Firmando
el Libro de Honor, el Papa Francisco - tercer Pontífice en peregrinar a
Auschwitz, después de San Juan Pablo II y de Benedicto XVI - escribió en
español:
«Señor
ten piedad de tu pueblo, Señor,
perdón por tanta crueldad»
Quedan
escritas estas palabras del Papa Bergoglio, que se suman a la emoción de su
llegada y de su paso bajo la tristemente célebre inscripción «El trabajo hace
libres», en el que fue el mayor centro de exterminio de la historia nazi, donde
murió más de un millón de personas, la mayoría de ellas judías. Y quedan
grabadas también las imágenes de los momentos en que el Obispo de Roma fue
saludando uno a uno a once supervivientes. Así como el haberlo visto en oración
en el patio donde eran llamados los condenados a muerte, donde San Maximiliano
Kolbe se ofreció para salvar a un padre de familia, coincidiendo además con el
día en que se cumplen 75 años de ese gesto. El momento en el bajó a la celda
donde este santo mártir fue encerrado para que muriera de hambre y de sed,
donde vimos la oración del Papa arrodillado. Su oración ante el muro de
la muerte, donde se acercó apoyando su mano, después de encender una lámpara de
aceite en conmemoración de las víctimas, que dejó como recuerdo de su
peregrinación.
Peregrinación
que prosiguió hasta el cercano campo de Birkenau, donde el Papa Francisco se
detuvo ante el Monumento a las víctimas de las naciones fue pasando ante las lápidas
que en 23 lenguas dicen: «Por siempre deja que este lugar sea un llanto de
desamparo, una advertencia a la humanidad, donde los nazis asesinaron alrededor
de 1 millón y medio de hombres, mujeres y niños, en su mayoría judíos de
distintos países de Europa».
La
visita y homenaje de oración y recogimiento callado en el dolor del Papa
Francisco, culminó con el emocionado encuentro con un grupo de Justos de las
naciones, tras el canto del salmo 130, el De Profundis.
(CdM –
RV)
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