Francisco agradece a los líderes del
apostolado laico en Corea su labor con los pobres y necesitados y anima a
multiplicar esfuerzos en el ámbito de la promoción humana.
El santo padre Francisco, en
su intensa jornada de este sábado del viaje a Corea, se ha reunido también con
los líderes del apostolado laico en el Centro de Espiritualidad de Kkottongnae,
tras visitar el Centro de discapacitados y reunirse con los religiosos y
religiosas.
En reconocimiento de la
importancia fundamental del rol desempeñado por los laicos en la Iglesia en
Corea, en 1968 se instituyó el Consejo Católico para el Apostolado de los
Laicos que tiene sedes en todo el país y que tiene como misión central el
diálogo con los no creyentes.
En la capilla del Centro, el
Papa se ha encontrado con unos 150 laicos particularmente activos en el
apostolado.
El presidente de la Asociación
de Laicos ha sido el encargado de dirigir unas palabras al inicio del encuentro.
Así, ha afirmado que desde el primer momento en el que supieron de la visita
del Papa "todos nosotros, con el corazón palpitante, como niños, hemos
comenzado a contar los días que nos separaban de este momento". Durante su
breve discurso, el presidente ha observado que "hemos visto lo libre que
es usted al buscar la 'voluntad de Dios', y como esta libertad esta abriendo
las puertas de la Iglesia, empujándola con amor a buscar a todas las personas
en las periferias. También nosotros queremos vivir como usted, Santo
Padre". Por eso, ha indicado, "queremos salir a buscar a las noventa
y nueve ovejas perdidas, rompiendo las cadenas de nuestro egoísmo".
Por su parte, Francisco les ha
hablado del precioso legado recibido por los mártires coreanos beatificados
esta mañana que "sigue vivo en sus obras actuales de fe, de caridad y de
servicio". Y así, ha señalado que "la Iglesia tiene necesidad del
testimonio creíble de los laicos sobre la verdad salvífica del Evangelio, su
poder para purificar y trasformar el corazón, y su fecundidad para edificar la
familia humana en unidad, justicia y paz".
De modo particular, el Santo
Padre ha reconocido "la labor de las numerosas asociaciones que se ocupan
directamente de la atención a los pobres y necesitados". Además, ha
manifestado su profundo agradecimiento "a cuantos, con su trabajo y su
testimonio, llevan la presencia consoladora del Señor a los que viven en las
periferias de nuestra sociedad". Al respecto, ha explicado que "esta
tarea no se puede limitar a la asistencia caritativa, sino que debe extenderse
también a la consecución del crecimiento humano. Asistir a los pobres es
bueno y necesario, pero no basta". Por esta razón, el Pontífice ha animado
a multiplicar esfuerzos en el ámbito de la promoción humana.
Por otro lado, ha reconocido
la valiosa contribución de las mujeres católicas coreanas a la vida y la
misión de la Iglesia en este país "como madres de familia, como
catequistas y maestras y de tantas otras formas".
Francisco tampoco ha podido
dejar de destacar la importancia del testimonio dado por las familias
cristianas. A propósito, ha recordado que en una época de crisis de la vida
familiar, "nuestras comunidades cristianas están llamadas a ayudar a los
esposos cristianos y a las familias a cumplir su misión en la vida de la
Iglesia y de la sociedad".
Finalmente, el Santo Padre ha
invitado a los líderes del apostolado laico en Corea a promover "en sus
comunidades una formación cada vez más completa de los fieles laicos,
mediante la catequesis continua y la dirección espiritual". Y les ha
pedido que todo lo que hagan sea "en completa armonía de mente y corazón
con sus pastores, intentando poner sus intuiciones, talentos y carismas al
servicio del crecimiento de la Iglesia en unidad y en espíritu
misionero".
FUENTE: ZENIT.ORG
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