Unidos
en Cristo impulsemos la paz y la justicia que el mundo necesita con urgencia
(RV).-
Con su cordial bienvenida a los Miembros de la Comisión Internacional
anglicana – católica, el Papa Francisco hizo hincapié en que aunque no se
haya logrado aún la comunión plena, «estamos convencidos de que el Espíritu
Santo sigue impulsándonos hacia ella, a pesar de las dificultades y de
los nuevos desafíos».
La
sangre de los cristianos perseguidos nos une y exhorta a realizar lo que el
Señor quiere para su Iglesia
No
sólo en la antigüedad y en el pasado reciente, subrayó el Santo Padre y recordó
a los mártires anglicanos y católicos en Uganda. Exhortando a no desalentarnos
y a confiar aún más en el poder del Espíritu Santo, que puede sanarnos,
reconciliarnos y hacer todo lo que humanamente parece imposible, el Sucesor del
Pedro recordó la apremiante actualidad del testimonio cristiano:
«Más
allá de toda división, ya existe un fuerte lazo que nos une: es el testimonio
de los cristianos, pertenecientes a Iglesias y tradiciones diversas, víctimas
de persecuciones y violencias, sólo a causa de la fe que profesan. La sangre de
estos mártires nutrirá una nueva era de compromiso ecuménico, una nueva apasionada
voluntad de cumplir el testamento del Señor: que todos sean uno (cfr. Jn
17,21). El testimonio de estos nuestros hermanos y hermanas nos exhorta a
realizar, con determinación, lo que el Señor quiere para su Iglesia. Hoy el
mundo tiene urgente necesidad del testimonio común y alegre de los cristianos,
de la defensa de la vida y de la dignidad humana, en la promoción de la paz y
de la justicia»
El
Obispo de Roma reiteró que la causa de la unidad no es un compromiso opcional
Con
sus felicitaciones por el trabajo realizado, que prevé la publicación en breve
plazo de cinco declaraciones comunes en la segunda fase del diálogo entre
anglicanos y católicos, el Papa puso de relieve el tema elegido para la nueva
sesión de este diálogo, sobre la relación entre Iglesia universal e Iglesia
local, con particular referencia a los procesos de debate y decisiones sobre cuestiones
morales y éticas.
También
señaló que las divergencias que nos dividen no se deben aceptar como
inevitables y renovó su invitación a invocar al Espíritu Santo, para poder
responder a ‘los signos de los tiempos’:
«Invoquemos
juntos los dones del Espíritu Santo para ser capaces de responder con
valentía a los ‘signos de los tiempos’, que llaman a todos los cristianos a
la unidad y al testimonio común. Pueda el Espíritu inspirar abundantemente su
trabajo».
(CdM
– RV)
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