(RV).- La Iglesia que nace en Pentecostés es una
comunidad que suscita estupor porque, con la fuerza que le viene de Dios,
anuncia un mensaje nuevo – dijo el Papa Francisco a la hora del Regina Coeli –.
El mensaje universal del amor. Porque como explicó el Obispo de Roma, los
discípulos están revestidos de poder desde lo alto y hablan con coraje y franqueza,
con la libertad del Espíritu Santo. Del mismo modo la Iglesia – añadió – la
Iglesia está llamada a sorprender anunciando a todos que Jesucristo ha vencido
la muerte, que los brazos de Dios están siempre abiertos, que su paciencia está
siempre allí, esperándonos, para curarnos y perdonarnos. Porque como reafirmó
el Pontífice, precisamente para esta misión Jesús resucitado ha donado su
Espíritu a la Iglesia.
El Papa también explicó que la Iglesia de Pentecostés es una Iglesia que no se resigna a ser innocua, elemento decorativo. Es una Iglesia que no duda en salir fuera, a encontrarse con la gente, para anunciar el mensaje que le ha sido encomendado, incluso si ese mensaje disturba e inquieta a las conciencias. Ella nace una, universal, abierta, para abrazar al mundo sin capturar, como la columnata de la Plaza de San Pedro, cuyos dos brazos se abren para acoger y no se cierran para retener.
El Papa también explicó que la Iglesia de Pentecostés es una Iglesia que no se resigna a ser innocua, elemento decorativo. Es una Iglesia que no duda en salir fuera, a encontrarse con la gente, para anunciar el mensaje que le ha sido encomendado, incluso si ese mensaje disturba e inquieta a las conciencias. Ella nace una, universal, abierta, para abrazar al mundo sin capturar, como la columnata de la Plaza de San Pedro, cuyos dos brazos se abren para acoger y no se cierran para retener.
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