(RV).-
En un videomensaje para el encuentro internacional, en
preparación de la EXPO 2015 de Milán, sobre el tema Nutrir el Planeta,
Energía para la Vida, el Papa Francisco presentó tres
actitudes concretas, para superar la tentación de sofismos que, en lugar de
acabar verdaderamente con la injusticia del hambre en el mundo, se quedan en la
nada:
«Optar
a partir de la prioridad: la dignidad de la persona, ser hombres y
mujeres testimonios de caridad; no tener miedo de custodiar
la tierra que es madre de todos».
El
Santo Padre empezó recordando sus palabras en la FAO, en las que subrayó que,
«además del interés por la producción, la disponibilidad de alimentos y el
acceso a ellos, el cambio climático, el comercio agrícola», «la primera
preocupación debe ser la persona misma, aquellos que carecen del alimento
diario y han dejado de pensar en la vida, en las relaciones familiares y
sociales, y luchan sólo por la supervivencia» (Discurso a la FAO,
24 de noviembre de 2014). Y, evocando a San Juan Pablo II reiteró la «paradoja
de la abundancia»:
«Hoy,
en efecto, a pesar de la multiplicación de las organizaciones y de las
diversas intervenciones de la comunidad internacional sobre la nutrición,
vivimos lo que el Santo Papa Juan Pablo II indicaba como
«paradoja de la abundancia». En efecto, «hay comida para todos, pero no
todos pueden comer, mientras que el derroche, el descarte, el consumo excesivo
y el uso de alimentos para otros fines, están ante nuestros ojos. Esta es la
paradoja. Por desgracia, esta «paradoja» sigue siendo actual. Hay
pocos temas sobre los que se esgrimen tantos sofismas como los que se dicen
sobre el hambre; pocos asuntos tan susceptibles de ser manipulados por los
datos, las estadísticas, las exigencias de seguridad nacional, la corrupción o
un reclamo lastimero a la crisis económica». (ibid)
Les
sugiero tres actitudes concretas, dijo el Papa Bergoglio, indicando la
importancia de «ir de las urgencias a las prioridades»; de que «sean
testimonios de caridad» y de que sean «custodios y no dueños de la
tierra».
En
la primera actitud, «ir de las urgencias a las prioridades», el Obispo de Roma
reiteró que la «inequidad» es la raíz de todos los males:
«Deseo
repetirles lo que escribí en la Evangelii gaudium: ‘no a una
economía de la exclusión y la inequidad». Esa economía mata’».
Por
lo que es necesario, si queremos resolver verdaderamente los problemas,
resolver la raíz, la inequidad. Hay opciones prioritarias:
renunciar a la autonomía absoluta de los mercados y de la especulación
financiera y actuar ante todo sobre las causas estructurales de la inequidad,
recordó el Papa.
En
la segunda actitud: «sean testimonios de caridad», el Santo Padre recordó
también la importante responsabilidad de la política:
«La
política, tan denigrada, es una altísima vocación, es una de las formas más
preciosas de la caridad, porque busca el bien común. Tenemos que
convencernos de que la caridad «no es sólo el principio de las
micro-relaciones, como en las amistades, la familia, el pequeño grupo, sino
también de las macro-relaciones, como las relaciones sociales, económicas y
políticas» (Evangelii gaudium 203)
Y en
la tercera actitud, «custodios y no dueños de la tierra», recordando la
importancia de la custodia - empeño que compete a todos y no sólo a los
cristianos – renovó lo que pidió al comenzar su pontificado:
«Les
encomiendo lo que dije en la Misa al comienzo de mi ministerio como Obispo de
Roma: ‘Quisiera pedir, por favor, a todos los que ocupan puestos
de responsabilidad en el ámbito económico, político o social, a todos
los hombres y mujeres de buena voluntad: seamos «custodios» de la
creación, del designio de Dios inscrito en la naturaleza, guardianes
del otro, del medio ambiente; ¡no dejemos que los signos de destrucción y de
muerte acompañen el camino de este mundo nuestro! ¡Pero, para «custodiar»,
también tenemos que cuidar de nosotros mismos! (...) No debemos tener miedo de
la bondad, más aún, ni siquiera de la ternura».
(CdM
– RV)
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