(RV).- “La paz es un producto artesanal que se construye
día a día queriendo a los demás, pero no existe la paz donde no hay justicia y
donde prosperan los traficantes de armas”, es el aliento del Papa Francisco a
los más de siete mil niños y jóvenes provenientes de las escuelas de Italia y
que forman parte del proyecto educativo de la Fundación “Fábrica de la paz”, a
quienes recibió la mañana de este lunes en el Aula Pablo VI.
La casa de la paz y de la guerra se construye cada día. Con
una diferencia: la primera es un laboratorio artesanal, la segunda es una
industria. La primera busca a la persona con gestos de fraternidad y acogida,
la segunda la destruye por codicia y dinero. En un ambiente festivo, en medio de
cantos y música, el Santo Padre interactuó con los pequeños “obreros de la paz”
a quienes respondió espontáneamente a 13 preguntas iniciando de la más
importante: ¿cómo se construye la paz?:
“La paz no es un producto industrial: la paz es un producto
artesanal. Se construye cada día con nuestro trabajo, con nuestra vida, con
nuestro amor, con nuestra cercanía, con nuestro querernos (…) Lo que destruye
la paz es el no querernos. ¡Esto rompe la paz! Lo que destruye la paz son los
celos, las envidias, la avaricia, quitar las cosas a los otros: esto destruye
la paz”.
La industria de la muerte
Respondiendo a otras preguntas de los pequeños
constructores de paz, el Pontífice afrontó el tema de la inmigración y porque
es tan difícil recibirlos, ¿Por qué las personas poderosas no ayudan a la
escuela? Y sobre todo ¿Por qué tantas personas poderosas no quieren la paz?:
“! Porque viven de la guerra! La industria de las armas:
esto es grave!” Los poderosos, algunos poderosos, se ganan la vida con la
fabricación de las armas (…) ¡Es la industria de la muerte! Es una ganancia (…)
¡Se gana más con la guerra! Se gana dinero, pero se pierde la vida, se pierde
la cultura, se pierde la educación, se pierden tantas cosas. Es por esto que no
la quieren. Un sacerdote anciano que conocí hace algunos años decía esto: el
diablo entra por la billetera. Por la codicia. ¡Y por esto no quieren la paz!”.
Sin paz no hay justicia
¿Saben rezar por la paz? Preguntó el Obispo de Roma a
quienes le preguntaron si la religión podía ayudar en la vida y si algún día
todos seremos iguales:
“! Todos tenemos los mismos derechos ! Cuando no es
evidente esto, esa sociedad o este mundo es injusto. No existe la justicia. Y
donde no hay justicia, no puede haber paz. ¿Entendido? Lo decimos, esto será
bueno… veamos si son buenos: me gustaría repetirlo junto a ustedes más de una
vez… Estén atentos, es así: ‘Donde no hay justicia, no hay paz’… Todos: ‘!
Donde no hay justicia, no hay paz!’ un poco más fuerte… ‘! Donde no hay
justicia, no hay paz!’.
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