a las necesidades de nuestro mundo.
¿Qué tiene que decir Santa Teresa al respecto?
Santa Teresa, una santa muy humana, y como tal ha sido reconocida como maestra de vida cristiana. Santa Teresa, que fue una buscadora de Dios a lo largo de su vida, no se pierde abrazada a unas profundas experiencias espirituales y embriagada de amor de Dios, arde en amor del prójimo y se afana por su bien. Teresa no se queda en sus experiencias místicas, sino que habiendo descubierto a la Iglesia lo sacrifica todo a su servicio. Santa Teresa se caracteriza por su amable genio, su gracioso porte, su dulzura, su grande corazón, su libertad santa, por saber ver que la vida cristiana no está reñida, ni mucho menos, con la alegría de vivir. Ella era partidaria de apretar más en la virtud que en el rigor, insistiendo en lo que construye la persona humana, proponiendo las virtudes evangélicas como base de toda la vida cristiana y humana: el desapego de los bienes o pobreza evangélica; el amor de unos a otros como elemento esencial de la vida comunitaria y social; la humildad como amor a la verdad; la determinación como fruto de la audacia cristiana; la esperanza teologal. Sin olvidar las virtudes humanas: afabilidad, veracidad, modestia, cortesía, alegría, cultura.
¿En qué consiste la Pastoral de la Santidad?
La Santidad no es otra cosa que tomarse en serio la vida cristiana, que consiste en la caridad, todo aquello que yo puedo hacer por mis semejantes. No debemos olvidar que el mismo Señor que dijo esto es mi cuerpo, referido a la Eucaristía, nos dijo también, lo que hacéis con uno de mis pequeños, conmigo lo hacéis, Eucaristía y prójimo son lugares donde Dios sale a nuestro encuentro. En la humildad, que como dice Santa Teresa, es andar en verdad; la obediencia a Dios, la pobreza la sencillez y sobriedad de vida, el desprendimiento. Cuando hablamos de pastoral de la santidad estamos hablando de lo esencial de la pastoral ayudar a hacer cristianos. Ya en el evangelio Jesús invitaba a ser perfectos como vuestro padre del cielo es perfecto. Y la llamada no es para unos cuantos, sino para todos los que se tienen por discípulos del Señor. Y la perfección se adquiere haciendo nuestro aquello que define a Dios. Jesús propone la bondad, la misericordia y la compasión. La pastoral de la santidad es la que va dirigida a la construcción de la personalidad cristiana, llevándola a la unión con Cristo en función de la situación existencial en la que vive, de tal modo que pueda moverse con autonomía, responsabilidad y libertad tanto en la Iglesia como en el mundo. Está dirigida a ayudar al cristiano a hacer suyo el estilo de vida cristiano que se manifiesta en unos hábitos del corazón, en un comportamiento que se expresa de forma inigualable, en las bienaventuranzas.
¿Qué impide al cristiano de hoy alcanzar la Santidad?
Hoy como siempre hay santos, cristianos auténticos. La santidad es algo que no se pregona, sino que se vive, y no faltan cristianos entre los laicos, en la entrega a su profesión, en tanto voluntariado como hay en la Iglesia, trabajando en los múltiples campos en que ésta se hace presente, en la preocupación por los otros, los últimos, los pobres, los necesitados, que son auténticos modelos de vida cristiana. Entre los sacerdotes en su entrega callada a sus comunidades, alentado y animado la vida cristiana. Entre los religiosos, que fieles a su carisma propio trata de imitar a Cristo en su entrega al servicio de la Iglesia y de la gente en general. En todos ellos nos encontramos cristianos excepcionales con una auténtica vida de piedad manifestada en la oración, en la vivencia sacramental, con conciencia de pertenencia a la Iglesia, y que hace todo lo que hacen motivado por la pasión por Cristo, por ayudar a avanzar la salvación de Dios en nuestro en el tiempo y en el mundo concreto en que viven. También es cierto que a una parte de los cristianos, y este es el problema, les falta esta sensibilidad de ser de Cristo, de pertenencia a la Iglesia, de calidad de vida espiritual y de compromiso evangélico.


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