Visita
histórica de un Pontífice a un Templo Valdense
(RV).- En su segunda jornada en Turín, el Papa
Francisco visitó la mañana del cuarto lunes de junio, a la comunidad
del Templo Valdense. En este encuentro histórico, puesto que se trata de la
primera visita de un Sucesor de Pedro, el Pontífice fue
recibido por el Moderador de la Mesa Valdense, Eugenio
Bernardini, el Pastor titular de esta Iglesia, Paolo Ribet, y
el Presidente del Consistorio de la Iglesia
Evangélica Valdense, Sergio Velluto.
Espiritualidad y fe
En efecto, el Santo Padre llegó a las 9.00
al Templo Valdense de Corso Vittorio Emanuele II procedente de la sede del
Arzobispado de Turín, donde había pernoctado. En el discurso que les dirigió,
el Papa Francisco comenzó con un breve recuerdo personal de
sus encuentros anteriores con los amigos de esta Iglesia Evangélica del Río
de la Plata, cuando era Arzobispo de Buenos Aires, de los que
pudo apreciar – dijo – “la espiritualidad y la fe” y de los que aprendió
“tantas cosas buenas”.
El redescubrimiento de la fraternidad a pesar de las
diferencias: una comunión en camino
De hecho, al dirigirse con gran alegría a estos queridos
hermanos y hermanas, y tras agradecer la invitación recibida por los
responsables de esta comunidad de Turín, el Papa dijo:
“Uno de los principales frutos que el movimiento ecuménico
ya ha permitido que recojamos en estos años es el redescubrimiento de la
fraternidad que une a todos aquellos que creen en Jesucristo y han sido
bautizados en su nombre”.
El Obispo de Roma explicó que este lazo no
está basado en criterios sencillamente humanos, sino en la participación
radical de le experiencia fundante de la vida cristiana, a saber: “El encuentro
con el amor de Dios que se revela a nosotros en Jesucristo y la acción transformadora
del Espíritu Santo que nos asiste en el camino de la vida”. Razón por la cual
el Papa dijo:
“El redescubrimiento de semejante fraternidad nos permite
captar el lazo profundo que ya nos une, a pesar de nuestras diferencias. Se
trata de una comunión aún en camino – y la unidad se hace en camino – una
comunión que, con la oración, con la continua conversión personal y
comunitaria, y con la ayuda de los teólogos, confiados en la acción del
Espíritu Santo, esperamos que pueda llegar a ser plena y visible en la verdad y
en la caridad”.
La Iglesia católica pide perdón por sus culpas pasadas
Francisco explicó que “la unidad, que es fruto del Espíritu
Santo no significa uniformidad”. En efecto, dijo, los hermanos están unidos por
un mismo origen, “pero no son idénticos entre sí”. “Lamentablemente – afirmó el
Papa – ha sucedido y sigue sucediendo que los hermanos no acepten sus
diversidades y terminen por hacerse la guerra uno contra otro”.
“Reflexionando sobre la historia de nuestras relaciones, no
podemos dejar de entristecernos frente a contiendas y violencias cometidas en
nombre de su propia fe, y pido al Señor que nos dé la gracia de reconocernos
todos pecadores y de saber perdonarnos recíprocamente”.
El Papa Francisco añadió que por iniciativa de Dios, quien
jamás se resigna frente al pecado del hombre, se abren caminos nuevos para
vivir nuestra fraternidad, a lo que, por otra parte, no podemos sustraernos:
“Por parte de la Iglesia católica les pido perdón. Les pido
perdón por las actitudes y los comportamientos no cristianos, incluso no
humanos que, en la historia, hemos tenido contra ustedes. En nombre del Señor
Jesucristo, ¡perdónenos!”.
Las relaciones entre los valdenses y los católicos hoy se
fundan en el respeto mutuo y en la caridad fraterna
El Papa constató con satisfacción que hoy las relaciones
entre los católicos y los valdenses se fundan cada vez más “en el respeto mutuo
y en la caridad fraterna”, tal como lo testimonian, por ejemplo, la traducción
inter-confesional de la Biblia, los acuerdos pastorales para la celebración del
matrimonio, la reciente redacción de un llamamiento conjunto contra la
violencia contra las mujeres y otras iniciativas comunes.
Francisco se refirió a los muchos contactos cordiales en
diversos contextos locales, donde se comparten la oración y el estudio de las
Escrituras, y recordó el intercambio ecuménico de dones realizado con ocasión
de la Pascua, por la Iglesia Valdense de Pinerolo y de esa
Diócesis:
“La Iglesia Valdense ofreció a los católicos el vino para
la celebración de la Vigilia de Pascua y la Diócesis católica ofreció a los
hermanos valdenses el pan para la Santa Cena del Domingo de Pascua. Se trata de
un gesto entre las dos Iglesias, que va mucho más allá de la sencilla cortesía
y hace pregustar, en cierto sentido – pregustar en cierto sentido – esa unidad
de la mesa eucarística que anhelamos”.
Que las diferencias no sean un obstáculo contra la
colaboración en la evangelización y en las obras
El Santo Padre subrayó que estos pasos animan a proseguir
por este camino común y destacó que un primer ámbito en el que se abren amplias
posibilidades de colaboración entre valdenses y católicos es el de la
evangelización, mientras otro es el del servicio a la humanidad que sufre, a
los pobres, a los enfermos y a los marginados.
Y tras agradecer lo que anteriormente se había dicho sobre
los emigrantes, Francisco añadió:
“La elección de los pobres, de los últimos, de aquellos a
quienes la sociedad excluye, nos acerca al corazón mismo de Dios, que se ha
hecho pobre para enriquecernos con su pobreza y, en consecuencia, nos acerca
más unos a otros”.
Además, el Santo Padre manifestó su deseo de que las
diferencias que siguen existiendo entre ambas Iglesias sobre importantes
cuestiones antropológicas y éticas no deben impedir que se encuentren formas de
colaboración en estos y otros ámbitos.
Y concluyó diciendo:
“Queridos hermanos y hermanas, les agradezco nuevamente
este encuentro, que quisiera que nos confirmara, recíprocamente, en un nuevo
modo de ser: mirando ante todo la grandeza de nuestra fe común y de nuestra
vida en Cristo y en el Espíritu Santo, y, sólo después, las divergencias que
aún subsisten. Les aseguro mi recuerdo en la oración y les pido, por favor, que
recen por mí: tengo tanta necesidad de esto. Que el Señor nos conceda a todos
su misericordia y su paz”.
Este encuentro terminó con el Canto Coral y el rezo del
Padrenuestro. Posteriormente tuvo lugar, en un salón adyacente, el intercambio
de dones y la entrevista con una delegación de esta Iglesia Evangélica.
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