Impulsar la ‘revolución de la ternura’ de Jesús y
el apostolado de la ‘escucha’, como discípulos y misioneros, en su Iglesia,
ante los desafíos y pobrezas de hoy, que nos interpelan
(RV).- El
Papa Francisco alentó a la Asociación católica internacional al servicio de la
juventud femenina, con su cordial bienvenida, agradeciendo la importante
misión que desarrollan y, exhortando a una nueva creatividad, pidió que sean
testimonios creíbles de la felicidad de servir a los demás como Jesús, al
servicio de la vida y de la dignidad humana:
«Expreso
mi gratitud por su generoso compromiso en el servicio a las jóvenes que viven
en situaciones de precariedad y de sufrimiento. Su creciente número y
las múltiples formas de pobreza que sufren nos interpelan y deben
suscitar una nueva creatividad, para ofrecerles la ayuda material y
espiritual que necesitan. Sí, es una verdadera felicidad servir a los
demás, como Jesús. Mediante sus actividades permanentes de acogida y a
través de una reflexión para afrontar los nuevos desafíos generados por
el mundo de hoy, como el fenómeno migratorio, la acción que ustedes
desarrollan quiere estar al servicio de la vida y de la dignidad de la
persona, testimoniando que la auténtica fe en el Hijo de Dios hecho carne
es inseparable del don sí y del servicio. (Exhortación Apostólica Evangelii
gaudium n. 88) Las jóvenes que ustedes acompañan tienen ante todo necesidad de
atención y de escucha. ¡Éste es el desafío para ustedes! ¡El apostolado
tan humano y tan divino de la escucha, que agota, pero que hace tanto bien! Así
las podrán ayudar a crecer en la confianza, a encontrar puntos de referencia y
a progresar en la madurez humana y espiritual, alimentada por los valores
evangélicos. ¡Que ustedes puedan ser para ellas testimonios creíbles,
para que experimenten la alegría de saberse amadas por Dios, Padre
suyo, y llamadas a la felicidad!».
Y al
mismo tiempo, el Papa invitó a dejarse instruir por las jóvenes que acompañan y
ayudan:
«A
pesar de sus dificultades, a menudo ellas testimonian aquellas virtudes
esenciales que son la fraternidad y la solidaridad.
Y nos recuerdan que somos frágiles y que dependemos de Dios y de los demás. Que la
mirada misericordiosa del Padre nos ayude a acoger nuestras pobrezas
para ir adelante con confianza. Y a comprometernos juntos en esa
‘revolución de la ternura’, cuyo camino nos abrió Jesús mediante su Encarnación.
Es bello ser sus discípulos y misioneros, para consolar, iluminar,
aliviar, escuchar, liberar, acompañar. La experiencia que Él nos ha donado
mediante su Resurrección es una fuerza vital que penetra el mundo (cfr.
ibid n. 276) y sobre la cual ustedes se pueden apoyar cada día, porque responde
a los anhelos más profundos del corazón».
Con
su bendición y encomendándolos al amparo de la Virgen María, el Papa Francisco alentó asimismo a estos queridos amigos
a acrecentar su pertenencia a la Iglesia, que es una gran
familia y a perseverar enanunciar a todos la alegría del Evangelio,
teniendo en consideración la diversidad de las culturas, de las tradiciones
religiosas y de la proveniencia de las jóvenes a las que brindan su ayuda,
afianzados en la fraternidad.
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