El Papa Francisco concluye su visita a
Calabria con una eucaristía: Homilía íntegra en español, Misa de la víspera del
Corpus Christi, fiesta para adorar a Jesús Eucaristía y para caminar con Él:
“En la Fiesta del Corpus Domini
celebramos a Jesús “pan vivo bajado del cielo” (Jn.6,51) alimento para nuestra
hambre de vida eterna, fuerza para nuestro camino. Agradezco al Señor que hoy
me dona celebrar el Corpus Domini con ustedes, hermanos y hermanas de esta
Iglesia que está en Cassano Allo Jonio. La fiesta de hoy es la fiesta en la
cual la Iglesia alaba al Señor por el don de la Eucaristía.
Mientras el Jueves Santo recordamos su
institución en la Última Cena, hoy predomina la acción de gracias y la
adoración. Y de hecho, es tradicional en este día la procesión con el Santísimo
Sacramento. Adorar a Jesús Eucaristía y caminar con Él. Estos son los dos
aspectos inseparables de la fiesta de hoy, dos aspectos que dan huella a toda
la vida del pueblo cristiano: un pueblo que adora a Dios y un pueblo que
camina, que no está detenido, camina.
Ante todo nosotros somos un pueblo que
adora a Dios. Nosotros adoramos a Dios que es amor, que en Jesucristo se ha
dado a sí mismo por nosotros, se ha ofrecido en la cruz para expiar nuestros
pecados, y por el poder de este amor resucitó de la muerte y vive en su
Iglesia. ¡Nosotros no tenemos otro Dios fuera de Él!
Cuando la adoración del señor se
sustituye por la adoración del dinero, se abre camino al pecado, a los
intereses personales y al abuso. Cuando no se adora a Dios, el Señor, se
convierten en adoradores del mal como lo son aquellos que viven de
deshonestidad y de violencia.
Su tierra, tan bella, conoce las marcas
de este pecado. ¡L’Ndrangheta es esto: Adoración del mal y desprecio del bien
común! Este mal debe ser combatido, debe ser alejado y ¡es necesario decirle
que no! La Iglesia que sé que está tan comprometida con la educación de las
conciencias, debe siempre dedicarse más para que el bien pueda prevalecer. Nos
lo piden nuestros chicos, nos lo piden nuestros jóvenes necesitados de
esperanza. Para poder responder a estas exigencias la fe nos puede ayudar.
¡Aquellos que en su vida tiene este camino del mal, como lo son los mafiosos,
no están en comunión con Dios: están excomulgados!
Hoy lo confesamos con la mirada dirigida
al Corpus Domini, al Sacramento del altar. Y por esta fe, nosotros renunciamos
a Satanás y a todas sus seducciones; renunciamos a los ídolos del dinero, de la
vanidad, del orgullo, del poder, de la violencia.
Nosotros cristianos no queremos adorar a
nada ni a nadie en este mundo sino a Jesucristo, que está presente en la santa
Eucaristía. Tal vez, no siempre nos damos realmente cuenta de lo que esto
significa, qué consecuencias tiene o debería tener nuestra profesión de fe.
Esta fe nuestra en la presencia real de
Jesucristo, verdadero Dios y verdadero Hombre, en el pan y en el vino
consagrados, es auténtica si nosotros nos comprometemos a caminar detrás de Él
y con Él. Adorar y caminar. ¡Un pueblo que adora es un pueblo que camina!
Caminar con Él y detrás de Él tratando de poner en práctica Su mandamiento,
aquél que dio a sus discípulos justamente en la Última Cena: “Así como yo los he
amado, ámense también ustedes los unos a los otros”. (Jn.13,34). El pueblo que
adora a Dios en la Eucaristía es el pueblo que camina en la caridad. Adorar a
Dios en la Eucaristía, caminar con Dios en la caridad fraterna.
Hoy, como Obispo de Roma, estoy aquí
para confirmarlos no sólo en la fe, sino también en la caridad, para
acompañarlos y animarlos en su camino con Jesús Caridad. Quiero expresar mi
apoyo al Obispo, a los presbíteros y a los diáconos de esta Iglesia, y también
de la Eparquía de Lungro, rica en su tradición greco-bizantina. ¡Pero lo
extiendo a todos! ¡A todos los Pastores y fieles de la Iglesia en Calabria,
comprometida valientemente en la evangelización y en el favorecer estilos de
vida e iniciativas que pongan al centro las necesidades de los pobres y de los
últimos. Y lo extiendo también a las Autoridades civiles que buscan vivir el
compromiso político y administrativo por lo que es: un servicio al bien común.
Les animo a todos ustedes a testimoniar
la solidaridad concreta con los hermanos, especialmente con los que tienen más
necesidad de justicia, de esperanza, de ternura. La ternura de Jesús, la
ternura Eucarística: aquel amor tan delicado, tan fraterno, tan puro. Gracias a
Dios hay tantos signos de esperanza en sus familias, en las parroquias, en las
asociaciones, en los movimientos eclesiales. ¡El Señor Jesús no deja de
suscitar gestos de caridad en su Pueblo en camino!
Una señal concreta de esperanza es el
Proyecto Policoro, para los jóvenes que quieren ponerse en juego y crear posibilidades
de trabajo para ellos y para los demás. Ustedes, queridos jóvenes, ¡no se dejen
robar la esperanza! Lo he dicho tantas veces y lo digo una vez más: ¡No se
dejen robar la esperanza! Adorando a Jesús en sus corazones y permaneciendo
unidos a Él, sabrán oponerse al mal, a las injusticias, a la violencia con la
fuerza del bien, de lo verdadero y de lo bello.
Queridos hermanos y hermanas, la
Eucaristía nos ha reunido. El Cuerpo del Señor hace de nosotros una sola cosa,
una sola familia, el Pueblo de Dios reunido entorno a Jesús, Pan de Vida. Lo
que dije a los jóvenes lo digo a todos: si adoraran a Cristo y caminaran detrás
de Él y con Él, su Iglesia diocesana y sus parroquias crecerán en la fe y en la
caridad, en la alegría de evangelizar. Serán una Iglesia en la cual padres,
madres, sacerdotes, religiosos, catequistas, niños, ancianos, jóvenes, caminan
unos al lado de los otros, se apoyan, se ayudan, se aman como hermanos,
especialmente en los momentos de dificultad.
María, nuestra Madre, Mujer Eucarística,
que ustedes veneran en tantos Santuarios, especialmente en aquel de
Castrovillari, los precede en este peregrinaje de la fe. Que Ella los ayude,
los ayude siempre a permanecer unidos para que, también a través de su
testimonio, el Señor pueda continuar a dar la vida al mundo. Así sea”.
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