En un largo artículo
publicado en la revista Communio, fundada por Hans Urs von Balthasar, Henri de
Lubac y Joseph Ratzinger, el cardenal Ángelo Scola, arzobispo de Milán,
defiende a la Iglesia de la acusación de no ser comprensiva con los divorciados
vueltos a casar. El prelado italiano recuerda que la postura de la Iglesia está
fundada en la revelación divina y advierte que la imposibilidad de que las
tesis del cardenal Kasper se impongan en el sínodo no será el fruto de no
querer dar atención pastoral a los fieles que se encuentran en esa situación.
(Il
Foglio/InfoCatólica) Con frecuencia, escribe Scola, «se acusa a la Iglesia de
ser poco comprensiva con los divorciados vueltos a casar. Sin embargo habría
que profundizar en las razones de una posición que no se ha improvisado, sino
que está «fundada en la revelación divina». Además, aquí no se está hablando de
«una acción arbitraria del magisterio de la Iglesia», sino de la conciencia de
la ligazón que une desde siempre el sacramento de la eucaristía y el del
matrimonio».
Lo que
hace imposible el acceso a la comunión no es por tanto la voluntad de desatender
las esperanzas de los fieles católicos que según Kasper no pueden ser
desatendidas en el próximo Sínodo, y menos aún el gusto de enrocarse en
posiciones consideradas superadas por la multiplicación de todas las
«situaciones inéditas hasta hace pocos años» (la ideología de género, las
familias fragmentadas y uniones entre personas del mismo sexo) que no se
afrontaron con profundidad durante el Sínodo de 1980: lo que impide el
acercamiento a la eucaristía es solo «el estado en el que se encuentran quienes
han establecido una nueva unión». «Un estado –escribe Scola- que contradice lo
que está significado en la unión entre la eucaristía y el matrimonio».
Respecto
a las afirmaciones del cardenal Kasper sobre la praxis de la iglesia de los
primeros siglos –considerada más permisiva y flexible sobre los fieles
divorciados y vueltos a casar-, se trata de «interpretaciones que no parecen
proporcionar prueba de comportamientos sustancialmente diferentes de los de
hoy», añade el Arzobispo de Milán.
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