El
Papa Francisco con la bula de convocación para el Jubileo extraordinario de la
Misericordia, Misericordiae
Vultus (11-IV-2015) abre un periodo preparatorio
de oración y estudio, diálogo y acción.
“Hay
momentos en los que de un modo mucho más intenso estamos llamados a tener la
mirada fija en la misericordia para poder ser también nosotros mismos signo
eficaz del obrar del Padre. Es por esto que he anunciado un Jubileo
Extraordinario de la Misericordia como tiempo propicio para la
Iglesia, para que haga más fuerte y eficaz el testimonio de los creyentes”.
El camino de la misericordia, lo viene
recorriendo la Iglesia desde su comienzo, más intensamente desde mediados del
siglo pasado; ahora el Papa Francisco nos lo propone como catalizador de un
impulso nuevo.
“Es
mi vivo deseo que el pueblo cristiano reflexione durante el Jubileo sobre las obras
de misericordia corporales y espirituales. Será un
modo para despertar nuestra conciencia, muchas veces aletargada ante el drama
de la pobreza, y para entrar todavía más en el corazón del Evangelio, donde los
pobres son los privilegiados de la misericordia divina. La predicación de Jesús
nos presenta estas obras de misericordia para que podamos darnos cuenta si
vivimos o no como discípulos suyos. Redescubramos las obras de misericordia
corporales: dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento, vestir al
desnudo, acoger al forastero, asistir los enfermos, visitar a los presos,
enterrar a los muertos. Y no olvidemos las obras de misericordia
espirituales: dar consejo al que lo necesita, enseñar al que no sabe,
corregir al que yerra, consolar al triste, perdonar las ofensas, soportar con
paciencia las personas molestas, rogar a Dios por los vivos y por los
difuntos”.
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