En la ley del Reino de Dios el contracambio no sirve, porque Él dona con gratuidad. Lo dijo el Papa Francisco en la homilía de la Misa matutina celebrada en la Casa de Santa Marta. El Pontífice comentando la parábola de Jesús del Evangelio del día, afirmó que a veces, por egoísmo o ganas de poder rechazamos la fiesta a la cual el Señor nos invita gratuitamente. A veces, advirtió el Papa, nos confiamos de Dios “pero no demasiado”.
"Si la invitación hubiera sido, por ejemplo: Vengan, que tengo dos o tres amigos negociantes que vienen de otro país, podemos hacer algo juntos', seguramente nadie se habría excusado. Pero lo que los asustaba a ellos era la gratuidad. Ser uno como los otros, allí. Precisamente el egoísmo, estar al centro de todo. Es tan difícil escuchar la voz de Jesús, la voz de Dios, cuando uno gira alrededor de sí mismo: no tiene horizonte, porque el horizonte es él mismo. Y detrás de esto hay otra cosa, más profunda: está el miedo de la gratuidad. Tenemos miedo de la gratuidad de Dios. Es tan grande que nos da miedo”.
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