AL PONTIFICIO INSTITUTO JUAN PABLO II: INTERPRETAR EN NUESTRO
TIEMPO LA BELLEZA DEL DESIGNIO CREADOR DE DIOS SOBRE EL MATRIMONIO Y LA
FAMILIA, 27,10. 2016
“En la coyuntura actual, los lazos matrimoniales y familiares
se ponen a prueba de muchas formas. La aparición de una cultura que exalta el
individualismo narcisista –explicó Francisco-, una concepción de la libertad
desligada de la responsabilidad por el otro, la creciente indiferencia hacia el
bien común, el aumento de las ideologías que atacan directamente el proyecto de
la familia, así como el crecimiento de la pobreza que amenaza el futuro de
muchas familias, son otras tantas razones de la crisis de la familia
contemporánea. Luego están los problemas no resueltos del desarrollo de nuevas
tecnologías que hacen posibles prácticas a veces en conflicto con la verdadera
dignidad de la vida humana. Os exhorto a examinar con valentía estas
implicaciones nuevas y delicadas con todo el rigor necesario, sin caer "en
la tentación de barnizarlas, de perfumarlas, de ajustarlas un poco y de
domesticarlas”.
Por otra parte “la incertidumbre y desorientación que atañen
a los afectos fundamentales de la persona y de la vida desestabilizan todos los
lazos, los de las familias y los de la sociedad, dando prioridad a la
importancia del yo respecto al nosotros, al individuo sobre la
sociedad. Es un resultado que contradice el plan de Dios, que ha confiado
el mundo y la historia a la alianza entre el hombre y la mujer. Esta
alianza…implica cooperación y respeto, entrega generosa y responsabilidad
compartida, capacidad de reconocer la diferencia como una riqueza y una
promesa, no como un motivo de sumisión y abuso”.
Después el Papa afirmó que “el reconocimiento de la dignidad
del hombre y de la mujer lleva aparejado una valoración justa de su relación
mutua... Es imposible negar la contribución de la cultura moderna al
redescubrimiento de la dignidad de la diferencia sexual… Por eso, es
desconcertante constatar que ahora esta cultura parezca casi bloqueada por la
tendencia a destruir la diferencia en lugar de resolver los problemas que la
mortifican….La familia es el seno insustituible de la iniciación a la alianza
criatural del hombre y de la mujer. Este vínculo, sostenido por la gracia de
Dios Creador y Salvador, está destinado a afianzarse en muchas formas de
su relación, que se reflejan a su vez en los diversos lazos comunitarios y
sociales. La profunda correlación entre las figuras familiares y las formas
sociales de esta alianza - en la religión y la ética, el trabajo, la política,
la economía y en el cuidado de la vida y la relación entre generaciones - es un
dato global”.
“La Iglesia - que se reconoce como pueblo familiar- ve en la familia
el icono de la alianza de Dios con toda la familia humana…La caridad de la
Iglesia, por lo tanto, nos compromete a desarrollar - en el plan doctrinal y
pastoral, nuestra capacidad de leer e interpretar, para nuestro tiempo, la
verdad y la belleza del designio creador de Dios- dijo- La irradiación de este
plan divino…exige una inteligencia especial de amor. Y también una fuerte
dedicación evangélica, animada por una gran compasión y misericordia por
la vulnerabilidad y falibilidad de amor entre los seres humanos”.
“Hay que aplicarse con mayor entusiasmo al rescate - diría
que casi a la rehabilitación – de esta extraordinaria
"invención" de la creación divina- reafirmó Francisco- Hay que
tomar en serio este rescate, tanto en el sentido doctrinal como en
el sentido práctico, pastoral y testimonial. La dinámica de la relación
entre Dios, el hombre y la mujer, y sus hijos, son la llave de oro para la
comprensión del mundo y de la historia, con todo lo que contiene. Y, por
último, para comprender algo profundo que se encuentra en el amor de Dios
mismo…Desde luego somos muy conscientes del hecho de que llevamos este tesoro
"en vasijas de barro". La gracia existe, al igual que el pecado. Por
lo tanto, aprendamos a no resignarnos al fracaso humano; por el contrario, apoyemos
el rescate del diseño creador a cualquier precio. Efectivamente, es justo
reconocer que a veces hemos presentado un ideal teológico del matrimonio
demasiado abstracto, casi artificiosamente construido, lejano de la situación
concreta y de las posibilidades efectivas de las familias reales. Esta
idealización excesiva, sobre todo cuando no hemos despertado la confianza en la
gracia, no ha hecho que el matrimonio sea más deseable y atractivo, sino todo
lo contrario”, añadió el Papa, citando su exhortación apostólica Amoris
Laetitia”.
También recordó que los dos encuentros sinodales de los
obispos de todo el mundo “cum Petro y sub Petro, han manifestado unánimemente
la necesidad de ampliar la comprensión y el cuidado de la Iglesia ante este
misterio humano en que se abre camino el amor de Dios por todos. La exhortación
apostólica Amoris laetitia atesora esta ampliación y pide a
todo el pueblo de Dios que haga más visible y eficaz la dimensión familiar de
la Iglesia… El tema pastoral de nuestros días –recalcó- no es sólo el de la “distancia"
de muchos del ideal y de la práctica de la verdad cristiana del matrimonio y de
la familia; es todavía más decisivo el tema de la "cercanía" de
la Iglesia: cercanía a las nuevas generaciones de cónyuges, para que
la bendición de su vínculo los convenza cada vez más y los
acompañe; cercanía a las situaciones de debilidad humana, para que
la gracia las rescate, las reavive y las sane. El vínculo inquebrantable
de la Iglesia con sus hijos es el signo más transparente del amor fiel y
misericordioso Dios”.
“El nuevo horizonte de este compromiso llama ciertamente en causa,
de una manera muy especial, a vuestro Instituto, para que apoye la
necesaria apertura de la inteligencia de la fe al servicio de la
solicitud pastoral del Sucesor de Pedro –destacó al final de su discurso-
Teología y pastoral van de la mano. Una doctrina teológica que no se deja
orientar y plasmar por la finalidad evangelizadora y la atención
pastoral de la iglesia es tan impensable como una pastoral de la Iglesia que no
sepa atesorar la revelación y su tradición, con miras a una mejor
comprensión y transmisión de la fe”. Esa tarea “exige el arraigo en la alegría
de la fe y la humildad de un alegre servicio a la Iglesia. De la Iglesia que
hay, no de una iglesia diseñada a la propia imagen y semejanza. La Iglesia
viva en la que vivimos, la preciosa iglesia a la que pertenecemos, la Iglesia
del único Señor y del único Espíritu a la que nos entregamos como
"siervos inútiles”, que ofrecen sus mejores dones”
Fuente: OFICINA DE PRENSA DE LA SANTA SEDE
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