(RV).- En el miércoles de la VI semana de
Pascua el Pontífice anunció que la catequesis del día es como la puerta de
ingreso a una serie de reflexiones sobre la vida de la familia, la vida real
con sus tiempos y sus acontecimientos. Papa Francisco volvió a hablar de las
tres palabras “permiso, perdón y gracias”, las cuales, dijo, contienen una
“gran fuerza”: la fuerza de custodiar el hogar aún a través de miles de pruebas
y dificultades.
“Queridos hermanos y hermanas:
La catequesis de hoy quiere ser la puerta de una serie de
reflexiones sobre la vida de la familia, la vida real, cotidiana. Sobre esta
puerta están escritas tres palabras que ya hemos utilizado otras veces:
permiso, gracias, perdón. Más fáciles de decir que de poner en la práctica,
pero absolutamente necesarias. Son palabras vinculadas a la buena educación, en
su sentido genuino de respeto y deseo del bien, lejos de cualquier hipocresía y
doblez”.
Efectivamente, el Papa recordó a San Francisco de Sales que
solía decir: “la buena educación ya es media santidad”. Pero aludiendo a la
memoria histórica el Pontífice puso en guardia sobre el “formalismo de las
buenas maneras”, que puede convertirse en una “máscara” que esconde “la aridez
de ánimo y de desinterés por el otro”. De hecho, “el diablo que tienta a Jesús
hace alarde de las buenas maneras y cita inclusive las Sagradas Escrituras”
advirtió el Papa. “Su estilo aparece como correcto, pero su intento es el de
desviar de la verdad del amor de Dios”.
Más íntimo y más profundo es el amor, más respeto exige
“La palabra Permiso nos recuerda que
debemos ser delicados, respetuosos y pacientes con los demás, incluso con los
que nos une una fuerte intimidad. Como Jesús, nuestra actitud debe ser la de
quien está a la puerta y llama”.
Para entrar en la vida del otro aun cuando éste es parte de
nuestra vida es necesaria la delicadeza de una actitud no invasiva, que renueva
la confianza y el respeto - siguió diciendo Francisco – porque la confianza no
autoriza a dar todo por descontado. Por eso cuando nos preocupamos por pedir
gentilmente también aquello que tal vez pensamos que podemos pretender, ponemos
al amparo el espíritu de la convivencia matrimonial y familiar.
La gratitud, una planta que crece en la tierra de las almas
nobles
“Dar las Gracias parece un signo de
contradicción para una sociedad recelosa, que lo ve como debilidad. Sin
embargo, la dignidad de las personas y la justicia social pasan por una
educación a la gratitud. Una virtud, que para el creyente, nace del corazón
mismo de su fe”.
Muchas veces oímos decir malas palabras y utilizar malas
maneras también públicamente, como si fueran un “signo de emancipación”, pero
ésta es “una tendencia que debe ser combatida en el seno mismo de la familia”,
porque “si la vida familiar descuida la educación a la gratitud y al
reconocimiento, también la vida social lo perderá” argumentó el Papa.
Una palabra difícil y sin embargo tan necesaria
“Finalmente, el Perdón es el mejor remedio
para impedir que nuestra convivencia se agriete y llegue a romperse. El Señor
nos lo enseña en el Padrenuestro, aceptar nuestro error y proponer corregirnos
es el primer paso para la sanación. Esposos, no terminen nunca el día sin
reconciliarse”.
Esta palabra difícil pero a la vez tan necesaria, a la vez
que nos hace dignos del perdón, dijo el Pastor de la Iglesia Universal, abre el
camino para sanar las muchas heridas de los afectos y desgarros en las familias
que comienzan cuando se pierde esta palabra preciosa: “En los hogares en los
que no se piden disculpas comienza a faltar el aire, y las aguas se estancan”,
por eso “¡nunca terminar el día en familia sin hacer las paces!”; basta una
caricia, un pequeño gesto, una palabra, y así: “¡la vida será más bella!”
“Que el Señor nos ayude a colocar estas tres palabras en su
justo lugar, en nuestro corazón, en nuestra casa, y también en nuestra
convivencia civil. Muchas gracias”.
(GM – RV)
No hay comentarios:
Publicar un comentario