“El creciente número de personas marginadas y que viven en gran precariedad nos interpela y nos llama a una mayor solidaridad para ofrecerles el apoyo material y espiritual que necesitan”. Son las palabras que esta mañana el santo padre Francisco ha dirigido a los miembros de la Asociación Pro Petri Sede, recibidos en audiencia esta mañana durante su peregrinación a Roma. Esta asociación de Bélgica, Luxemburgo y Holanda ofrece ayuda económica anual para las necesidades de la Santa Sede.
Durante su discurso, el Pontífice ha recordado que “tenemos mucho que recibir de los pobres a los que nos acercamos y ayudamos. Luchando con sus dificultades, a menudo dan testimonio de lo esencial, de los valores familiares; son capaces de compartir con aquellos que son más pobres que ellos y lo saben disfrutar”. De este modo ha observado que “la indiferencia y el egoísmo están al acecho. La atención a los pobres nos enriquece poniéndonos en un camino de humildad y verdad”.
Francisco les ha animado a pedir al Señor, en ocasión de este tiempo de Cuaresma que comienza, que les dé "un corazón misericordioso y pobre, que conozca su propia pobreza y se entregue a los demás".
Por otro lado, el Papa ha recordado la preciosa labor que realizan ayudando a las poblaciones más necesitadas del mundo ofreciéndoles el consuelo espiritual de no sentirse olvidados en sus dificultades y de conservar la esperanza. Y así, Francisco ha invitado a los presentes a rezar con insistencia por la paz “para que los responsables políticos encuentren caminos de diálogo y reconciliación” y les ha deseado que su peregrinación “aumente en cada uno el sentido de pertenencia a la Iglesia, que es una gran familia, y la alegría de proclamar a todos el Evangelio".
A continuación, el Santo Padre ha exhortado para que “la fraternidad se fortalezca entre vosotros, para que podáis llevar a cabo vuestra misión al servicio de los pobres y de los pequeños, por los que Jesús tiene un amor especial”. Además, el Papa ha dedicado unas palabras a Bélgica y Holanda, "dos países que han llenado el mundo de misioneros y hoy están en crisis vocacional”. Por eso ha pedido a los presentes que llamen “al corazón de Jesús para que no se olvide de la generosidad de estos dos países y les envíe vocaciones para que la vida de fe pueda crecer más”.
Para finalizar, el Obispo de Roma ha afirmado que “vosotros trabajáis con pobres y amáis a los pobres, pero también pensáis en los pobres de fe, que no tiene fe porque no tienen quien se la predique”. Que el Señor envíe sacerdotes --ha pedido-- para anunciar la fe, y por favor, rezad por las vocaciones de vuestros países.
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