Publicado
el 15 may. 2015
El
manifiesto de la vida cristiana se afirma en la noche de la Última Cena. Unas
horas antes de ser “abandonado, traicionado, negado”, Jesús deja a los suyos la
consigna más elevada: “Ámense los unos a los otros como yo los he amado”. El
mandamiento nuevo resume, dijo el Papa en el Ángelus, “todo el mensaje de
Jesús”. Pero no con la abstracción de un precepto, sino con el ejemplo
concreto. Porque, recordó Francisco, a la ley del amor, Jesús fue el primero en
“dar la carne”, demostrando de qué manera es posible ponerlo en práctica:
amando al prójimo. Un amor, fruto del Espíritu Santo, con quien - añadió el
Papa - Jesús “nos llama a amarnos unos a otros, aunque no siempre nos
entendamos, y no siempre estemos de acuerdo.
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