(RV).- Cada día conocemos más avances
tecnológicos que impulsan la comunicación, y en estas nuevas múltiples maneras
aparecen también las aplicaciones, redes sociales, y lenguajes que se deben
adaptar para ser entendidos en el llamado continente digital. Pero sin lugar a
duda el primer y mejor lugar para la comunicación sigue siendo la familia.
“Comunicar
la familia: ambiente privilegiado del encuentro en la gratuidad del amor”, es
el mensaje de la XLIX Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales que
celebra la Iglesia en la fiesta de la Ascensión del Señor. Que nos lleva a
recordar cómo en la familia hemos aprendido a comunicarnos, y sigue siendo un
valor primordial para construir la civilización del amor; pues si en el hogar
los padres comunican amor a sus hijos, será el lenguaje que emplearan toda la
vida.
“Lo
que nos hace entender en la familia lo que es verdaderamente la comunicación
como descubrimiento y construcción de proximidad es la capacidad de abrazarse,
sostenerse, acompañarse, descifrar las miradas y los silencios, reír y llorar
juntos, entre personas que no se han elegido y que, sin embargo, son tan
importantes las unas para las otras”, dice el Papa Francisco en su menaje para
esta jornada.
Así
se convierte la familia en la primera escuela de comunicación, con los gestos
que transmiten el amor cristiano, y que van del encuentro corpóreo hasta la
fundamentación del dialogo como eje principal del hogar, para luego transcender
a la dimensión religiosa con el deseo de comunicarse con Dios, con la oración.
Por esto es que la familia es el primer lugar donde aprendemos a comunicarnos.
“Un
niño que aprende en la familia a escuchar a los demás, a hablar de modo
respetuoso, expresando su propio punto de vista sin negar el de los demás, será
un constructor de diálogo y reconciliación en la sociedad”, está es la mejor
enseñanza que los padres de familia deben impartir a sus hijos, y la metodología perfecta es el
testimonio de su propia vida, ¿cómo comunican el amor a sus hijos?, ¿con cuanta
frecuencia dialogan con ellos?, ¿saben escuchar sus inquietudes?
“Vayan
por todo el mundo y proclamen el Evangelio” (Mc 16, 15), dice Jesús a sus discípulo, es como un mandato adecuado
también para cada familia, donde se debe comunicar la buena nueva para
completar ese reciproco amor entre Dios y el hombre, allí en la familia escuela
de comunicación del evangelio.
P. Johan Pacheco, Radio Vaticano.
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