“El Sínodo no es un parlamento donde para
alcanzar un consenso o un acuerdo se recurre al negociado, sino que el
único método del Sínodo es aquel de abrirse al Espíritu Santo con coraje
apostólico, humildad evangélica y oración confiada”. Con esta recomendación
el Papa Francisco abrió la primera sesión de la Asamblea Ordinaria del Sínodo
de los Obispos que se desarrolla en el Vaticano del 4 al 25 de octubre, cuyo
trabajo se concentra en la “Vocación y la misión de la familia en la Iglesia y
en el mundo contemporáneo” y que es continuación de los trabajos del primer
Sínodo extraordinario, desarrollado el año pasado sobre el tema de los
‘desafíos pastorales’ de la familia.
“La viña del Señor es su ‘sueño’,
el proyecto que Dios cultiva con todo su amor”, “es una planta que requiere
muchos cuidados”, decía Francisco en la homilía de misa inaugural del Sínodo
Extraordinario sobre la familia 2014, basándose en el Evangelio del día y en la
imagen del Profeta Isaías. Y recalcaba: “También nosotros estamos llamados en
el Sínodo de los Obispos a trabajar por la viña del Señor. Las Asambleas
sinodales no sirven para discutir ideas brillantes y originales, o para ver
quién es más inteligente. Sirven para cultivar y guardar mejor la viña del
Señor, para cooperar en su sueño, su proyecto de amor por su pueblo. "En
este caso - afirmaba el Papa - el Señor nos pide que cuidemos de la
familia", que desde los orígenes “es parte integral de su designio de
amor por la humanidad”.
Este año, el Pontífice recuerda a los padres sinodales que el
Sínodo es unaexpresión eclesial capaz de leer la realidad
de las familias ‘con los ojos de la fe’.
Siempre en su homilía en la misa inaugural del Sínodo 2014,
Francisco recordaba que el sueño de Dios, su pueblo, el
plan de Dios, es desbaratado por los labradores que no hacen su trabajo,
sino que piensan en sus “propios intereses”.
Y en la audiencia general del miércoles 8 de octubre, el
Obispo de Roma invitó al mundo político y económico a sostener a las familias:
aún con la conciencia de lo insustituible que es la familia, dijo, no se le da
el peso debido - y reconocimiento y apoyo - en la organización política y
económica de la sociedad contemporánea. “La familia no sólo no tiene
reconocimiento adecuado, sino que ¡no genera más aprendizaje!” “Con toda la
ciencia y la técnica – agregó el Papa – la sociedad moderna todavía no es capaz
de traducir estos conocimientos en formas mejores de convivencia civil”.
En la misma homilía inaugural de la Asamblea sinodal
precedente, Francisco recordaba asimismo la parábola de Jesús, cuando se dirige
a los ‘sabios’, a la clase dirigente, recalcando que “a ellos ha encomendado
Dios de manera especial su ‘sueño’, es decir, ‘su
pueblo’, para que lo cultiven, cuiden de él” porque el
“cometido de los jefes del pueblo es éste: cultivar la viña con libertad,
creatividad y laboriosidad”.
Por lo tanto, también hoy es éste el trabajo central de los
padres sinodales:cuidar el sueño de Dios, su pueblo, la
familia. Y esto no es posible sin la ayuda del Espíritu Santo: “podemos ‘frustrar’
el sueño de Dios si no nos dejamos guiar por el Espíritu Santo”, afirmaba
Francisco, porque “el Espíritu nos da esa sabiduría que va más allá de la
ciencia, para trabajar generosamente con verdadera libertad y humilde
creatividad”.
También este año, es el Espíritu Santo el que debe guiar las
decisiones de los padres sinodales, porque sin su guía, recuerda el Papa,
“todas nuestras decisiones serán solamente decoraciones, que en lugar de
exaltar el Evangelio lo recubren y lo esconden”.
(MCM-RV)
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