Ciudad del Vaticano, 19 de febrero de 2015 (Zenit.org)
El santo padre Francisco encontró este jueves en
el Vaticano al clero de la diócesis de Roma, su diócesis, para el tradicional
encuentro al inicio de la Cuaresma.
Antes del encuentro en el Aula Pablo VI, fue
distribuido a los presentes un texto del cardenal Bergoglio, cuando en el 2005
intervino en la asamblea plenaria de la Congregación para el culto divino y la
disciplina de los sacramentos, con una reflexión sobre la celebración de la
santa misa. En dicho discurso, entre otras cosas, el cardenal Bergoglio sugería
evitar los comportamientos de 'showman' con una animación superficial, o el de
un sacerdote con el 'síndrome de Marta', o sea tan ocupado con actividades que
no tienen tiempo para realizar una celebración digna.
El texto completo del encuentro que ha durado
unas dos horas, no está aún disponible, porque el Santo Padre quería hablar con
gran libertad a los sacerdotes y por lo tanto no ha sido retransmitido en
directo fuera del Aula, a no ser los tres primeros minutos en la Sala de
Prensa.
Los temas fueron diversos y variados, puesto que
el Papa respondió a varias preguntas de los sacerdotes, incluso de la falta
vocaciones. Sobre los sacerdotes que abandonaron se dijo dolorido, puesto que
son una herida en el interior de la Iglesia y aseguró que no dejará archivado
el tema. Recordó también que el sacerdote debe saber llorar, como había
indicado esta semana en Santa Marta.
El tema central entretanto ha sido el de la
homeliética y el 'ars celebrandi', o sea el arte de celebrar, invitando a los
presentes a recuperar el estupor de la belleza, mientras sea en una atmósfera
espontánea, o sea normal, religiosa pero no artificial.
Se trata, aseguró Francisco, de recuperar un poco
el 'estupor', aquello que se siente en el encuentro con Dios, porque cuando se
reza se siente este estupor, mientras que si se reza de manera formal, no.
Invitó por ello a “rezar delante de Dios junto a la comunidad”, y a no celebrar
de manera sofisticada, artificiosa, o abusando de los gestos.
Insistió en el 'estupor', o sea “la capacidad de
hacer entrar en el misterio”. Ni demasiado rígidos “excesivamente rubricista”,
y sin volverse el “protagonista” lo que “no hace entrar en el misterio”.
Contó de unos amigos que años atrás en Buenos
Aires le habían confiado: 'Estamos contentos porque hemos encontrado una
iglesia en donde hay misa sin homilía'. E introdujo así el tema de la homilía,
que “es un verdadero desafío”, que “trae en sí la gracia, como un sacramental
fuerte”. Y consideró que en realidad la homilía está a mitad entre el 'ex opere
operantis', y el 'ex opere operatur'. O sea: cuando la disposición del sujeto
que celebra determina la gracia, y cuando la gracia es transmitida por el hecho
de cumplir la acción.
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