(RV).- Un encuentro emotivo y
familiar el vivido entre el Papa y los sacerdotes, religiosas, religiosos,
seminaristas y miembros laicos de la Iglesia católica latina de Georgia, a
quienes el Santo Padre dedicó un discurso improvisado en el que trató
diferentes temas, respondiendo a los testimonios y preguntas con los que
comenzó el encuentro en la iglesia de la Asunción de Tiflis la tarde del primer
sábado de octubre.
El Papa explicó cómo tener una fe
firme, también dio consejos a los religiosos para cuando se tienen crisis
espirituales; por otro lado habló del matrimonio, del gran papel de la mujer en
la Iglesia, del ecumenismo y de la mundanidad.
En un primer momento Francisco
recordó una anécdota que le sucedió en su viaje apostólico a Armenia el pasado
mes de junio, donde encontró a una señora de más de 80 años de origen armenio
que vivía en Georgia y que había hecho 6 u 8 horas en autobús para cruzar la
frontera y llegar a ver al Papa. Y la vio en diferentes lugares del recorrido
por el país. El Papa recordó como le preguntó por qué hacía tantos esfuerzos a
lo que la señora respondió “es la fe”. Y en este sentido Francisco
explicó a los religiosos que le escuchaban atentamente, que esto es el ser
“firmes en la fe” y que significa tener la capacidad de “recibir de los demás
la fe, conservarla y transmitirla”.
“Son los abuelos los que nos han
trasmitido la fe. Y muchos de vosotros que trabajáis con los jóvenes, tenéis
que enseñarles a escuchar a los abuelos. Para recibir aquel agua fresca de la
fe, trabajarla, hacerla crecer, no esconderla en un cajón, hay que transmitirla
a nuestros hijos”. En este contexto recordó como el apóstol Pablo explicaba a
Timoteo que él recibió la fe de su madre y de su abuela. “Una planta sin raíces
no crece, una fe sin raíces de la madre y de la abuela no crece. Pero también
una fe que me ha sido dada y yo no la doy a los más pequeños, ‘no crece’”. Así
resaltó como las mujeres georgianas “tiene fama de ser mujeres de fe que llevan
adelante la Iglesia”.
“La memoria de la primera llamada”
Hablando de los momentos “oscuros”
en la vida de los consagrados en los que se tienen crisis de fe, “cuando parece
que las cosas no van adelante”, en aquel momento –detalló Francisco- “hay que
detenerse y hacer memoria”, y pensar cómo fue aquel primer momento en el que el
Espíritu Santo “me tocó”, así la fe continuará firme.
También habló de la fe firme en el
matrimonio, “la cosa más bonita que Dios ha creado”, dijo refiriéndose a las
parejas que ha unido Dios. Francisco respondió al testimonio de Irina, una
mujer casada de la iglesia católica georgiana, y habló de las tentaciones, de
las incomprensiones y de las peleas del matrimonio, que son “totalmente
normales”, pero que muchas veces terminan en un divorcio. “El divorcio lo pagan
las parejas, pero también lo paga Dios porque ensucia su imagen, y también lo
pagan los hijos”. Por eso el Santo Padre aconseja que cuando se tengan
problemas y tentaciones en la pareja “se pida ayuda”: “la iglesia tiene que
ayudar a salvar el matrimonio”, se debe “recibir, acompañar, discernir e
integrar”.
No al proselitismo
El Papa pidió a los miembros de la
Iglesia católica que “jamás se peleen” por temas ecuménicos, “dejemos a los
teólogos que estudien las cosas abstractas de la teología”. Exhortó a ser
“abiertos” con las demás confesiones y a no caer en el “gran pecado del
ecumenismo que es el proselitismo”: “No hay que hacer ningún esfuerzo en
convertir a nuestros amigos o vecinos ortodoxos”. Y en este sentido explicó el
verdadero sentido de la palabra ecumenismo que es “rezad los unos por los toros
y hacer obras de caridad juntos”.
Finalmente, y después de más de 45
minutos de discurso sin papeles, el Obispo de Roma pidió a los presentes que no
cayeran en la mundanidad.
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