(RV).- En su primera cita
del 2015 con los peregrinos de tantos países, el Papa Francisco reiteró sus
mejores deseos de esperanza y de paz para el nuevo año. En el marco de sus
catequesis sobre la familia, destacó el papel
central de las mamás, así como su importante
contribución en la sociedad y en la Iglesia, recordó a María, Madre
de Dios y de la Iglesia y extendió su cariñoso agradecimiento
a todas las mamás del mundo.
En la alegría de este tiempo navideño, el Obispo de Roma invocó
sobre las familias del mundo la gracia y la paz del Señor
Jesús, Hijo de Dios e Hijo de María, Madre
nuestra. Y agradeciendo las numerosísimas felicitaciones para
estas fiestas y las oraciones por su magisterio pontificio, deseó de todo
corazón Feliz Año, rogando a la Virgen María Madre de Dios y de la Iglesia que
sea la estrella que protege la vida de las familias.
Saludando cordialmente a los peregrinos de lengua francesa, en
particular a la delegación de los imanes franceses empeñada en las relaciones entre cristianos y musulmanes, así
como al grupo proveniente de diversos medios de comunicación de Francia, el
Papa Francisco deseó que en este tiempo de Navidad todos impulsen con valentía
su servicio en favor de la paz, de la fraternidad y de la verdad.
Con su cordial bienvenida a los peregrinos de lengua árabe, en
especial a los de Oriente Medio, el Papa alentó
a estos queridos hermanos y hermanas a escuchar a las mamás: «¡una mamá sabe
siempre qué es lo más importante para que un hijo camine bien en la vida y está
siempre lista a sacrificar su vida por sus hijos!»
Con profunda emoción, el Santo Padre dirigió un saludo
entrañable y cordial también a los peregrinos polacos, «en particular, para la
delegación de supervivientes del campo de concentración de Auschwitz,
liberados hace setenta años».
Mirando a María Madre de Dios, el Papa se quiso dirigir a todas
las madres:¡queridísimas mamás, gracias, gracias, por lo
que son en la familia y por lo que dan a la Iglesia y al mundo!
Agradeciendo a los circenses
del Golden Circus, el Obispo de Roma destacó la importancia de crear belleza en
sus espectáculos. La belleza que hace bien al alma y
a la razón. Al pensar, «porque somos
animales que piensan, no que piensan como animales» - bromeó, para luego destacar la importancia
de la armonía de
la mente y del corazón. « ¡Dios es verdad, es bueno y es bello!» Y « ¡la humanidad tiene
tanta necesidad de belleza!»
Y en sus palabras a los
jóvenes, a los enfermos y a los recién casados – «a los que llamo valientes
¡porque hay que ser valientes para casarse!» - recordó que, después de la Epifanía debemos
seguir mirando la estrella que
los Magos siguieron. A los queridos jóvenes los
alentó a ser testimonios entusiasmados de la luz de Cristo entre
sus coetáneos. A los queridos enfermos, a tomar de su luz la fortaleza en el
dolor. Y a los queridos recién casados a ser signo de la presencia luminosa de
Dios con su amor fiel. (CdM – RV)
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