«Es además urgentísimo que se renueve en todos, sacerdotes, religiosos y laicos, la conciencia de la absoluta necesidad de la pastoral familiar como parte integrante de la pastoral de la Iglesia, Madre y Maestra. Repito con convencimiento la llamada contenida en la Familiaris consortio: “...cada Iglesia local y, en concreto, cada comunidad parroquial debe tomar una conciencia más viva de la gracia y de la responsabilidad que recibe del Señor, en orden a la promoción de la pastoral familiar. Los planes de pastoral orgánica, a cualquier nivel, no deben prescindir nunca de tomar en consideración la pastoral de la familia” (n. 70).


14 de marzo de 2015

PAPA: LOS SANTOS LLEVAN ADELANTE LA HISTORIA DE LA IGLESIA



Publicado el 12 de mar. de 2015


Un cristiano no tiene caminos de compromiso: si no se deja tocar por la misericordia de Dios y a su vez ama al prójimo, como hacen los Santos, acaba siendo un hipócrita, que arruina y desparrama, en lugar de hacer el bien. Es lo que dijo el Papa Francisco, en su homilía, de la Misa matutina, en la Capilla de la Casa de Santa Marta.
Al comienzo fueron los Profetas, luego les tocó a los Santos. Con ellos, Dios ha construido en el tiempo la historia de su relación con los hombres. Y, sin embargo, a pesar de que estos elegidos eran excelentes - a pesar de sus enseñanzas y obras – la historia de la salvación es accidentada, pavimentada con tantas hipocresías e infidelidades.
Dios llora por un corazón duro
«Ésta es la Historia de Dios. Parece que aquí Dios estuviera llorando. Te amé tanto, te di tanto, y tú… Todo contra mí. También Jesús lloró,  mirando Jerusalén. Porque en el corazón de Jesús estaba toda esta historia, en la que la fidelidad había desaparecido. Hacemos nuestra voluntad, pero haciendo esto en el camino de la vida seguimos un camino de endurecimiento: el corazón se endurece, se petrifica. Y la Palabra del Señor no entra. Y el pueblo se aleja. También nuestra historia personal se puede volver así. Y hoy, en este día cuaresmal, podemos preguntarnos: ¿escucho la voz del Señor, o hago lo que yo quiero, lo que a mí me gusta?»


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