Publicado
el 19 may. 2016
¡Ignorar
al pobre es despreciar a Dios! Si yo no abro la puerta de mi corazón al pobre,
aquella puerta permanece cerrada, también para Dios, y esto es terrible. Así el
Papa Francisco comentó la parábola del hombre rico y del pobre Lázaro, en la
catequesis de la audiencia general, en la plaza de San Pedro ante los fieles
presentes.
Continuando
con las catequesis sobre el tema de la misericordia, el Papa ha recordado que
Lázaro representa bien el grito silencioso de los pobres de todos los tiempos y
la contradicción de un mundo en el cual inmensas riquezas y recursos están en
las manos de pocos. Después de haber ignorado toda la vida al pobre que muere
de hambre, el rico muere y se encuentra en el infierno en donde pide inútilmente de beber a Lázaro que está en el paraíso.
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