«Es además urgentísimo que se renueve en todos, sacerdotes, religiosos y laicos, la conciencia de la absoluta necesidad de la pastoral familiar como parte integrante de la pastoral de la Iglesia, Madre y Maestra. Repito con convencimiento la llamada contenida en la Familiaris consortio: “...cada Iglesia local y, en concreto, cada comunidad parroquial debe tomar una conciencia más viva de la gracia y de la responsabilidad que recibe del Señor, en orden a la promoción de la pastoral familiar. Los planes de pastoral orgánica, a cualquier nivel, no deben prescindir nunca de tomar en consideración la pastoral de la familia” (n. 70).


17 de mayo de 2015

NOTA ECLESIAL: LA FAMILIA ESCUELA DE COMUNICACIÓN

 (RV).- Cada día conocemos más avances tecnológicos que impulsan la comunicación, y en estas nuevas múltiples maneras aparecen también las aplicaciones, redes sociales, y lenguajes que se deben adaptar para ser entendidos en el llamado continente digital. Pero sin lugar a duda el primer y mejor lugar para la comunicación sigue siendo la familia.

“Comunicar la familia: ambiente privilegiado del encuentro en la gratuidad del amor”, es el mensaje de la XLIX Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales que celebra la Iglesia en la fiesta de la Ascensión del Señor. Que nos lleva a recordar cómo en la familia hemos aprendido a comunicarnos, y sigue siendo un valor primordial para construir la civilización del amor; pues si en el hogar los padres comunican amor a sus hijos, será el lenguaje que emplearan toda la vida.

“Lo que nos hace entender en la familia lo que es verdaderamente la comunicación como descubrimiento y construcción de proximidad es la capacidad de abrazarse, sostenerse, acompañarse, descifrar las miradas y los silencios, reír y llorar juntos, entre personas que no se han elegido y que, sin embargo, son tan importantes las unas para las otras”, dice el Papa Francisco en su menaje para esta jornada.

Así se convierte la familia en la primera escuela de comunicación, con los gestos que transmiten el amor cristiano, y que van del encuentro corpóreo hasta la fundamentación del dialogo como eje principal del hogar, para luego transcender a la dimensión religiosa con el deseo de comunicarse con Dios, con la oración. Por esto es que la familia es el primer lugar donde aprendemos a comunicarnos.

“Un niño que aprende en la familia a escuchar a los demás, a hablar de modo respetuoso, expresando su propio punto de vista sin negar el de los demás, será un constructor de diálogo y reconciliación en la sociedad”, está es la mejor enseñanza que los padres de familia deben impartir  a sus hijos, y la metodología perfecta es el testimonio de su propia vida, ¿cómo comunican el amor a sus hijos?, ¿con cuanta frecuencia dialogan con ellos?, ¿saben escuchar sus inquietudes?

“Vayan por todo el mundo y proclamen el Evangelio” (Mc 16, 15), dice Jesús  a sus discípulo, es como un mandato adecuado también para cada familia, donde se debe comunicar la buena nueva para completar ese reciproco amor entre Dios y el hombre, allí en la familia escuela de comunicación del evangelio.

P. Johan Pacheco, Radio Vaticano.

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