Oración del Papa Francisco
Dios de Misericordia, te pedimos por todos los hombres,
mujeres y niños que han muerto después de haber dejado su
tierra, buscando una vida mejor. Aunque muchas de sus tumbas no
tienen nombre,para ti cada uno es conocido, amado y predilecto. Que jamás
los olvidemos, sino que honremos su sacrificio con obras más que con
palabras.
Te confiamos a quienes han realizado este
viaje, afrontando el miedo, la incertidumbre y la humillación, para
alcanzar un lugar de seguridad y de esperanza. Así como tú no abandonaste
a tu Hijo cuando José y María lo llevaron a un lugar
seguro, muéstrate cercano a estos hijos tuyos a través de nuestra
ternura y protección. Haz que, con nuestra atención hacia
ellos, promovamos un mundo en el que nadie se vea forzado a dejar su
propia casa y todos puedan vivir en libertad, dignidad y paz.
Dios de misericordia y Padre de todos, despiértanos del
sopor de la indiferencia, abre nuestros ojos a sus sufrimientos y
líbranos de la insensibilidad, fruto del bienestar mundano y del
encerrarnos en nosotros mismos. Ilumina a todos, a las naciones,
comunidades y a cada uno de nosotros, para que reconozcamos como nuestros
hermanos y hermanas a quienes llegan a nuestras costas.
Ayúdanos a compartir con ellos las bendiciones que hemos
recibido de tus manos y a reconocer que juntos, como una única familia
humana, somos todos emigrantes, viajeros de esperanza hacia ti, que
eres nuestra verdadera casa, allí donde toda lágrima será
enjugada, donde estaremos en la paz y seguros en tu abrazo.
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