«Es además urgentísimo que se renueve en todos, sacerdotes, religiosos y laicos, la conciencia de la absoluta necesidad de la pastoral familiar como parte integrante de la pastoral de la Iglesia, Madre y Maestra. Repito con convencimiento la llamada contenida en la Familiaris consortio: “...cada Iglesia local y, en concreto, cada comunidad parroquial debe tomar una conciencia más viva de la gracia y de la responsabilidad que recibe del Señor, en orden a la promoción de la pastoral familiar. Los planes de pastoral orgánica, a cualquier nivel, no deben prescindir nunca de tomar en consideración la pastoral de la familia” (n. 70).


16 de julio de 2014

Voces sobre la reforma

«Tiempo de reflexión»
El obispo de Almería, monseñor Adolfo González Montes, valoró positivamente, la semana pasada, el Anteproyecto de reforma de la ley del aborto. Al presentar el curso de verano Vida humana en sus confines: dignidad y valor, organizado por su diócesis, monseñor González Montes aseguró que, en esta cuestión, «se está en un compás de espera, de reflexión profunda. Hoy, gracias a la ciencia, conocemos lo que antes quizás se podía excusar porque no lo conocíamos». Esto permite diseñar leyes con «modificaciones notables», frente a la corriente imperante hasta el momento, que tiende hacia «una liberalización prácticamente total» del aborto «en muchos ordenamientos».
Sin fisuras ni miedos
No puede existir en un país civilizado una ley que legitime que si un hijo está enfermo y va a morir, sea destrozado y arrancado violentamente de las entrañas de su madre. La afirmación de que hay casos en que se debe permitir el aborto para evitar un daño moral a los padres, no sólo es falsa, sino perversa. Se pretende disfrazar un acto cruel e injusto como un medio de ayuda, cuando la realidad es que no sólo no va a curar al hijo, sino que a los padres se les carga un peso moral para siempre, que no borrará ninguna ley. Más allá de las vidas eliminadas por estar enfermas, instala en la sociedad una raíces eugenésicas que afianzan el árbol de la cultura de la muerte. Es muy triste que la presión de algunos logre deshumanizar las leyes. Animamos a todas las personas que tienen en sus manos la decisión a que defiendan por completo la vida humana siempre y en toda circunstancia, sin fisura y sin miedo, por el bien de todos sin excepción.
Alicia Latorre
Presidenta Federación Española de Asociaciones Provida
Por una sociedad compasiva
La vida humana es un bien indivisible y merece su protección desde el momento de la fecundación hasta la muerte natural. Vivimos en sociedad para ayudarnos y socorrernos los unos a los otros y, de manera especial, para socorrer a los más indefensos o con discapacidad. Utilizar la libertad humana para destruir la vida débil, inocente y necesitada de ayuda, es corromper la sociedad y transformar el Estado de Derecho en un sistema totalitario y despótico. Lo que está en juego en la nueva legislación sobre el aborto es un concepto de persona y de sociedad: o se apuesta por la vida, generando una sociedad compasiva; o se apuesta por la muerte, entronizando el despotismo y la guerra de los poderosos contra los débiles. Ceder en este terreno es cerrar los ojos a nuestra tradición cristiana, sostener el fracaso de humanidad que supone el aborto y aumentar el número de víctimas: los hijos y sus madres.
+ Juan Antonio Reig Pla
obispo de Alcalá de Henares

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