El Santo Padre, al finalizar el ángelus, recuerda el
aniversario de la caída del muro de Berlín y pide una cultura del encuentro que
haga caer los muros. Recemos para que, con la ayuda del Señor y la colaboración
de todos los hombres de buena voluntad, se difunda cada vez más la cultura del
encuentro, capaz de hacer caer todos los muros que aún dividen al mundo, y no
vuelva a suceder que personas inocentes sean perseguidas e incluso asesinadas
por causa de su credo y de su religión. Donde hay un muro hay corazones
cerrados. ¡Son necesarios puentes y no muros!
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