BLOG DE LA DELEGACIÓN DIOCESANA PARA EL MATRIMONIO, FAMILIA Y DEFENSA DE LA VIDA DE ALMERÍA
«Es además urgentísimo que se renueve en todos, sacerdotes, religiosos y laicos, la conciencia de la absoluta necesidad de la pastoral familiar como parte integrante de la pastoral de la Iglesia, Madre y Maestra. Repito con convencimiento la llamada contenida en la Familiaris consortio: “...cada Iglesia local y, en concreto, cada comunidad parroquial debe tomar una conciencia más viva de la gracia y de la responsabilidad que recibe del Señor, en orden a la promoción de la pastoral familiar. Los planes de pastoral orgánica, a cualquier nivel, no deben prescindir nunca de tomar en consideración la pastoral de la familia” (n. 70).
30 de junio de 2014
29 de junio de 2014
LA ONU APRUEBA UNA HISTÓRICA RESOLUCIÓN A FAVOR DE LA PROTECCIÓN DE LA FAMILIA
PAPA EN EL ÁNGELUS: ABRAMOS EL CORAZÓN PARA QUE JESÚS LO TRANSFORME COMO HIZO CON SAN PEDRO Y SAN PABLO
En esta ocasión el Obispo de Roma se centró en los corazones de “dos hombres pecadores”, dijo el Papa, San Pedro y San Pablo, diferentes entre sí, pero unidos por la fe en hermandad y “transformados” en una sola cosa “por el amor de Cristo”.
Francisco destacó que el encuentro con la Palabra de Cristo es capaz de transformar completamente nuestros corazones y nuestras vidas, por lo que, recibiéndola a corazón abierto, “no nos es posible quedarnos bloqueados en las propias costumbres”, sino que su Palabra nos “empuja” a vencer el egoísmo y a seguir a Jesús, que dio la vida por los amigos.
De ahí la invitación del Santo Padre a que esta fiesta inspire en nosotros alegría, porque Dios quiere donar su gracia también a nosotros, como lo hizo con Pedro y Pablo, e, invocando la ayuda de la Virgen para que acojamos esta gracia con el corazón abierto nos exhortó a no recibirla en vano.
Palabras del Santo Padre a la ora del Ángelus dominical:
Queridos hermanos y hermanas ¡buenos días!:
Desde la antigüedad, la Iglesia de Roma celebra a los apóstoles Pedro y Pablo en una única fiesta en el mismo día, 29 de junio. La fe en Jesucristo los hizo hermanos y el martirio los convirtió en una sola cosa. San Pedro y San Pablo, tan diferentes uno del otro a nivel humano, fueron elegidos personalmente por el Señor Jesús y respondieron a su llamada, ofreciendo toda su vida. En ambos la gracia de Cristo hizo grandes cosas, los transformó: ¡y cómo los transformó! Simón había negado a Jesús en el momento dramático de la pasión; Saulo había perseguido a los cristianos con dureza. Pero ambos recibieron el amor de Dios y se dejaron transformar por su misericordia; así se convirtieron en amigos y apóstoles de Cristo. Por eso ellos continúan hablando a la Iglesia y aún hoy, nos muestran el camino de la salvación. También nosotros, si por caso cayéramos en los pecados más graves y en la noche más oscura, Dios siempre es capaz de transformarnos, así como transformó a Pedro y Pablo; transformarnos el corazón y perdonarnos todo, transformando así nuestra oscuridad del pecado, en un alba de luz. Dios es así: nos transforma, nos perdona siempre, como lo hizo con Pedro y como lo hizo con Pablo.
El libro de los Hechos de los Apóstoles muestra muchos aspectos de su testimonio. Pedro, por ejemplo, nos enseña a mirar a los pobres con los ojos de la fe y a donarles lo más precioso que tenemos: el poder del nombre de Jesús. Esto hizo con aquel paralítico, le dio todo lo que él tenía: Jesús.
De Pablo, se cuenta tres veces el episodio de la llamada en el camino de Damasco, que señala el punto de inflexión en su vida, marcando claramente un antes y un después. Antes, Pablo era un enemigo acérrimo de la Iglesia. Después, pone toda su existencia al servicio del Evangelio. También para nosotros, el encuentro con la Palabra de Cristo es capaz de transformar completamente nuestras vidas. No es posible oír esta Palabra y permanecer en el propio lugar, quedarse bloqueados en las propias costumbres. Ella nos empuja a vencer el egoísmo que tenemos en el corazón para seguir con decisión aquel Maestro que ha dado la vida por sus amigos. Pero es Él que con su palabra nos cambia; es Él el que nos transforma; es Él el que nos perdona todo, si nosotros abrimos el corazón y pedimos el perdón.
Queridos hermanos y hermanas, que esta fiesta inspire en nosotros una gran alegría, porque nos pone de frente a la obra de la misericordia de Dios en los corazones de dos hombres. Es la obra de la misericordia de Dios en estos dos hombres, que eran grandes pecadores. Y Dios quiere llenar con su gracia también a nosotros, como lo hizo con Pedro y Pablo. Que la Virgen María nos ayude a acogerla como ellos, con el corazón abierto, ¡a no recibirla en vano! Y nos sostenga en los momentos de prueba, para dar testimonio de Jesucristo y de su Evangelio. Hoy le pedimos en particular por los arzobispos metropolitanos nombrados el último año, que esta mañana han celebrado conmigo la Eucaristía en San Pedro. Los saludamos con afecto junto con sus fieles y familiares, y rezamos por ellos.
Palabras del Papa después del Ángelus:
Tras el rezo a la Madre de Dios, el Papa Francisco se refirió a las noticias llegadas de Irak, en donde miles de familias tuvieron que abandonar sus hogares para escapar a los recientes ataques contra pueblos cristianos, uniéndose al llamado al diálogo de los obispos del país para que pueda preservarse la unidad nacional evitándose la guerra:
Queridos hermanos y hermanas:
las noticias que nos llegan de Irak son lamentablemente muy dolorosas. Me uno a los obispos del país en apelar a los gobernantes para que, a través del diálogo, se pueda preservar la unidad nacional y evitar la guerra. Estoy cerca de los miles de familias, especialmente cristianas, que tuvieron que abandonar sus hogares y que se encuentran en grave peligro. La violencia genera otra violencia; el diálogo es el único camino hacia la paz. Oremos a la Virgen, para que custodie al pueblo del Irak:
Ave Maria…
El Papa dirigió un saludo particular a los romanos, en la fiesta de sus santos Patronos, a los arzobispos que recibieron esta mañana el palio y a los diversos grupos de peregrinos presentes en la Plaza de San Pedro, deseando a todos un feliz domingo y un buen almuerzo:
Saludo a todos ustedes, especialmente a los fieles de Roma, en la fiesta de los santos Patronos; así como a los familiares de los arzobispos metropolitanos, que esta mañana recibieron el palio y a las delegaciones que los han acompañado.
Saludo a los artistas de tantas partes del mundo que han realizado un gran despliegue floral, y doy gracias al Pro Loco de Roma por haberlo promovido. Qué bien estos artistas, ¿eh? ¡Felicitaciones!
Saludo cordialmente a los fieles de San Fernando y de Ubrique (Cádiz), de Elche de la Sierra (Albacete), y de Parla, Madrid, así como a los numerosos alfombristas que han participado en la gran muestra floral.
Saludo a los peregrinos provenientes de Madagascar, a los estudiantes las escuelas católicas de los Estados Unidos de América y de Londres; los fieles de Messina, Nápoles, Neviano, Taranto, Rocca di Papa y Pezzoro, y a los que vinieron en bicicleta desde Cardito; el grupo “Amigos del Venerable Francesco Antonio Marcucci”.
Saludo al Foro de las Asociaciones Familiares del Lazio y les deseo todo bien para las actividades de los próximos días en el Instituto Pío XI en Roma.
Un augurio también para el tradicional espectáculo de fuegos artificiales que tendrá lugar esta noche en el Castillo de Sant’Angelo, cuya recaudación sostendrá una iniciativa para los jóvenes de la Tierra Santa.
A todos ustedes les deseo buen domingo, buena fiesta de los patronos y por favor, no se olviden de rezar por mí. ¡Buen almuerzo y hasta pronto!
EL PAPA EN LA MISA POR LOS PATRONES DE ROMA:“QUÉ A NADIE LE FALTE LA PALABRA DE VIDA, QUE LIBERA DE TODO MIEDO Y DA CONFIANZA EN LA FIDELIDAD DE DIOS”,
Homilía completa del Santo Padre:
En la solemnidad de los apóstoles san Pedro y san Pablo, patronos principales de Roma, acogemos con gozo y reconocimiento a la Delegación enviada por el Patriarca Ecuménico, el venerado y querido hermano Bartolomé, encabezada por el metropolita Ioannis. Roguemos al Señor para que también esta visita refuerce nuestros lazos de fraternidad en el camino hacia la plena comunión, que tanto deseamos, entre las dos Iglesias hermanas.
«El Señor ha enviado su ángel para librarme de las manos de Herodes» (Hch 12,11). En los comienzos del servicio de Pedro en la comunidad cristiana de Jerusalén, había aún un gran temor a causa de la persecución de Herodes contra algunos miembros de la Iglesia. Habían matado a Santiago, y ahora encarcelado a Pedro, para complacer a la gente. Mientras estaba en la cárcel y encadenado, oye la voz del ángel que le dice: «Date prisa, levántate... Ponte el cinturón y las sandalias... Envuélvete en el manto y sígueme» (Hch 12,7-8). Las cadenas cayeron y la puerta de la prisión se abrió sola. Pedro se da cuenta de que el Señor lo «ha librado de las manos de Herodes»; se da cuenta de que Dios lo ha liberado del temor y de las cadenas. Sí, el Señor nos libera de todo miedo y de todas las cadenas, de manera que podamos ser verdaderamente libres. La celebración litúrgica expresa bien esta realidad con las palabras del estribillo del Salmo responsorial: «El Señor me libró de todos mis temores».
Aquí está el problema para nosotros, el del miedo y de los refugios pastorales. Nosotros -me pregunto-, queridos hermanos obispos, ¿tenemos miedo?, ¿de qué tenemos miedo? Y si lo tenemos, ¿qué refugios buscamos en nuestra vida pastoral para estar seguros? ¿Buscamos tal vez el apoyo de los que tienen poder en este mundo? ¿O nos dejamos engañar por el orgullo que busca gratificaciones y reconocimientos, y allí nos parece estar a salvo? Queridos hermanos obispos ¿Dónde ponemos nuestra seguridad?
El testimonio del apóstol Pedro nos recuerda que nuestro verdadero refugio es la confianza en Dios: ella disipa todo temor y nos hace libres de toda esclavitud y de toda tentación mundana. Hoy, el Obispo de Roma y los demás obispos, especialmente los Metropolitanos que han recibido el palio, nos sentimos interpelados por el ejemplo de san Pedro a verificar nuestra confianza en el Señor.
Pedro recobró su confianza cuando Jesús le dijo por tres veces: «Apacienta mis ovejas» (Jn 21,15.16.17). Y, al mismo tiempo él, Simón, confesó por tres veces su amor por Jesús, reparando así su triple negación durante la pasión. Pedro siente todavía dentro de sí el resquemor de la herida de aquella decepción causada a su Señor en la noche de la traición. Ahora que él pregunta: «¿Me amas?», Pedro no confía en sí mismo y en sus propias fuerzas, sino en Jesús y en su divina misericordia: «Señor, tú conoces todo; tú sabes que te quiero» (Jn 21,17). Y aquí desaparece el miedo, la inseguridad, la pusilanimidad.
Pedro ha experimentado que la fidelidad de Dios es más grande que nuestras infidelidades y más fuerte que nuestras negaciones. Se da cuenta de que la fidelidad del Señor aparta nuestros temores y supera toda imaginación humana. También hoy, a nosotros, Jesús nos pregunta: «¿Me amas?». Lo hace precisamente porque conoce nuestros miedos y fatigas. Pedro nos muestra el camino: fiarse de él, que «sabe todo» de nosotros, no confiando en nuestra capacidad de serle fieles a él, sino en su fidelidad inquebrantable. Jesús nunca nos abandona, porque no puede negarse a sí mismo (cf. 2 Tm 2,13).Es fiel. La fidelidad que Dios nos confirma incesantemente a nosotros, los Pastores, es la fuente de nuestra confianza y nuestra paz, más allá de nuestros méritos. La fidelidad del Señor para con nosotros mantiene encendido nuestro deseo de servirle y de servir a los hermanos en la caridad.
El amor de Jesús debe ser suficiente para Pedro. Él no debe ceder a la tentación de la curiosidad, de la envidia, como cuando, al ver a Juan cerca de allí, preguntó a Jesús: «Señor, y éste, ¿qué?» (Jn 21,21). Pero Jesús, a estas tentaciones, le respondió: «¿A ti qué? Tú, sígueme» (Jn 21,22). Esta experiencia de Pedro es un mensaje importante también para nosotros, queridos hermanos arzobispos. El Señor repite hoy, a mí, a ustedes y a todos los Pastores: «Sígueme». No pierdas tiempo en preguntas o chismes inútiles; no te entretengas en lo secundario, sino mira a lo esencial y sígueme. Sígueme a pesar de las dificultades. Sígueme en la predicación del Evangelio. Sígueme en el testimonio de una vida que corresponda al don de la gracia del Bautismo y la Ordenación. Sígueme en el hablar de mí a aquellos con los que vives, día tras día, en el esfuerzo del trabajo, del diálogo y de la amistad. Sígueme en el anuncio del Evangelio a todos, especialmente a los últimos, para que a nadie le falte la Palabra de vida, que libera de todo miedo y da confianza en la fidelidad de Dios. ¡Tú sígueme!
EL SEÑOR NOS REPITE HOY “MIRA A LO ESENCIAL Y SÍGUEME”, EL PAPA FRANCISCO EN LA CELEBRACIÓN DE SAN PEDRO Y SAN PABLO
La vida del apóstol Pedro “nos recuerda que nuestro verdadero refugio es la confianza en Dios: ella disipa todo temor y nos hace libres de toda esclavitud y de toda tentación mundana”, explicó Francisco relacionando este mensaje con el significado que tiene la entrega los palios que han sido impuestos por el Santo Padre a los obispos metropolitanos. “Nos sentimos interpelados por el ejemplo de san Pedro, a verificar nuestra confianza en el Señor”, dijo el Papa en su homilía.
“El Señor repite hoy, a mí, a ustedes y a todos los Pastores: «Sígueme»”. “No pierdas tiempo en preguntas o chismes inútiles; no te entretengas en lo secundario, sino mira a lo esencial y sígueme”, concluyó el Obispo de Roma.
En unión entre los arzobispos metropolitanos nombrados este año y el Pontífice, el Papa Francisco bendijo y entregó el sagrado Palio, recordando el simbolismo que tienen estas prendas con el cuidado pastoral, pidiendo así al Señor a que sirvan para ayudar a reconocerle como pastor de la grey.
El palio es un ornamento del Papa y de los arzobispos metropolitanos. Tiene la forma de una faja circular que carga sobre los hombros y de la cual penden ante el pecho y en la espalda dos tiras rectangulares, todo de lana blanca, de la que se destacan las cruces de bordadas en seda negra. Suele adornarse con tres clavos metálicos, que recuerdan los clavos de la Pasión. El palio se confecciona con la lana de los corderos que el Papa bendice en la fiesta de Santa Inés, el 21 de enero, en una capilla del Palacio Apostólico. El emblema de Santa Inés es un cordero, por la similitud de su nombre en latín “Agnes”, con la palabra cordero en latín “agnus”. Siguiendo la tradición, se le presentan al Papa dos corderos adornados uno con flores blancas –que simboliza la virginidad de Santa Inés- y el otro con flores rojas –que simboliza su martirio-. Luego, los corderos son llevados a la Basílica de Santa Inés, de Roma, donde está enterrada la santa, y son criados por los padres trapenses de la Abadía de las Tres Fuentes. Posteriormente, los palios son confeccionados por las religiosas benedictinas de Santa Cecilia con la lana recién esquilada.
En el marco de la fiesta de los santos patrones de Roma, y como es ya tradición, estuvieron presentes también en la santa misa, la Delegación enviada por el Patriarca Ecuménico, Bartolomé I, encabezada por el metropolita Ioannis. El Papa pidió que esta visita haga reforzar “nuestros lazos de fraternidad en el camino hacia la plena comunión, que tanto deseamos, entre las dos Iglesias hermanas”.
PEDRO Y PABLO
Este domingo, 29 de junio, celebramos unidos en un entrañable recuerdo la fiesta de estos dos grandes apóstoles, Pedro y Pablo, columnas de la Iglesia y testigos -cada uno desde su personalidad propia- de la fe y del amor a Cristo. Pedro era pescador, de Betsaida. Pablo, un judío de Tarso, en la actual Turquía, de la tribu de Benjamín, de formación farisea. Ambos fueron llamados por Cristo Jesús: el uno, junto al lago de Genesaret; el otro, en el camino de Damasco, donde iba para perseguir a los cristianos. Ambos respondieron con prontitud y se convirtieron en personajes importantísimos en la historia de la primera comunidad.
No murieron juntos. Pedro fue mártir en el circo de la colina del Vaticano, en tiempos de Nerón. Pablo, poco más tarde, en la vía Ostiense, camino del mar. El primero, según una tradición muy antigua, crucificado cabeza abajo, porque no se sentía digno de morir como su Señor y Maestro. El segundo, decapitado. Cada uno de ellos tiene una basílica dedicada en el lugar de su martirio, -en el Vaticano y en la vía Ostiense-, basílicas levantadas en el siglo IV por Constantino, apenas iniciada la era de paz para la Iglesia. La comunidad les recordó juntos desde muy pronto, por el papel complementario que ambos tuvieron en los orígenes de la Iglesia. Da fe de ello el sermón de san Agustín que leemos en el Oficio de Lectura. Más tarde, se llegó a una separación en la fiesta: el día 29 se recordaba a Pedro y el 30, a Pablo. En la última reforma del Calendario (1969), se volvieron a reunir en una sola fecha ambas celebraciones.
A la pregunta de Jesús "¿quién dice la gente que es el Hijo del Hombre?", responde impetuoso, como siempre, Pedro, en nombre de los demás. Y recibe por ello no sólo la alabanza de Jesús, sino lo que podríamos llamar "la investidura" en el papel de responsable de la comunidad: le llama Pedro, Piedra (Cefas), y le encomienda las llaves del Reino. Al "tú eres el Mesías" le sigue el "tú eres Pedro". En otras ocasiones le encomendará ser el pastor de la comunidad, o pescador de hombres.
Pedro y Pablo nos enseñan a superar con valentía las dificultades que podamos encontrar en nuestro camino. En nuestra vida de cristianos y de testigos de Cristo, seguro que habrá días nublados, de abatimiento y de ansia.
28 de junio de 2014
JUAN JOSÉ PÉREZ SOBA, TEÓLOGO ESPAÑOL: CON EL SÍNODO EL EVANGELIO ENTRA EN CONTACTO CON LA VIDA CONCRETA
CONCLUSIONES DE LA COMISIÓN PERMANENTE DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAÑOLA
27 de junio de 2014
ESPAÑA: MONS. BLÁZQUEZ HACE ENTREGA DEL CATECISMO TESTIGOS DEL SEÑOR
El Obispo de Plasencia y Presidente de la Subcomisión Episcopal de Catequesis, Mons.Amadeo Rodríguez Magro, ha presidido en día 25 el acto inaugural. Las ponencias, comunicaciones y diálogos durante esos dos días se centraron en distintos aspectos relacionados con este nuevo Catecismo para la iniciación cristiana.
El Catecismo “Testigos del Señor”, que próximamente se presentará a los medios de comunicación social, es el segundo Catecismo para la Iniciación Cristiana. Está destinado a niños y adolescentes de entre 10 y 14 años y es continuación de “Jesús es el Señor”, Primer Catecismo de Infancia, dirigido a niños de entre 6 y 10 años, que fue aprobado en la Asamblea Plenaria en marzo de 2008.
Dios, padre tierno que nos ama y nos tiene de la mano: el Papa Francisco en la homilía en la casa de Santa Marta
Para comunicar su tierno amor de Padre al hombre, Dios necesita que el hombre se haga pequeño. Es el pensamiento que Papa Francisco desarrolló en la homilía de la Misa matutina presidida en la Casa de Santa Marta, en el día en que la Iglesia celebra al Sagrado Corazón de Jesús.
No espera sino “da”, no habla sino “reacciona”. No hay sombra de pasividad en el modo en que el Creador entiende el amor por sus criaturas. Papa Francisco lo explica al comienzo de una homilía en la cual se centra en el Corazón de Jesús celebrado en la liturgia. Dios, afirmó, “nos da la gracia, la alegría de celebrar en el corazón de su Hijo las grandes obras de su amor. Podemos decir que hoy es la fiesta del amor de Dios en Jesucristo, el amor de Dios por nosotros, el amor de Dios en nosotros”:
“Hay dos aspectos de amor. En primer lugar, el amor está más en el dar que en el recibir. El segundo aspecto: el amor está más en las obras que en las palabras. Cuando decimos que está más en dar que en recibir, es que el amor se ‘comunica’: siempre comunica. Es recibido por la persona amada. Y cuando decimos que está más en los hechos que en las palabras: el amor siempre da vida, hace crecer”.
Pero para “comprender el amor de Dios”, el hombre tiene necesidad de buscar una dimensión inversamente proporcional a la inmensidad: es la pequeñez, dice el Papa, “la pequeñez del corazón”. Moisés, recuerda, explica al pueblo judío que ha sido elegido por Dios porque era “el más pequeño de todos los pueblos”. Mientras Jesús en el Evangelio alaba al Padre “porque ha escondido las cosas divinas a los sabios y las ha revelado a los pequeños”. Así, observa Papa Francisco, lo que Dios busca en el hombre es una “relación de papá-hijo”, lo “acaricia”, le dice: “yo estoy contigo”:
“Esta es la ternura del Señor, en su amor; esto es aquello que Él nos comunica, y da fuerza a nuestra ternura. Pero si nosotros nos sentimos fuertes, no experimentaremos nunca la caricia del Señor, ‘las’ caricias del Señor, tan bellas ... tan hermosas. ‘No temas, Yo estoy contigo, te llevo de la mano’... Son todas palabras del Señor que nos hacen comprender ese misterioso amor que Él tiene por nosotros. Y cuando Jesús habla de sí mismo, dice: ‘Yo soy manso y humilde de corazón’. También Él, el Hijo de Dios, se abaja para recibir el amor del Padre”.
Otro signo particular del amor de Dios es que Él nos amó a nosotros “primero”. Él está siempre “primero que nosotros”, “Él está esperando por nosotros”, asegura Papa Francisco, que termina pidiendo a Dios la gracia “de entrar en este mundo tan misterioso, sorprendernos y tener paz con este amor que se comunica, que nos da alegría y nos lleva por el camino de la vida como a un niño, de la mano”:
“Cuando llegamos, Él está. Cuando lo buscamos, Él nos ha buscado antes. Él siempre está adelante nuestro, nos espera para recibirnos en su corazón, en su amor. Y estas dos cosas pueden ayudarnos a comprender este misterio de amor de Dios con nosotros. Para expresarse necesita de nuestra pequeñez, de nuestro abajamiento. Y, también, necesita nuestro asombro cuando lo buscamos y lo encontramos ahí, esperándonos”.
Programa de la visita del Papa al Policlínico Gemelli y a la Facultad de Medicina de la Universidad Católica del Sagrado Corazón
Como había preanunciado el pasado 4 de mayo, en ocasión de la 90° Jornada de la Universidad Católica del Sagrado Corazón, en la tarde de este viernes el Santo Padre Francisco visitará el Policlínico Agostino Gemelli, en ocasión de los 50 años de su fundación y la Facultad de Medicina y Cirugía de la Universidad Católica del Sagrado Corazón. Será una solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús especial para esta universidad, confiada a su protección desde su fundación. Francisco es el quinto Pontífice que visita la sede romana de esta universidad.
El Santo Padre, cuya llegada al Policlínico se prevé a las 15.30 horas, será recibido por las autoridades y se detendrá a saludar a los enfermos presentes en la plaza situada delante del hospital y a aquellos asomados por las ventanas. Luego encontrará a los enfermos en un reparto del Policlínico.
A las 16.45, realizará una breve visita a la Iglesia del Sagrado Corazón donde donará las reliquias de San Juan XXIII y San Juan Pablo II, canonizados el pasado 27 de abril.
Seguirá una breve exhortación del Pontífice a los representantes de la familia universitaria y del Policlínico Gemelli.
A las 17.30 horas, tendrá lugar la concelebración Eucarística en la plaza en frente de los Institutos Biológicos, en la solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús.
Finalmente, el Papa recibirá los saludos del Presidente del Instituto Toniolo, el Card. Angelo Scola y del Rector de la Universidad Católica, Prof. Franco Anelli.
Y hacia las 18.45, los saludos institucionales al interno de los Institutos Biológicos y la partida.
PRESENTAN EN EL VATICANO EL 'INSTRUMENTUM LABORIS' PARA EL SÍNODO DE LA FAMILIA
26 de junio de 2014
PAPA FRANCISCO
(RV).- “La familia es un elemento esencial de todo desarrollo humano y social sostenible”.