«Hay
que tener la valentía y la fantasía de construir el camino justo para integrar
en el mundo, el desarrollo, la justicia y la paz»
(RV).-
Lo reiteró el Papa Francisco al recibir a la Confederación de
cooperativas italianas, extendiendo en su denso discurso una especial
exhortación a las de todo el mundo. Tras recordar la historia de la realidad
que representan, como «memoria viva de un gran tesoro de la Iglesia italiana»,
el Obispo de Roma puso en guardia contra los peligros de poner el dinero por
encima de la dignidad y centralidad de la persona humana recordando, con
Basilio de Cesarea, Padre de la Iglesia del IV siglo, evocado por san Francisco
de Asís, que el dinero es el estiércol del demonio. Y alentó a luchar contra
las cooperativas deshonradas e inmorales:
«Lo
repite una vez más el Papa ¡el dinero es el estiércol del diablo!Cuando el
dinero se vuelve un ídolo, manda las opciones del hombre Y entonces arruina al
hombre y lo condena. Hace que se vuelva un siervo. El dinero al servicio de la
vida puede ser gestionado de manera justa por la cooperativa, si ésta es una
cooperativa auténtica, verdadera, donde no manda el capital sobre los hombres,
sino los hombres sobre el capital.
Por
ello les digo que hacen bien – y les digo que lo hagan cada vez más – en
contrastar y combatir contra las falsas cooperativas, aquellas que
prostituyen su propio nombre de cooperativa. Es decir, de una realidad
tan buena, para engañar a la gente con objetivos de lucro contrarios a los de
la verdadera y auténtica cooperación. Les digo que hacen bien,
porque es una vergonzosa y gravísima mentira, que no se puede absolutamente
aceptar, el que se asuma en el campo en que obran, una fachada honrada, y
sin embargo, persigan finalidades deshonradas e inmorales, dirigidas a la
explotación del trabajo o a las manipulaciones de mercado, llegando incluso a
escandalosos tráficos de corrupción».
El
Papa Bergoglio, evocando el magisterio petrino de sus predecesores,
renovó sus llamamientos a globalizar la solidaridad.
Alentando
a llevar la cooperación en los distintos sectores, a las nuevas fronteras del
cambio, hasta las periferias existenciales, donde el sistema
socio-político actual parece destinado a sofocar la esperanza, el Santo Padre,
con una exhortación y apoyo especial a las ‘empresas recuperadas’,
recordó a los que no tienen empleo – entre ellos a los jóvenes, a las mujeres,
adultos. La necesidad de impulsar una red de asistencia
sanitaria; de justicia social; de armonización entre trabajo y
familia, saliendo al paso de las necesidades de niños y ancianos. Y la
necesidad de invertir bien, juntando los medios buenos para realizar obras
buenas.
(CdM
– RV)
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