«Es además urgentísimo que se renueve en todos, sacerdotes, religiosos y laicos, la conciencia de la absoluta necesidad de la pastoral familiar como parte integrante de la pastoral de la Iglesia, Madre y Maestra. Repito con convencimiento la llamada contenida en la Familiaris consortio: “...cada Iglesia local y, en concreto, cada comunidad parroquial debe tomar una conciencia más viva de la gracia y de la responsabilidad que recibe del Señor, en orden a la promoción de la pastoral familiar. Los planes de pastoral orgánica, a cualquier nivel, no deben prescindir nunca de tomar en consideración la pastoral de la familia” (n. 70).


9 de octubre de 2015

DEFENDER A LA FAMILIA, SUEÑO DE DIOS Y BASE INSUSTITUIBLE DE LA SOCIEDAD, DIJO EL PAPA


“El Sínodo no es un parlamento donde para alcanzar un consenso o un acuerdo se recurre al negociado, sino que el único método del Sínodo es aquel de abrirse al Espíritu Santo con coraje apostólico, humildad evangélica y oración confiada”. Con esta recomendación el Papa Francisco abrió la primera sesión de la Asamblea Ordinaria del Sínodo de los Obispos que se desarrolla en el Vaticano del 4 al 25 de octubre, cuyo trabajo se concentra en la “Vocación y la misión de la familia en la Iglesia y en el mundo contemporáneo” y que es continuación de los trabajos del primer Sínodo extraordinario, desarrollado el año pasado sobre el tema de los ‘desafíos pastorales’ de la familia.
“La viña del Señor es su ‘sueño’, el proyecto que Dios cultiva con todo su amor”, “es una planta que requiere muchos cuidados”, decía Francisco en la homilía de misa inaugural del Sínodo Extraordinario sobre la familia 2014, basándose en el Evangelio del día y en la imagen del Profeta Isaías. Y recalcaba: “También nosotros estamos llamados en el Sínodo de los Obispos a trabajar por la viña del Señor.  Las Asambleas sinodales no sirven para discutir ideas brillantes y originales, o para ver quién es más inteligente. Sirven para cultivar y guardar mejor la viña del Señor, para cooperar en su sueño, su proyecto de amor por su pueblo. "En este caso - afirmaba el Papa -  el Señor nos pide que cuidemos de la familia", que desde los orígenes “es parte integral de su designio de amor por la humanidad”.
Este año, el Pontífice recuerda a los padres sinodales que el Sínodo es unaexpresión eclesial capaz de leer la realidad de las familias ‘con los ojos de la fe’.
Siempre en su homilía en la misa inaugural del Sínodo 2014, Francisco recordaba que el sueño de Diossu puebloel plan de Dios, es desbaratado por los labradores que no hacen su trabajo, sino que piensan en sus “propios intereses”. 
Y en la audiencia general del miércoles 8 de octubre, el Obispo de Roma invitó al mundo político y económico a sostener a las familias: aún con la conciencia de lo insustituible que es la familia, dijo, no se le da el peso debido - y reconocimiento y apoyo - en la organización política y económica de la sociedad contemporánea. “La familia no sólo no tiene reconocimiento adecuado, sino que ¡no genera más aprendizaje!” “Con toda la ciencia y la técnica – agregó el Papa – la sociedad moderna todavía no es capaz de traducir estos conocimientos en formas mejores de convivencia civil”.
En la misma homilía inaugural de la Asamblea sinodal precedente, Francisco recordaba asimismo la parábola de Jesús, cuando se dirige a los ‘sabios’, a la clase dirigente, recalcando que “a ellos ha encomendado Dios de manera especial su ‘sueño’, es decir, ‘su pueblo’para que lo cultiven, cuiden de él” porque el “cometido de los jefes del pueblo es éste: cultivar la viña con libertad, creatividad y laboriosidad”. 
Por lo tanto, también hoy es éste el trabajo central de los padres sinodales:cuidar el sueño de Diossu pueblola familia. Y esto no es posible sin la ayuda del Espíritu Santo: “podemos ‘frustrar’ el sueño de Dios si no nos dejamos guiar por el Espíritu Santo”, afirmaba Francisco, porque “el Espíritu nos da esa sabiduría que va más allá de la ciencia, para trabajar generosamente con verdadera libertad y humilde creatividad”.
También este año, es el Espíritu Santo el que debe guiar las decisiones de los padres sinodales, porque sin su guía, recuerda el Papa, “todas nuestras decisiones serán solamente decoraciones, que en lugar de exaltar el Evangelio lo recubren y lo esconden”.
(MCM-RV)


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